PETER WEISS - OBRA: "PERSECUCIÓN Y ASESINATO DE JEAN-PAUL MARAT - MARAT SADE"





 






 

 

 


PERSECUCIÓN Y ASESINATO DE

JEAN-PAUL MARAT

MARAT SADE

 

DE PETER WEISS

 

II ACTOS









DIRIGE: EDUARDO NAVARRO IBÁÑEZ








PERSONAJES:

I. El marqués de Sade
II.                 Jean- Paul Marat
III.              Simone Evrard
IV.              Charlotte Corday
V.                 Duperret
VI.              Jacques Roux
Los Cuatro Cómicos
VII.           Kokol
VIII.        Polpoch
IX.              Cucurucú
X.                 Rossignol
XI.              Pacientes (10)
XII.           Pregonero
XIII.        Cinco músicos
XIV.        Mozos de hospital
XV.           Hermanas enfermeras
XVI.        Coulmier
XVII.     Madame Coulmier
XVIII.  La mujer y la hija de Coulmier
XIX.        Paciente esquizofrénico

Otros:
-     5 músicos
-     La madre
-     El padre
-     El maestro
-     Representante del ejército
-     Representante de la ciencia
-     Nuevo rico
-     Voltaire
-     Lavoisier
-     Sacerdote
-     Paciente esquizofrénico
-     Coro

ACTO PRIMERO


Tañido  de  la  campana  del  Hospicio  detrás  de  la  escena.
Se levanta el telón.




1        DESFILE


La escena representa la sala de baños el hospital. A la derecha e izquierda bañeras e instalaciones para duchas. En el fondo un estrado al que se llega por varios escalones, con bancos y mesas para masaje. En el centro bancos para los actores, las enfermeras y los mozos. Las paredes están encaladas en blanco hasta una altura de unos tres metros. En la parte más alta de las paredes laterales se abren ventanas.
La parte frontal del estrado y las filas de bañeras de los lados están separadas del centro por una barandilla. La barandilla queda alta respecto al suelo, y de ella cuelgan cortinas que pueden cerrarse para ocultar a los pacientes.
En el centro y en primer término se ha indicado una superficie redonda para la representación. A la derecha se encuentra un podio con la bañera de Marat, y a la izquierda otro con la silla de Sade. A la izquierda y en primer término se levanta una tribuna para Coulmier y su familia. A la derecha y en primer término hay otra tribuna en la que los músicos se encuentran ya preparados.
Sade esta terminando los últimos preparativos de la entrada de los actores.
Los mozos terminan en este momento unas pocas operaciones cotidianas de baño y masaje.
En el fondo, los pacientes están sentados o  echados  en el estrado. Sade hace una señal y, por la puerta lateral derecha y al fondo entran los actores, dirigidos por Coulmier con su familia y acompañados por enfermeras y mozos.
Los pacientes se ponen de pie.
La procesión avanza solemnemente. Se oye la campana del Hospicio.
Marat, cubierto con su paño blanco y acompañado por Simone, es colocado en la bañera.
Dos hermanas llevan hasta un banco a la Corday que no puede sostenerse.
Duperret, Roux y los cuatro cómicos se sitúan mientras Coulmier llega a la superficie de representación. El pregonero se encuentra en el centro de la escena. Sade se mantiene cerca de su silla, que esta sobreelevada. Termina el tañido de la campana.




2        PRÓLOGO


1.-COULMIER
Como director de Hospicio de Charenton
Les doy la bienvenida a este salón.
Agradecemos al señor de Sade, aquí internado y presente,
El que para deleite y edificación de los demás pacientes
Haya querido componer y ensayar
El drama que se va a representar.
Su atención les rogamos nos concedan,
Pues lo harán todos lo mejor que puedan,
Aunque sin más experiencia teatral
Que la adquirida en este Hospital.
Como modernas e ilustradas gentes
Sostenemos que en el presente
los pacientes del manicomio
no deben ya sufrir violencia y oprobio
sino al arte y la cultura dedicarse,
     para que puedan los principios confirmarse
que en solemne decreto un día acuñamos
de los derechos humanos.
Nuestro drama se va a representar
en los baños de este lugar,
y en modo alguno nos detiene
la técnica conquista de la higiene,
que es al contrario la escenografía
para el señor de Sade y su dramaturgia,
pues nuestro drama les mostrara ahora
de aquel Jean-Paul Marat la ultima hora,
la cual pasó en el baño, como es sabido,
donde fue por Charlotte Corday sorprendido.





3        EXPOSICIÓN

El pregonero hace con su bastón una señal a la orquesta.
Música solemne.
Coulmier y su familia se dirigen a la tribuna de la izquierda.
Sade se sube a su podio.
Ponen a Marat en la bañera. Simone le pone la venda de la cabeza y la toalla por los hombros.
Las hermanas ordenan el vestido de Corday.
Todo el grupo asume la actitud e un “tableau” heroico.
Termina la música.


4        PRESENTACIÓN

2.- PREGONERO
Golpea tres veces el suelo con el bastón

Reconozcan a Marat en la figura primera,
que ya ha tomado asiento en la bañera.

Le señala el bastón.

Se encuentra en su quincuagésimo año,
y en torno del cabello lleva un paño.

Lo indica


Su piel esta amarilla e inflamada

Señala el cuello de Marat.


Pues por una erupción desfigurada.
El agua fresca en que se sume.

Señala la bañera


Alivia la fiebre que le consume.

Marat empuña la pluma y empieza a escribir

Para representar este papel hemos elegido
a uno por paranoia aquí acogido;
con nuestra hidroterapia hemos logrado
éxitos antes nunca imaginados.
La dama que inclinaba le atiende,
y cuyo contacto él consiente,
no es la Corday, sino Simone Evrard,
a la que en vida quiso desposar,

Indica a Simone, que se inclina torpemente sobre Marat y le cambia la venda de la cabeza.

No en ceremonia en la iglesia profesa,
al aire libre sin una promesa.
Vean aquí a la Corday de nuestra historia,

Señala a la Corday, que se alisa el vestido y se asegura el velo del pecho.
Es de Caen, nobleza labradora,
lindo vestido, zapato bien hecho,
y ahora se esta tapando el pecho.

La señala.
Según opinión nuestra y de los que la han de historiar, su figura no se puede ignorar.
La Corday se yergue.
Pero como la actriz, en nuestra institución,
padece letargo y depresión.

La Corday, con los ojos cerrados, echa la cabeza muy para atrás.
Solo podemos esperar.
Significativamente, dirigiéndose a la Corday.
Que consiga el papel recordar.
Señala a Duperret.
Con peluca empolvada y calzón de seda
Ahí ven a Duperret de la tragedia.
Cada vez que interviene aporta distinción
al caos de la Revolución.
Y como destacado girondista,
Marat lo tiene en su negra lista.
Aparte de eso es hombre retozón,
y es en el fondo de buen corazón.

Duperret se adelanta para acariciar disimuladamente a Charlotte Corday.
El pregonero le rechaza con un bastonazo n la mano.
Una hermana arrastra a Duperret hacia atrás.

Por radicalismo político esta internado

Señala a Roux, que se adelanta los codos y levanta el rostro.

El monje allá en el fondo situado.
El de Jacques Roux es su papel;
Marat contaba en su Revolución con él.
Más con la censura, desgraciadamente,
ha tachado aquí mucho pertinente
Eran tonos demasiado violentos
para el que guarda el orden de estos tiempos.

Roux abre la boca y agita violentamente los codos en la camisa de fuerza.
Coulmier levanta el índice amenazadoramente.

Respetable publico, compuesto de todos los estamentos

Señala al público.
Es también el conjunto en este aposento
Señala a los actores.
Véanlo en el ejemplo de los cuatro cómicos.
Los indica.
Cuidados por nuestros doctores.
Ya hace tiempo que cuevas y caminos dejaron de ser el destino.

Mostrándolos uno a uno.

De Cucurucú, Polpoch y Kokol, y del antes venal Rossignol.

Cada uno de los nombrados cambia de postura con un estudiado movimiento, como los charlatanes de feria; Rossignol hace una reverencia.
Y si ahora contemplamos al caballero un tanto grueso.
Señala a Sade que, aburrido, da la espalda al público.
Que de una mala gloria bajo el peso
Cinco años en la casa ya ha pasado, 
por muchos perseguido y acosado,
en él veremos al señor de Sade, antes marqués
cuyo genio sin par de este drama autor es.
Y de obras que ignoraron y quemaron.
Y por las cuales lo desterraron.
Ahora, tras esta breve introducción,
Esta ya en marcha nuestra producción,
Y hoy trece de julio de mil ochocientos ocho
Verán como empezó la eterna noche,
quince años ha, para el de la bañera,

Señala a Marat.
Cuando broto la sangre primera
Señala el pecho de Marat.
De aquella herida que esta, como premeditado,
Le abrió en el pecho con puñal comprado.

Señala a Corday.
Música:
Las hermanas calman a la Corday y la echan en el banco. Simone se sienta en el canto del podio, detrás de la bañera de Marat. Sade toma asiento en su silla. Roux y Duperret se retiran a un banco.
Los cuatro cómicos se preparan para el homenaje a Marat.




5                   HOMENAJE A MARAT


3.-KOKOL Y POLPOCH
Recitativo.
Un lustro pasado había
Desde que nuestra Revolución nacía,
Desde que el mu-mú de oro destronamos
Y a muchos en una cabeza abreviamos.

4.-CORO
Al fondo.
Cantado.
Con los aristócratas a la farola,
y los prelados dejen la iglesia sola

5.-CUCURUCÚ Y ROSIGNOL
Recitativo.
E igual que hoy hacemos de la guerra memoria,
Así aquel recordaba la primera victoria,

Señalan a Marat.
en vísperas de la fiesta de la Revolución
luego consumada por nuestro emperador Napoleón.

6.- Coro
Al fondo.
Cantado.
Los generales, ahorcados
Los generales, empalarlos.

7.- ROUX
¡Viva la Revolución!
Los cuatro cómicos y otros pacientes se sitúan en torno de la bañera, como para una apoteosis. Levantan una corona de hojas.
8.-PACIENTE 1
Al fondo.
Marat, nuestra fosa no queremos abrir
9.- PACIENTE 2
Al fondo
Marat, queremos comer y vivir.
10.- PACIENTE 3
Al fondo
Marat, más cucuruchos no queremos pegar.

11.-TODOS LOS PACIENTES
Marat, queremos nuestro bienestar.

12.- KOKOL
Señalando la corona
Con estas hijas te coronamos Marat a falta de laurel que se ha acabado con tanto cráneo de académico, caudillos de ejércitos y príncipes.
Le ponen la corona a Marat, le sacan la bañera y dos pacientes lo pasean a hombros

13.-Coro
¡Viva Marat!
En ti nos apoyamos,
Eres el único en quien confiamos.

Pasean a Marat por la superficie de la representación. Simone va al lado de él, observándole angustiada. Los cuatro cómicos y los pacientes de la comitiva; hacen estudiados gestos de homenaje.
14.- ROSSIGNOL
Ingenuo, tomándose el juego en serio.
Padrecito Marat, como te has puesto de rascarte.
Con nuestra revolución procura no equivocarte.

15.- CUCURUCÚ y POLPOCH
Cantado
Marat  inflexible desde hace cuatro años,
Rastreando traidores y sufriendo los daños.
Marat ante los jueces y escondido,
Por todos los rincones perseguido.

16.-CUCURUCÚ Y ROSSIGNOL
Contra los cortesanos y contra el clero,
Contra los ricos y los monos guerreros
Siempre descubriendo la palabrería
de los lamé pies de la monarquía.

17.- CUCURUCÚ Y POLPOCH
Mientras los gobernantes, los nuevos señores
se las dicen de todos los colores
cierran el paso al que camina
y se mandan a la cárcel y a la guillotina.

18.-CUCURUCÚ  Y ROSSIGNOL
Y siguen hablando de lo derechos, que ya nos conquistamos
entonces, cuando la entera banda dispersamos
y aquel supuesto inexpugnable fuerte
pulverizamos rápidamente.

19.-LOS CUATRO CÓMICOS Y EL CORO
Marat, con nuestra revolución ¿Qué esta pasando?
Marat, no queremos seguir esperando.
Marat, seguimos siendo pobre gente,
y queremos los cambios hoy inmediatamente.

Solemnemente vuelven a colocar a Marat en la bañera.
Le quitan la corona de la frente.
Simone le cambia la venda diligentemente y le arregla la toalla
de los hombros. Termina la música.
Sade sigue sentado, inmóvil y domina la escena
con un gesto drástico.




6        AGITACIÓN SOFOCADA

20.- ROSSIGNOL
Ya están los nuevos chupándole la sangre,
y echándonos trocitos de papel
que representan dinero y solo
sirven para limpiarse el trasero.

21.- PACIENTE 1
El hambre es, entre todos, nuestro único derecho.
22.-  PACIENTE  2
Nuestro único trabajo es vagar sin provecho.
23.-  PACIENTE 3
Nos comen los piojos en fraternidad.
24.-  PACIENTE 4
Y podemos reventar con igualdad.
Coulmier se levanta nervioso
25.- ROUX
¿Quién reina en los mercados?
¿Quien tiene cerrados los graneros?
¿Quién ha sustraído las riquezas e los palacios?
Quien se ha instalado en las tierras
que habían de ser repartidas?

Coulmier lanza miradas en torno suyo. Una hermana retira a Roux.
26.-Los pacientes
Al fondo, tras ponerse de acuerdo, hablan
Marcando el ritmo con las manos.
¿Quién nos tiene presos, quien quiere encerrarnos?
Estamos sanos y queremos liberarnos.

Agitación.
27.- Coulmier
Golpea la barandilla con el bastón.
¡Señor de Sade!
Sade no reacciona a la llamada.
Ya veo que tendré que ser yo la voz de la razón.
¿Cómo va a acabar esto, si ya al principio del drama?
autorizamos tanta agitación?
Me permito pedir mayor serenidad.
Hoy son, en suma, los tiempos otros,
y debemos esforzarnos
por trasfigurar un poco
los excesos ya olvidados.

Los mozos rechazan a los pacientes. Unas cuantas hermanas se sitúan ante ellos y los calman con letanía.



7        SE PRESENTA CHARLOTTE CORDAY

La Corday, sentada ensimismada en su banco, es preparada por las hermanas.

28.-PREGONERO
En la nube de su fiebre y de su sueño.
Aquí ven a Marat, un hombre del pueblo.
Ahí ven su mano, que le reposo se niega,
Mientras termina el griterío que llega.
Vean fija en el mapa de Francia la mirada suya

Señala el mapa desplegado por Marat
Mientras esperan
Se vuelve.
Murmullo creciente en el fondo.
29.- CORO
Murmurando.
Corday, Corday.
30.-PREGONERO
Mientras esperan que esta lo destruya.
Señala con el bastón a Corday.
La orquesta entona el tema de Charlotte Corday.
Pausa.
El pregonero espera que las hermanas terminen de preparar a la Corday.
Y ninguno de nosotros,
Y ninguno de nosotros.

Las hermanas llevan adelante a la Corday.
Puede evitar la cosa cierta:
Que ella esta ya dispuesta ante su puerta.
El pregonero golpea el suelo tres veces con el bastón. Las hermanas sitúan a la Corday en el círculo de la representación. Como si tratara de un acto ritual.
Termina la música. Se retiran las hermanas.
31.-CORDAY
Adormilada y vacilante.
Pobre Marat, en su bañera,
Por el veneno corroído.

Despertándose.
Administrándolo insidiosamente
Envenenando a las gentes,
Empujándolas a matar y a pillar.
Marat,
Ha llegado,
Yo,
Charlotte Corday, de Caen,
En donde se reúne el ejército de la liberación:
Yo soy la primera que llega, Marat.
Pausa.
Un acorde de laúdes para introducir el acompañamiento musical.
Los cambios vimos una vez tú y yo
Tal como los pensara el gran Rousseau.
Y a pesar de eso no nos uníamos,
Porque era distinto lo que entendíamos
El elegir palabras iguales
Para decir nuestros ideales,
Los dos buscamos de la libertad el puerto,
Pero tu camino pasa por una montaña de muertos.
Como una boca sola hablamos e armonía:
Tú pronto nos mostraste lo que entendías.
Por eso tuve que abandonarte
Y me pongo el deber de matarte.
Para salvar a miles a uno matare
Y de sus cadenas los desataré.

Termina la música.
La Corday sigue de pie, con la cabeza hundida. Se le acercan las hermanas y la retiran.



8        YO SOY LA REVOLUCIÓN

32.- MARAT
Tiránico.
Simone, Simone,
Añade agua fría,
Dame una venda nueva para la frente.
¡Oh, que picor!
Este picor es insoportable.

Simone esta dispuesta a sus espaldas y ejecuta con movimientos de maníaca lo pedido. Le cambia la venda de la cabeza, le abanica la espalda con la toalla y vacía en la bañera una jarra de agua.
33.- SIMONE
Jean-Paul, no te rasques así,
Que te desgarras la piel.
Deja de escribir, Jean-Paul,
Que eso no trae nada bueno.

34.- MARAT
Mi proclama,
Mi proclama del catorce de Julio
A la nación francesa.

35.- SIMONE
Jean-Paul, tienes que cuidarte,
Ya has puesto toda el agua roja.

36.- MARAT
¿Y qué es una bañera llena de sangre
Al lado de la que aun hay que derramar?
Ambos pensábamos que bastarían cien muertos
Luego vimos que miles serian pocos,
Y hoy ya no podemos contarlos,
Por todas partes,
Por todas partes.

Se incorpora en la bañera.
Los cuatro cómicos están jugando a las cartas y van cantando en voz baja su canción de la escena 5.
Allí, y allí.
Detrás de las paredes,
Encima de los tejados,
En los sótanos,
Los hipócritas
Se ponen nuestro gorro frigio
Y llevan en la camisa aun las armas del rey.
Están de nuestro lado,
Pero cuando en la calle asaltan una tienda
Gritan todos:
¡Harapientos, canallas, montón de proletarios!
Simone, Simone,
Me arde la cabeza.
No puedo respirar.
Simone:
El ruido de la calle esta dentro de mí.
Simone:
Y o   s o y   l a   R e v o l u c i ó n

Las hermanas vuelven a adelantar a la Corday.




9        PRIMERA VISITA DE LA CORDAY

37.- PREGONERO
Golpea tres veces el suelo con el bastón y señala a Corday.
Las hermanas introducen a la Corday en el círculo de la representación.
Duperret la sigue y se queda arrodillado al borde del círculo.
Simone está de pie entre Corday y la bañera

Primera visita de la Corday.
La orquesta entona el tema de Charlotte Corday.

38.- CORDAY
Vengo a hablar con el ciudadano Marat.
Tengo que darle noticias importantes
Sobre la situación en mi ciudad de Caen,
Donde los conjurados se reúnen.

39.-SIMONE
No deseamos visita,
Queremos tranquilidad.
El que quiere decir algo a Marat
Ya se lo escribirá.

40.- CORDAY
No puedo escribir lo que he de decirle.
Quiero estar a su lado y verle.

En un tono de declaración de amor.
Quiero ver como tiembla,
Y el sudor de su frente,
Y empujar el puñal entre sus huesos,
El puñal que me escondo en el velo.

Poseída.
Con las dos manos tomaré el puñal
Y lo hundiré en su carne.
Luego  le escucharé

Se acerca al podio de Marat.
Que puede contestarme
Se queda en pie al lado de la bañera, saca el puñal Y lo levanta para herir.
Simone la mira petrificada.
Sade se levanta de su asiento.
41.-SADE
Todavía no Corday,
Tres veces llegas a su puerta

La Corday se detiene, esconde el puñal y se retira modestamente hasta su bando, seguida por Duperret y las hermanas.



10    CANCIÓN Y PANTOMIMA DE LA LLEGADA DE CHARLOTTE CORDAY A PARÍS

Acompañando a la canción, algunos pacientes actúan como mimos. Sueltos pasean alrededor del círculo de la representación. Disfrazados rudimentariamente representan tipos de época. Uno como “incroyable”, otro “merveilleuse”, otro con abanico, otro como mercader, otro como cuchilleo, otros más como mozas alegres, moviendo mucho las caderas. También hay un acróbata o un vendedor de flores. La Corday rodea también el circulo, pero andando en sentido contrario al de los mimos. Su actitud es la de la muchacha provinciana que llega por vez primera a la ciudad y lo contempla todo llena de admiración.

42.- KOKOL Y POLPOCH

Situados al borde del círculo. Con acompañamiento musical.
Cantado.
Charlotte Corday, una vez llegada,
Vio en todas las casas banderas colgar,
Por el viaje estaba todavía apagada
Pero ya era tarde para descansar
Fue al Palais Royal, al sol mañanero
Alguien le había hablado de un buen cuchillero.

43.- CUCURUCÚ Y ROSSIGNOL
Fue viendo por los mostradores
Cremas, esencias y afeites de mil colores
Remedios contra la sífilis le ofrecieron,
Y en todos los tonos la invitaron y requirieron,
Le salieron con cajas y jarritas,
Y con consoladores y esponjitas.

44.- KOKOL Y POLPOCH
Pero ella a nadie presto cura,
Sino que entró resuelta en la tienda ya dicha,
Compró un puñal de blanca empuñadura;
Preguntó el vendedor: ¿para cuya desdicha?
Pero ella sonrío, y, como es bien sabido,
Pagó dos libras, lo convenido.

Ejecutan la pantomima de la compra, del puñal.
Charlotte Corday elegí el cuchillo, lo toma y lo paga. Lo esconde bajo el velo del escote. El vendedor le mira el pecho y hace un gesto de admiración

45.- CUCURUCÚ Y ROSSIGNOL
Oyó cantar los pájaros de las Tullerías.
Y le llego el perfume de las flores
Y tampoco se paró ante las perfumerías
Sino que se volvió a los callejones
Donde el olor a flores con el de la sangre se mezclaba,
Donde la gente aplaudía y silbaba
Al paso de las altas carretas
Llenas de formidables majaretas.

La pantomima  se intensifica y se trasforma en una danza de la muerte.
La música subraya el ritmo monótono.
Dos pacientes, cubiertos por  un paño, figuran un caballo. Arrastran una carreta con condenados en mangas de camisa. Un sacerdote los bendice. Los pacientes que acompañan a la carreta se retuercen de delicia, bailan y tiemblan. Algunos caen con convulsiones. Se oyen risitas y gemidos apagados.
El ruido de los pasos sigue el ritmo de la música

46.- CORDAY
Vuelta hacia el publico, desde dentro del circulo.
Tras ella sigue la marcha.
¿Qué ciudad es esta,
Cuya niebla apenas atraviesa el sol?
Pero no es niebla ni lluvia,
Es un cálido vapor denso
Como el de los mataderos.
¿Por qué esa alegría?
¿Qué arrastran ahí?
¿Qué llevan en  las picas?
¿Por qué saltan, por que bailan?
¿Qué risa es esa que los sacude?
¿Qué aplauden tan contentos?
¿Por qué chillan los niños?
¿Qué grumos son esos por los que pelean?
¿Qué ciudad es esta,
En cuyas calles yace la carne desnuda?
¿Qué rostros son éstos?

A sus espaldas la danza de la muerte. Los cuatro Cómicos se suman a los que bailan. La carreta se convierte en patíbulo. Dos pacientes representan la guillotina. Se prepara con todos los espantosos detalles una ejecución. La Corday se repliega en si misma y queda sentada en el suelo junto al borde anterior del círculo.
Pronto dejarán de estar en torno mío
Esos rostros,
Y sus ojos y sus bocas
Dejaran de acosarme



11    TRIUNFO DE LA MUERTE


Los mimos revientan con un cuchillo la gran barriga del sacerdote, que se deshincha sonoramente. El condenado yace visible sobre un bloque o tajo, con el cuerpo inclinado hacia adelante. Le cortan las manos con una sierra.

47.-MARAT
Habla hacia delante
Lo que ahora ocurre es inevitable,
Pues ¿qué es lo que no habrán sufrido
Antes de poder vengarse?
No estáis viendo más que su venganza;
No presumáis de haberlos inducido.
Lloráis ahora, retrasados justos
La sangre que ellos vierten.
Pero ¿Qué es esa sangre ante la sangre
Que ellos han derramado por vosotros
En vuestras correrías y talleres?

Caen las manos de la victima
Jolgorio
Empiezan a aserrarle el cuello.

¿Qué son los sacrificios que hoy se exigen,
Al lado de lo que hicieron ellos
Para alimentaros?
¿y que son cuatro casas saqueadas,
Al lado de la expoliación que aplasto ellos?
Nunca os conmueve
Que el pueblo muera ante el hostil ejército
Con el que conspiráis en secreto.
Esperáis de su derrota vuestro triunfo,
Y si llegara no arrugaríais el noble ceño
Ahora fruncido de indignado asco.

48.- COULMIER

Se levanta.
Cae la cabeza del condenado.
Griterío triunfal.
Se arrojan la cabeza como si fuera una pelota

Señor de Sade
Esto no puede ser ni llamarse edificación:
Con esto no podemos sanar a los pacientes,
Los cuales, al contrario, se excitan sin motivo.
Recordemos que hemos invitado al publico
Para mostrarle
Que aquí no hospedamos
Solo a las heces de la sociedad.

Sade no reacciona. Contempla la escena y el público
Con sonrisa burlona.

49.- PREGONERO
Interrumpe con un golpe del bastón el discurso de
Coulmier

Solo mostramos lo que en verdad,
Una vez ocurrió en nuestra ciudad.
Con calma ahora lo contemplamos,
Que los hechos de entonces depreciamos.
Pues, como astutos, somos más avispados
Que aquellos cuyo tiempo para siempre ha pasado.

Señala con el bastón la escena del patíbulo. Largo
Redoble de tambores. Sube al patíbulo nuevas victimas,
Preparadas para la muerte.
50.- CORDAY
Se levanta
Igual que estáis ahí inmóviles y veis
Más lejos que los ojos de vuestros verdugos,
Así estaré yo también
Cuando haya pasado todo.

Cierra los ojos y parece dormirse de pie.
51.-SADE
Míralos, Marat,
Esos que antes poseyeron todo bien en la tierra,
Mira que hacen un triunfo de su derrota.
Ahora que ya han perdido sus placeres,
El cadalso les salva del infinito tedio.
Felices suben al cadalso
Como si fuera un trono.
¿No es esto el colmo de la corrupción?

Las victimas se arrodillan ante el tajo. Sade ordena
Con un gesto a todo el grupo que se retire. Los pacientes
Retroceden hasta su estrado. Se retira la carreta.
Devuelven a la Corday a su banco. Se corre
La cortina de la barandilla alta del fondo, con lo que
Dejan de ser visibles los pacientes.
Final de la música.


12    DIÁLOGO ACERCA DE LA VIDA Y LA MUERTE


Ya reina la calma al fondo.
Las hermanas murmuran una abre letanía

52.-MARAT
Hablando a Sade desde el otro lado del vació circulo de la presentación.
En ti, Sade, leí una vez,
En uno de tus escritos inmortales,
Que el principio de todo lo vivo es la muerte.

53.- SADE
Y esa muerte esta solo en la fantasía, Solo nosotros nos la representamos:
La naturaleza no la conoce.
Toda muerte, hasta la más cruel,
Se hunde en la indiferencia plena de la naturaleza.
Solo nosotros damos algún valor a nuestra vida,
La naturaleza contemplaría en silencio
La destrucción de nuestro entero linaje por si mismo.
Odio la naturaleza,
Quiero superarla,
Quiero herirla con sus propias armas,
Y cazarla en su misma trampa.

Se levanta
La inmutable mirada de ese rostro de hielo.
El que nada pueda moverla,
El que lo aguanta todo,
Eso es lo que nos espolea cada vez más lejos.

Respira con dificultad.
¿Qué no hemos intentado desde siempre
Para cumplir su principio
De que el débil está entregado
Al arbitrio y la gracia del más fuerte?
¿De cuantos modos la asaltamos en todas sus jerarquías,
En constante infamia y goce del mal?
¿De cuantos modos hemos aplastado la falsa virtud
Con nuestra más vil habilidad?
¿Cuántas veces hemos experimentado en nuestros laboratorios
Antes de dar el último paso?
Quiero recordar la ejecución de Damián
Después de su fracasado intento
Contra la vida de Luis XVI.
¡Que suave es nuestra guillotina ante el martirio
Que él tuvo que soportar
Durante cuatro horas, mientras el pueblo gozaba
Y mientras Casanova, arriba en la ventana,
Metía mano a sus damas que miraban!

Echa una mirada a la tribuna de Coulmier.
Le abrieron el pecho, los brazos y los muslos,
Y le echaron plomo fundido en la herida.
Lo bañaron con aceite hirviendo y pez ardiente,
Cera y azufre,
Lo quemaron la mano al fuego.
Le fijaron sogas a los miembros,
A ellas cuatro caballos, y los arrearon.
Durante una hora tiraron, desconcertados por la novedad,
Sin despedazarle,
Hasta que le aserraron los hombros y caderas;
Así perdió el primer brazo, y luego el segundo,
Y veía lo que le hacían y se dirigía a nosotros,
Con una mirada que todos comprendimos;
Y cuando ya le habían arrancado la primera pierna
Y la segunda,
Vivía aún, aunque con voz más débil,
Hasta que fue al final un sangriento muñón,
Con cabeza colgante
Que ya solo gemía, mirando al crucifijo
Que el confesor le ofrecía.

Se oye en el fondo una letanía a medía voz.
Esa
Fue una fiesta popular
Con la que las nuestras no pueden compararse.
Nuestra inquisición no nos divierte ya,
Aunque apenas la hemos empezado.
Nuestros asesinatos no tienes aliciente
Porque son cosa cotidiana.
Condenamos sin pasión
Y no se nos presenta
Ninguna hermosa muerte individual,
Sino sólo un morir anónimo y mezquino
Al que podemos lanzar pueblos enteros,
Con un cálculo frío,
Hasta que al final
La vida entera
Muera.

54.- MARAT
Ciudadano marqués,
Aunque te sientas en nuestros tribunales
Y no asististe en el caso se setiembre,
Aún habla por tu boca el alto caballero,
Y lo que te parece indiferencia natural
No es más que tu propia apatía.

55-SADE
La compasión Marat,
Es una cualidad de los privilegiados.
Cuando el compasivo se inclina
A dar limosna,
Rebosa desprecio,
Finge estar conmovido pensando en sus riquezas,
Y su limosna no es para el mendigo
Sino un puntapié.

Acorde.
No Marat,
Nada de sentimientos pequeños,
Sé que te importa otra cosa.
Para ti como para mí
Valen los últimos extremos.

56.- MARAT
Si extremos son,
Son extremos distintos de los tuyos.
Contra el silencio de la naturaleza
Yo pongo una actividad.
Es la gran diferencia
Yo descubro un sentido.
En ves de contemplar inmóvil,
Yo intervengo,
Y digo que ciertas cosas son falsas
Y me pongo a cambiarlas y corregirlas.
Lo que hace falta
Es salir de abajo tirándose los propios cabellos,
Empujarse así mismo desde adentro hacia fuera,
Y verlo todo con ojos nuevos.




13    LITURGIA DE MARAT

Las hermanas descorren rápidamente la cortina del fondo.
Aparecen los pacientes, dispuestos para
Cantar el coro.

Por mucho tiempo se dijo
Que los monarcas eran buenos padres
Bajo cuyo cetro vivíamos en paz,
Y los poetas comprados nos describían
Con entusiasmo sus hazañas.
Y los sencillos padres de familia
Enseñaban piadosamente esas doctrinas a sus hijos.

57.- CORO
Acompañando el monólogo de Marat
Los monarcas son buenos padres,
Bajo cuyo cetro vivimos en paz.
Los monarcas son buenos padres,
Bajo cuyo cetro vivimos en paz…

58.- MARAT
Y los niños repetían la doctrina y creían en ella,
Como se cree lo que siempre se oye.
Y así también lo decían los curas:
Acompañado por el coro.
En nuestra misericordia abrazamos
A todos los hombres por igual,
No estamos atados a ninguna tierra ni gobierno,
Estamos unidos por un solo pueblo de hermanos.

Solo
Y los sacerdotes contemplaban las injusticias Y callaban y decían:
Acompañado por el coro
Nuestro reino no es de este mundo,
Esta tierra es atrio de peregrinaje,
Nuestro espíritu el dulce y paciente.

Solo
Y así arrancaban a los pobres
La última perra ahorrada,
Y se regodeaban entre sus tesoros,
Y bebían y engullían con los príncipes,
Y decían a los hambrientos:

Acompañado por el coro

Sufrid, sufrid como el que está en la cruz,
Que así lo quiere dios.

Se forma una procesión de mimos. Pacientes y los
Cuatro cómicos se mueven hacia delante. Los
Disfraces sugieren dignatarios eclesiásticos.
Cucurucú lleva un cruz echa de escobas y arrastra detrás suyo,
Con una cuerda atada al cuello, a Polpoch.
Kokol agita un cubo como si fuera un inciensario.
Rossignol va pasando las cuentas de un rosario.
Marat sigue hablando solo.

Pues lo que uno oye repetir constantemente
Es lo que cree,
Y por eso los pobres se contentaban con una estampa
De la sangrienta victima clavada en la cruz,
Adorando la imagen de su propia impotencia,
Y decían los sacerdotes:

Acompañado por el coro.
Al rumor del coro se suma el de las letanías de las hermanas.

Levantad las manos al cielo
Y soportadlo todo en silencio
Y orad por los que os torturan,
Pues la oración bendita es vuestra única arma
Por la que os dará el Paraíso.

Solo
Y así los mantenían en su ignorancia,
Para que no se levantaran contra sus amos,
Que los gobernaban bajo el manto  del mandato divino.

59.- CORO
Amén.

60.-COULMIER
Se levanta y grita al mismo tiempo que el “amén” del coro.
Señor de Sade,
Tengo que oponerme a este exceso,
Pues habíamos decidido tacharlo.
¿No ve cómo suena esto, hoy día
Que nuestro emperador se rodea de eclesiásticos dignatarios,
Y repetidamente muestra
Lo mucho que necesita el pueblo sacerdotal consuelo?
En absoluto puede hablarse de opresión.
Todo es, por el contrario, para suavizar la miseria
Con roperos, visitación de enfermos y sopa de convento,
E incluso nosotros, en esta casa, no dependemos
Sólo de la gracia del mundanal gobierno.
Sino ante todo del favor benévolo
De nuestros padres espirituales.

61.-PREGONERO
Levanta el bastón.
Si alguien del público herido se siente,
Le rogamos que sea paciente,
Y que piense sin cuidado
Que estamos dirigiendo la mirada al pasado.
En el que todo era diferente.
Hoy tenemos a Dios, naturalmente.

Se santigua.


14                 INCIDENTE LAMENTABLE

Al fondo, un paciente con estola o prenda alta sacerdotal
Sufre un ataque y viene hacia delante cojeando de rodillas.

62.-PACIENTE
Tartamudea arrebatado.
Adorad, adorad,
Adoradle.
Satanás, que estas en los infiernos,
Venga a nos el tu reino,
Hágase tu voluntad,
Así en la tierra como en el infierno
Perdónanos nuestras deudas
Y líbranos del bien.
Indúcenos en tentación,
Por los siglos de los siglos
Amén.

Coulmier se ha levantado de un salto. Unos mozos
Se lanzan contra el paciente, le atan, le llevan hacia
Atrás y le ponen bajo una ducha.

63.-PREGONERO

Blandiendo la carraca.
Incidentes de esa clase son aquí inevitables,
Y por la enfermedad muy explicables,
Procuremos con respeto recordar
Que ése al que ayudan a meditar
Fue un conocido predicador,
De un celebre convento prior.
Reconozcamos esto como señal
Del os inescrutables que son el mundo celeste y el terrenal.

Vuelve a sonar la carraca para terminar.
Coulmier se sienta,
Los pacientes se retiran y se echan en sus bancos,
Vigilados por las hermanas y los mozos.



15                 CONTINUACIÓN DEL DIÁLOGO ENTRE MARAT Y SADE


64.- SADE
Para determinar qué es falso y qué es verdad
Tenemos que conocernos.
Yo
No me conozco.
Cuando creo que he descubierto algo
Estoy ya dudándolo,
Y tengo que volver a destruirlo.
Todo lo que hacemos es imagen soñada
De lo que queremos hacer,
Y jamás pueden hallarse más verdades
Que las mudables de la propia experiencia.
Yo no sé
Si soy el verdugo o el martirizado.
Invento las torturas más monstruosas
Y cuando me las describo
Las sufro yo mismo.
Soy capaz de todo, y todo me llena de terror,
Y así también veo que otros de golpe
Se desfiguran hasta hacerse irreconocibles
Y se ven arrastrados a imprevisibles acciones.
Hace poco vi a mi sastre,
Un hombre apacible que solía filosofar conmigo,
Le vi con espuma en la boca,
Furioso y gritaba, mientras daba
Con una porra a un suizo.,
Le vi machacar del todo
A aquel hombre armado a la antigua,
Y le vi luego,
Sobre el pecho abierto del caído,
Le vi arrancar y comerse
El corazón que aún pulsaba.

65.- PACIENTE
Adelantándose de un salto.
Animal insensato.
Un animal insensato es el hombre.
En mi vida milenaria
Participé en millones de asesinatos.
Qué bien estercolada,
Que bien estercolada esta en todas partes de la tierra
Con el amasijo de las entrañas humanas.
Nosotros, los pocos vivos,
Nosotros los pocos vivos,
Caminamos por una barro de cadáveres.
Por todas partes, bajo nuestros pies,
A cada paso,
Bajo nosotros, huesos corroídos, cenizas, cabello enmarañado,
Arrancados dientes, cráneos abiertos.
Animal insensato soy.

Sade se le ha acercado y le lleva, calmándole, hacia el fondo;
Mientras el paciente sigue gritando.

No bastan jaulas,
No bastan cadenas,
Sé salir afuera
A través de los muros,
Las esquirlas de hueso a través de la gangrena;
Ya veréis
Que no he terminado,
Tengo mis planes.

Marat no recuerda su papel.
66.- PREGONERO
Apuntándole.
¡Oh, este picor!
67.-MARAT
¡Oh, este picor!
Vacila
68.- PREGONERO
Apuntándole.
La fiebre. 
69.-MARAT
La fiebre me zumba en la cabeza,
Hay en mi piel ardor y hervor.
Simone,
Simone, moja el trapo en vinagre,
Refréscame la frente.

Simone se precipita y hace lo pedido.

70.-SADE
Sí, ya lo sé,
Ahora darías toda la gloria y el favor popular
Por cuatro días de salud.
Ahí yaces en el baño
Como en el agua rosada de la matriz.
Nadas retorcido,
Sólo con tu imagen del mundo,
A la que ya no corresponden los hechos de afuera.
Quería tu fundirte con la realidad,
Y ella te ha reducido a este rincón,
Yo
Renuncie ya a ocuparme de ella,
Mi vida es la imaginación.
Ya no me interesa
La revolución.

71.-MARAT
Te equivocas, Sade, te equivocas,
No hay muralla que pueda perforarse
Con solo la agitación de la idea.
Ni puedes subvertir órdenes con solo la pluma.
Por mucho que queramos comprender lo que nace,
Ello surge sólo
Entre torpes acciones.
Tan corruptos estamos por el pensamiento
Que cada generación tomo de otra,
Que ni nuestros mejores
Saben salir de apuros.
Hemos inventado al revolución,
Pero aún no sabemos manejarla.
En la convención siguen siendo individuos,
Con su vanidad cada uno,
Y cada cual quiere algo del pasado:
El uno un cuadro hermoso,
El segundo su amante,
El otro sus molinos,
Sus astilleros otros,
El uno sus ejércitos,
Y el otro hasta su rey.
Y otra vez empezar,
Colgando a los derechos humanos
El sacro derecho al enriquecimiento.
Y aún tenemos que oír lo que va a resultar.
Libre igual luchará cada cual
Fraternalmente y con las mismas armas,
Credo cada cual de sí mismo.
El hombre contra el hombre y el grupo contra el grupo,
En una alegre explotación reciproca.

Los paciente van incorporándose, algunos e levantan y adelantan.
Los cuatro cómicos  se preparan para su escena.

Y así se ven ante un florecimiento,
El del comercio y el de la industria,
Ante un empuje sin igual,
Y mientras estamos más lejos que nunca
A los ojos de otros.

Señala la platea.
Ya esta ganada la revolución.




16                 REACCIÓN DEL PUEBLO

72.-LOS CUATRO CÓMICOS
Con acompañamiento musical.
¿Y quién les ha dado el enchufe?
¿Y quien les ha dado los codos?
¿Y de donde las relaciones
Y el espíritu empresarial?
Nosotros no tenemos sino agujeros.

73.-KOKOL
Para vivir.
74.-POLPOCH
En el estómago.
75.-ROSSIGNOL
Y en el vestido.
76.-LOS CUATRO CÓMICOS Y EL CORO
Marat,
Con nuestra revolución ¿Qué esta pasando?
Marat,
No queremos seguir esperando.
Marat, seguimos siendo pobre gente,
Y queremos los cambios hoy inmediatamente.

77.-PREGONERO
Se adelanta blandiendo el bastón.
Termina la música.
Se retiran los cuatro cómicos  y el coro.

Os rogamos, público distinguido,
Que veáis como tonto y desprevenido,
El pueblo siempre en la desgracia acaba,
Pues de la situación no entiende nada.
En vez de mostrar una prisa tan necia
Debería, en estos tiempos, callar con paciencia,
Trabajar para aquellos y en ellos confiar,
Que con su propia fuerza algo saben crear.
Pues no menos que ustedes, señoreas y caballeros,
En ver con sumo gusto seremos los primeros
La armonía tan fácil de lograr
Y que casi hemos conseguido ya.

Duperret y las remas están atareadas con la Corday,
A la que no consiguen despertar.
La levantan, la sostienen e intentan ponerla en movimiento.




17                     PRIMERA CONVERSACIÓN ENTRE CORDAY Y DUPERRET

Dos hermanas llevan a la Corday hacia delante.
La sostienen por los hombros. Detrás va Duperret,
Que sostiene a Charlotte por las caderas.

78.-PREGONERO
Toca un par de veces, de lado a lado, su flauta de Pan.
Y por mostrar también decoro, alto sentido,
Tiene ahora en autor decidido
A la hermosa y audaz Charlotte Corday

Se vuelve con preocupación, se tranquiliza y señala
Con el bastón a la Corday.

Asociar el señor Duperret.
Con ayudad e las hermanas, la Corday llega hasta el circulo de la representación, Duperret se pone junto a ella. Las hermanas se quedan a su espalda.  Saludos ceremoniosos entre Duperret y Corday.

En Caen, donde paso los años de su juventud
En un monasterio, llena de virtud,
Le recomendaron muy cálidamente a este señor,
Como consejero y consolador.

Duperret aprovecha la escena para pasar tiernamente
Las manos por el cuerpo de Corday.
El pregonero a Duperret.
No abuses del papel,
Que tu amor es platónico.
Hace a la orquesta una señal con el bastón.
Corday queda de pie, con la cabeza echada para atrás;
Y los ojos cerrados. La otra orquesta entona el tema de
Charlotte corday. El pregonero vigila a la pareja de cerca.

79.-CORDAY
Con los ojos cerrados.
Ay, querido Duperret.
Vacila y vuelve a empezar, con estilo de aria.
Ay, caro Duperret, qué podemos hacer
Para evitar este mal.

Abre los ojos.
En todas las callejas se oye ahora decir
Que nombran a Marat…

Vacila. Duperret le pasa cautamente la mano por la espalda y las caderas.
Que nombran a Marat tribuno y dictador.
Hoy finge aún que las medidas de terror
Son de vigencia temporal,
Pero sabemos
Que es su fin la anarquía y la disolución.

Se hunde agotada.

80.-DUPERRET

La sostiene abrazada, y recién con el mismo estilo de aria, pero con fuego.
Ay, cara Charlotte
Vuélvete atrás, al seno de tus pías amigas
Y sigue tu vida en el recogimiento y la oración,
Pues no podrás con estos enemigos tu medirte.

Una de las hermanas se acerca a Duperret y le tira la mano que había puesto en el pecho de la Corday. Ésta sigue perdida en si misma, de pie.

Tú dices que Marat.
Más ¿Quién es Marat?
Cualquier corso perdido aquí en París. O perdón:
Quizá un sardo,
O hasta un judío
¿Quién le va a escuchar?
El populacho de la calle.
Este Marat no nos es peligroso.

Vuelve a abrazar a la Corday con los dos brazos apretándole las caderas.
Los cuatro cómicos  transcurren el tiempo con toda clase de juegos: juegan a los dados y se enseñan unos a otros trucos con la baraja

81.- CORDAY
Repentinamente despierta y enérgica.
Querido Duperret, solo quieres probarme,
Peo sé que tengo que hacer.

Intenta liberarse del abrazo de Duperret.
Las dos hermanas situadas detrás del podio apartan las manos de Duperret.

Vete tú caen.
Barboux y Buzot te necesitan.
Vete hoy mismo en seguida,
No esperes a la noche
Que siempre llega tarde.

82.- DUPERRET

Apasionado, con estilo de aria, como antes.
Cara Charlotte, mi sitio esta aquí.
Se arrodilla ante ella y le abraza las piernas.
¿Cómo podría dejar la ciudad en que tu estas?
Cara Charlotte,
Mi sitio esta aquí.

Pierde el dominio y la abraza violentamente. El pregonero le golpea con el bastón y luego da golpes al suelo.

83.-PREGONERO

Apuntándole.
Y por qué iba a escapar…

84.-DUPERRET
¿Y por que iba a escapar,
Ahora que ya se esta acabando todo?

Sobando intensamente a la Corday.
Ya están los ingleses ante Dunkerque y Toulon,
Los prusianos.

85.- PREGONERO
Corrigiéndole.
Los españoles.

86.-DUPERRET
Los españoles en el Rosellon.
París.

87.-PREGONERO
Corrigiéndole.
Mainz.

88.-DUPERRET
Mainz por los prusianos cercada,
Condé y Valencianes por los ingleses.

89.- PREGONERO
Corrigiéndole.
Austriacos.

90.-DUPERRET
Austriacos tomadas,
La Vendée esta sublevada

Muy encendido y con violentas caricias.
Ya no podrían resistir mucho
Esos advenedizos y fanáticos
Sin amplias perspectivas ni cultura.
No, Charlotte, sigo aquí.

Se le aprieta y pone la cabeza en su pecho
Para esperar el día
En que mi libertad
Podamos proclamar.

Se levanta sin dejar de abrazar a Corday e intenta besarla.
Corday se suelta, las dos hermanas rechazan violentamente a Duperret y conducen a la Corday a su banco.
Termina la música




18                     SADE SE RÍE DE TODAS LAS NACIONES

A Marat, desde su asiento
91.- SADE
Oyes, Marat,
Como todos desean el bien de Francia.
A quien da más en patriotismo,
Y con sentido de lo bello o sin el, todo están dispuestos
A morir por el honor de Francia;
Radicales y moderados,
Todos quieren lamer la sangre.

Se yergue.
Lo llamamos justicia, cuando condenamos y decapitamos;
Los demás esperan nuestra descomposición,
Presintiendo el día
En que podrán nombrar otra vez a nobles señores de talento,
Que negocien cortesanamente y a los príncipes
Vuelvan a dejar respirar
Unos y otros,
Tibios y coléricos,
Creen en la grandeza de Francia.
Marat,
¿ves la locura de este patriotismo?
Te declaro
Que he renunciado hace tiempo al heroísmo ese,
Me río de esta nación,
Igual que me río de todas las naciones.

Dos carcajadas al fondo

92.-COULMIER
Grita en seguida, con el índice levantado.
¡Cuidado!

93.- PACIENTE
Al fondo
¡Vivan Napoleón y la Nación!
Agrias carcajadas al fondo.

94.- KOKOL
Desde el  fondo.
¡Vivan todos los emperadores, reyes, obispos y papas!
Agitación al fondo
95.-POLPOCH
¡Vivan la sopa de agua y la camisa de fuerza!

96.-ROSSIGNOL
¡Viva Marat!

97.-ROUX
¡Viva la libertad!

98.-SADE
Dominando la agitación con la voz.
Las consignas se difunden fácilmente
Y arrastran movimientos circulares.

Un paciente empieza a corres locamente en circulo;
Le sigue otro y otro luego. Los mozos los persiguen.

99.-SADE
Y yo me río de esos movimientos de masas.
Agudas risitas al fondo.
Me río de todas las buenas intenciones
Que acaban en un callejón sin salida;
Me río de todos los sacrificios
Hechos por cualquier causa;
No creo más que en mi mismo.

100.- MARAT
Dirigiéndose violentamente a Sade.
Yo no creo más que en la causa
Que tú traicionas.
Hemos derribado a la chusma que engordaba en el
Trono y nos hollaba,
Hemos eliminado a muchos,
Otros muchos escaparon,
Y muchos de los que empezaron con nosotros
Hacen ahora guillo al brillo antiguo,
Y ahora resulta
Que la Revolución
Y hacia para comerciantes y tenderos.
La burguesía,
La nueva clase victoriosa,
Y allí debajo el cuarto estado,
Que llegó como siempre, un poco tarde.



101.-LOS CUATRO CÓMICOS
Paseando en primer término, cada uno en tono de Conversación, con acompañamiento de música.
Ahora las manos neorricas
Vacían de los curas barricas
Nos ahoga a nosotros la porquería,
Ellos apalean oro en la tesorería.
Y en la convención, los diputados,
Esos orgullosos porque han estudiado,
No piensan ya en más cosa
Que gloria, mujeres y vida rosa.
Entre sus pedos y banquetes.
No solo los de sus palacios privados,
También nosotros somos perjudicados.



19 AGITACIÓN DE JACQUES ROUX

102.-ROUX
En el fondo, ha saltado encima de un barco.
¡Tomad armas!
¡Defended vuestro derecho!
Si no os tomáis ahora lo que necesitáis,
Podéis esperar aun otro siglo más
Y contemplar
El tenderete que levanten.

Se acercan pacientes a Roux, desde el estrado.
Ellos os desprecian
Porque nunca habéis podido permitiros
Aprender a leer y escribir.
Les servisteis para el trabajo sucio de la revolución,
Pero ahora se tapan las narices
Porque vuestro sudor hiede.
Debéis sentaros abajo,
Lejos de ellos,
Para que ni siquiera tengan que veros;
Y desde allí abajo podéis contribuir,
En vuestra ignorancia y vuestro mal olor;
Al despliegue de la nueva era.
Y también así le servís para el trabajo duro,
Mientras arriba poetas
Hablan de poderosas corrientes de vida,
Y hasta sus peores crímenes
Se doran al fuego de la alta cultura.
¡Arriba!
¡Presentaos a ellos!
¡Mostradles
Cuantos sois!

Se acercan los cuatro cómicos  y le escuchan sin
Convicción. Kokol saca una botella bebe un trago y
La pasa a otro.
Dos hermanas agarran a Roux por la espalda y le bajan del banco.

103.- COULMIER

En pie de un salto.
¿Vamos a escuchar eso tranquilamente,
Nosotros, ciudadanos de una época nueva,
Nosotros que promovemos el desarrollo?

104.- MADAME COULMIER
Esto es labor de zapa,
No lo podemos tolerar.

105.-PREGONERO

Con un agudo silbido.
Han oído a Jaques Roux, el cura,
Una religión nueva inventa con soltura.
Baja del púlpito al arroyo
Y atruena allí con sacerdotal odio.
Como predicador sabe sus buenas frases
Y arrastra a todos con un par de pases.
Pronto cambia los campos celestiales
Por imágenes más terrenales.
El Paraíso aquí: por él pasearan
Y en el orden nuevo vivirán.
Falta solo saber como puede alcanzarse,
Pues obrar no es tan fácil como expresarse.
Así empieza por ser el visionario
De estos despellejados proletarios,
Les habla de Marat como un santo
Y ya con eso se apunta un tanto,
Pues tal parece como el crucificado.

Señala a Marat.

Edificante para el buen cristiano.
Roux se libera y salta otra vez hacia delante.

106.-ROUX
Exigimos
Que se abran los graneros para aplacar el hambre.
Exigimos
Que todos los talleres y fábricas pasen a nuestras
Manos.

Los cuatro cómicos  interrumpen su agitación. Pero
Pronto se agota si intención y empiezan a disputarse
La última gota de vino.

Exigimos
Que en las iglesias se establezcan escuelas,
Para que alguna vez se enseñe allí por fin algo útil.

Coulmier agita mucho las manos y quiere intervenir.
Exigimos de inmediato esfuerzo de todos
Para terminar esta guerra,
Esta guerra maldita
Que es el pretexto de la especulación
Y despierta la sed de conquista.

Coulmier baja precipitadamente de la tribuna y se
Dirige a Sade y habla con él, pero éste no reacciona.

Exigimos
Que los que han desencadenado esta guerra
Soporten directamente todas sus cargas.
Los cuatro cómicos  pasean sin prestar atención.
De una vez para todas
Hay que enterrar
La idea de grandes guerras
Y armadas victoriosas.
Nadie es glorioso en guerra,
En los dos lados solo hay miedosos excitados,
Con el mismo deseo:
No acabar bajo tierra,
Sino pasear en ella
Sin pierna de madera.

107.-COULMIER
Gritando
¡Esto es derrotismo!

108.-MADAME COULMIER
Necesitamos el ejército.

109.-COULMIER
A Sade, excitado.
¡Habíamos tachado esta escena!
 Sin preocuparse de Coulmier. Fuerte.

Muy bien, Jaques Roux.
Me gusta tu vestido monástico,
Pues lo mejor hoy día
Es predicar
Revolución con hábito.

Dos hermanas reducen y arrastran a Roux.
Duperret aprovecha la confusión para cubrir de
Sobos a la Corday, que sigue pasiva.
Hay pacientes que se agitan.

110.-SADE
Sin preocuparse de Coulmier. Fuerte.
Muy bien Jacques Roux.
Me gusta tu vestido monástico,
Pues lo mejor de hoy día
Es predicar.
Revolución con habito

Dos hermanas reducen y arrastran a Roux.
Duperret aprovecha la confusión para cubrir de sobos a la Corday, que sigue pasiva.
Hay pacientes que se agitan.

111.-ROUX

Mientras lo atan con correas a un banco.
Marat,
Ésta es tu hora
Marat, muéstrate,
Que te esperan.
Pues la revolución
Debe durar sólo un instante,
Como el rayo que hiere
Y lo consume todo
Con luz ciega.
Roux se levanta de un salto, con el banco atado. Lo
Reducen. Rechazan a los pacientes.



20                     SADE BAJO EL LÁTIGO

Se adelanta lentamente hacia el circulo y habla sin
Preocuparse de la agitación.

112.- MARAT,
Hoy te necesitan: tienes que sufrir por ellos.
Y pondrán en el panteón la urna de tus cenizas.
Mañana llegaran y las destrozaran,,
Y luego preguntaran
¿Marat quien fue Marat?
Marat,
Ahora voy a decirte
Lo que pienso de esta Revolución
A cuyo nacimiento contribuí yo mismo

Silencio al fondo.
Ya cuando estaba en la Bastilla
Tenías escritas mis tesis.
Las saqué despellejándome
A golpes de mi azote,
Por odio a mi mismo
Y del límite de mi pensamiento.
En la cárcel surgieron ante mi
Los representantes de una clase en decadencia
Cuyo poder representaba sólo
En aquel espectáculo de excesos corporales.
Hasta el último detalle reconstruí
El mecanismo se sus violencias
Y para hacerlo deje que hablara
Todo lo malo y bruto que en mi había.
Fue menos un ataque contra los que se ahogaban
Arrastrando consigo todo lo que aún tenían,
Que un ataque así mismo.
En una sociedad de criminales
Saqué de mí lo criminal a luz
Para estudiarlo y estudiar el tiempo
En que vivía.
Las violaciones y los tormentos
Que realizaban mis gigantes fantásticos
Eran obra mía,
Y también era yo el atado y torturado
Y ahora quiero recordarlo,
Y que esa hermosa

Señala a la Corday, llevada ahora había adelante.
Que tan ansiosa está
Y a la que pongo la correa en la mano,
Me azote
Mientras te hablo de la Revolución.

Las hermanas llevan a Corday hasta el círculo. Sade
Le da un látigo de varias colas. Se desgarra la camisa
Y le ofrece la espalda. Queda inclinado hacia delante.
La Corday esta a su espalda. Algunos pacientes se
Acercan despacio, en la tribuna de Coulmier, las damas
Esperan con delectación.
Primero vi en la Revolución la posibilidad
De una enorme explosión de venganza,
Aun orgía que rebasara todos los sueños anteriores.

Corday prepara lentamente el latigazo y lo descarga.
Sade se curva más.

Pero luego vi,
En el tribunal,

Latigazo.
Sade jadea.
No ya como acusado,
Sino como juez,
Que no sería capaz
De entregar a los presos al verdugo.

Latigazo.
Hice lo posible por absolverlos o salvarlos
Y vi que no era capaz de asesinas.

Latigazo.
Sade gime asmáticamente.
Aunque eso era lo único hecho valido
Para probar mi propia existencia.
Y ahora,

Latigazo
Sade gime.
Ante la posibilidad,
Me sobrecogió el mareo.

Corday se detiene, ella misma respira afanosamente.
En setiembre, cuando la limpieza
En el convento de los carmelitas,
En el patio, me sentí mal de repente,
Y vomité,

Cae de rodillas.
Al ver cumplirse mis profecías,
La Corday queda encima de él con las piernas separadas.
Y como llegaban corriendo mujeres,
Con las manos ensangrentadas
De sostener los órganos cortados a los hombres.

Latigazo.
Sade se inclina más.
Cuando las carretas pasaron regularmente con su
Carga hacia el patíbulo,
Y caía la cuchilla, y subía y caía,

Latigazo.
La represalia perdió todo sentido,
Porque se hizo mecánica,

Latigazo. Sade se acurruca. La Corday está muy erguida.
Hecha de sorda inhumanidad
En una peculiar tecnocracia.

Latigazo.
Y ahora Marat
Latigazo.
Sade respira difícilmente.
Ahora veo
Adónde lleva
Esta Revolución.

La Corday sigue con el látigo sobre Sade, pero sin
Ver nada. Las dos hermanas se la llevan. Ella se
Deja llevar y va arrastrando el látigo. Sade sigue
Hablando.
A que se seque el individuo,
A un lento disolverse en la monotonía.
A la muerte del juicio,
A la negación de si mismo,
A una debilidad mortal
Bajo un estado
Cuyo rostro estará infinitamente
Lejos de todo individuo.
Por eso me voy,
Y no pertenezco a nadie.
Si estoy condenado a la catástrofe,
Quiero arrancarle a la catástrofe misma
Lo que esté dentro de mi propia fuerza.
Me doy de baja
De mi sección.
Ya sólo mirare,
Sin intervenir,
Observando,
Recordando lo observado,
Mientras rodea
El silencio.

Se detiene respirando trabajosamente.
Y cuando desaparezca
Me gustaría borrar
Todas mis huellas.

Coge la camisa y se vuelve despacio a su silla
Vistiéndose.



21                     POBRE MARAT,  SIEMPRE AGITADO

113.-MARAT
Inclinado hacia delante, dejándose ir.
Simone, Simone,
Con los ojos como de ciego.
¿Por qué esta tan oscuro?
Dame otro paño para la frente,
Ponme otro por los hombros.
No sé
Si tengo frió o estoy ardiendo.

Simone está ya preparada, de pie, y se inclina sobre él
Con sus esquinados movimientos, le pone la mano en la frente,
Le cambia los paños, le abanica con ellos.
Algunos pacientes se sientan en el suelo detrás del círculo.

Simone,
Llama a Bas para dictarle la proclama,
La proclama a la nación Francesa.

Simone sacude aterrada la cabeza y se tapa la boca con la mano.
¿Dónde están mis papeles, Simone?
Hace un momento los veía.
¿Por qué está tan oscuro?

114.-SIMONE
Le mueve los papeles, que están en la tablilla.
Si están aquí, Jean-Paul.
115.-MARAT
¿Dónde está la tinta?
¿Dónde está la pluma?

116.-SIMONE
Indicándoselo.
Aquí esta la pluma,
Jean-Paul,
Y aquí está el tintero,
Como siempre.
Será una nube pasajera,
O el humo:
Ahora los cadáveres se queman.
La orquesta empieza.
Destacan los cuatro cómicos.

117.-LOS CUATRO CÓMICOS
Cantado.
Pobre Marat, siempre perseguido,
Siempre calumniado, de ellos escondido,
Los que tu prensa destruyeron
Y también tus escritos prohibieron.
Pobre Marat, en quien creemos,
Siempre a la pluma aferrada te vemos
Escribiendo con lámpara humeante
Hasta que sus perros vuelven a encontrarte,
Y rodean tu casa, y tu puerta sellan
Y vuelves al destierro bajo tierra.
Pobre Marat, creemos en ti,
Pero, ¿aún puede tu saber servir,
Ahora que estas ahí en el baño
La piel herida, el respirar con daño?

118.- LOS CUATRO CÓMICOS Y EL CORO
Marat, con nuestra Revolución ¿Qué esta pasando?
Marat, no queremos seguir esperando.
Marat, seguimos siendo pobre gente
Y queremos los cambios hoy inmediatamente.

Final con música.
Se retiran los pacientes y los cómicos .
Se corren las cortinas que ocultan a los pacientes,
Pero éstos quedan esta vez delante de ellas.




22    SEGUNDA CONVERSACIÓN ENTRE CORDAY Y DUPERRET


Las hermanas y Duperret intentan levantar a Corday hasta
Que lo consiguen. Las hermanas le arreglan el vestido y
Le colocan bien el sombrero caído.
Se retiran hacia el fondo los pacientes y los cómicos .
Se adelanta el pregonero y da tres  golpes con el bastón.

119.-PREGONERO
Hace sonar un par de veces su flauta de Pan Recorriéndola con los labios.
Tras evocar tantos hechos monstruosos Atendamos ahora a más claros aspectos:
Aunque unos siente fiebre y otro aun escozor,
Sigue existiendo el rencor ni sola la tristeza,
La vida está también llena de nobleza.
Por ello contemplamos este par abrazado,

Las hermanas llevan a la Corday hasta el círculo.
Duperret la abraza.
El pregonero los señala.

Ella con su mata de pelo bien cuidado,
Señala.
Y los ojos que el llanto transfigura,
Los labios tiernos, de curva sensual.

Señala

Y luego él, en caricias sin igual,

Señala a Duperret. Éste toma un pie de Corday y le Besa el zapato. Luego le besuquean la pierna. Ella le rechaza.

Que con su gracia natural se agita,
Duperret, rechazado, pierde el equilibrio y cae pesadamente sentado.
Pero se levanta en seguida y toma una ridícula posición de enamorado.
La corday vuelve la cara con desprecio.

Mientras su corazón en la pasión se agita.

Señala el pecho de Duperret.
Alegrémonos, pues, de una ansiosa mirada,
Antes que su cabeza sea cortada.

La orquesta empieza el tema de Charlotte Corday.
Ésta no recuerda su entrada.

120.-PREGONERO
Apuntando.
Un día será realidad…

121.-CORDAY
Con estilo se aria.
Un día será realidad,
El hombre será acorde con él mismo
Y con los demás.

Duperret le cubre de besos la mano y el brazo.

122.-DUPERRET
Acariciándole la cabeza. Cantando como un aria.
Un día en un orden social
En el que cada uno
Aunque con todo se unirá,

Mete la mano por debajo del vestido de Corday, que se resiste.
Sin obedecer
Tendrá su libertad.

Intenta besar a Corday en la boca, esta le evita.

123.-CORDAY
En el que cada uno tendrá con todos los demás
Y sobre si derecho igual.

124.-DUPERRET
Asido a la Corday y multiplicando las caricias.
Un día,
Es un nuevo contrato
En el que las naturales desigualdades entre los hombres

Jadeando

Y así todos
Una de las hermanas sostiene a Corday y la retira.
Corday queda en una postura heroica.
Aunque diversos en cuerpo y en alma,
Sean iguales
Por el derecho y contrato.

Suspira aliviado. Adopta también una postura heroica.
Los dos forman un agradable grupo final de la escena.



23                     ESAS MENTIRAS QUE CIRCULAN

125.-MARAT
Se endereza.
Las hermanas se llevan a la Corday.
Duperret las sigue.

Esas mentiras que circulan sobre el estado ideal,
Como si los ricos fueran jamás
A entregar sus riquezas de buen grado.
Cuando la fuerza de los hechos les obliga
A ceder aquí o allá,
Lo hacen sólo porque saben
Que con ello también podrán ganar.
Ahora dicen
Que los trabajadores pueden esperar mayor salario.
¿Por qué?

La cabeza de un paciente aparece abriendo la cortina.
Cierran esta por dentro.

Porque están previendo mayor producción
Y consiguientemente mayor venta
Que engorde los bolsillos de los empresarios.
No creáis
Que se les puede hablar sin violencia.

Algún que otro paciente se acerca lentamente al centro y se queda a escuchar.
La Corday está echada en el estrado. Duperret se inclina sobre ella.

No os dejéis engañar
Cuando esté ahogada la Revolución
Y os digan
Que las cosas han mejorado mucho.
Y aunque ya no veáis la miseria,
Porque la hayan pintado de blando,
Y aunque ganéis dinero
Y podáis comprar algo
De los que las industrias os endosen,
Y aunque parezca
Que ya está el bienestar ante la puerta,
Todo eso será un invento de ellos,
De los que seguirán teniendo más.

Los cuatro cómicos  y varios pacientes se adelantan
Poco a poco.

No lo creáis
Cuando os den palmaditas en los hombros
Diciendo que ya no hay grandes diferencia
Ni ya motivo
Para luchar,

Coulmier lanza miradas inquietas.
Pues entonces estarán en su apogeo,
Se vuelve hacia el público.
En sus nuevos castillos de mármol y acero,
Desde los cuales desnudan al mundo
Bajo la enseña
De difusión de la cultura.

Coulmier deja precipitadamente la tribuna y se
Dirige a Sade. Le habla.
Sade reacciona.
Y cuidado,
Que en cuanto les plazca
Os mandaran
A defender sus tesoros
En guerra,

Sade se levanta y se dirige al círculo de la representación.
Con armas que en el rápido progreso
De la comprada ciencia
Cada vez son más eficaces
Y en mayor número os destruyen.

126.- SADE
Aun yaciendo aquí,
Corroído e hinchado,
En ese baño que es tu mundo,
Sigues creyendo que la justicia es posible,
Que todos pueden administrar lo mismo.

Coulmier asiente satisfecho y se vuelve a su tribuna.
Hoy condenáis a uno y le desposéis, y repartís lo suyo a otros.
Los cuales intentan en seguida aumentarlo,
exactamente igual que los de antes.
Aun sigues creyendo que todos y en cualquier sitio
Pueden hacer lo mismo,
Que nadie debe ser más que otro.
¿Cómo era aquella canción?

Marat adopta una actitud de concentración en si mismo.




24                     CANCIÓN Y PANTOMIMA PARA MAGNIFICACIÓN DEL BENEFICIARIO

127.- SADE
Los cuatro cómicos  realizan, comentando la canción, una pantomima que muestra como las cosas que enumera Sade no beneficiaran más que al que puede comprarlas.
El uno es aquí cierto el mejor panadero,
Aquel otro es un gran artista peluquero;
¿y acaso este joyero tiene aun otro igual?
Uno te da masaje con más habilidad
Y otro es el cocinero de más sutilidad.
Este cultiva aquí rosas de gran efecto
Y que otro te corta un pantalón perfecto.
El uno es rey de la guillotina,
Y la otra tiene cadera divina.

Pausa.
¿crees que podrías hacerlos felices
Sin dejarlos andar más que medio camino
Y tropezando siempre con la igualdad?
¿crees tú que habría progreso
Si nadie fuera más que un eslabón
De una cadena grande?
¿sigues creyendo que será posible
Unir a los hombres,
Cuando ya vez que hasta los pocos
que empezaron por la armonía
se tiran de los pelos
y se hace enemigos
por cualquier tontería?

128.-MARAT
Se endereza
No por una tontería:
Se trata de un principio,
Y es propio de la Revolución
El que los medios corazones
Acaben fuera de ella.

Termina la pantomima.
Marat se pone de pie sin salir de la bañera.
Nos es imprescindible arrancarlo todo desde la raíz,
Por terrible que eso pueda parecer
A los contentos y saciados,
Embozados en el manto de su moral
Escucha,
Escucha a través de las paredes
Como murmuran e intrigan

Marat sale de la bañera y yerra por el circulo, en un ataque de obnubilación. Los mozos le cogen y vuelven a meterlo en el baño.
Mirad
Como espían por todas partes, esperando su oportunidad.

129.- LOS CUATRO CÓMICOS
Con acompañamiento musical, cada cual para si, en tono de conversación, y paseando al mismo tiempo.
Pero ¿esto que es?
Yo soy un buen Francés,
Y ahora saber quisiera
Quien me la pega.
Se proclamó
Que se acabó el dolor,
¿Quién decirnos podría
Que esperan todavía?
El rey esta ya fuera,
Los curas en salmuera,
Los nobles encerramos,
Y ahora ¿Qué esperamos?




25    SEGUNDA VISITA DE CORDAY

Las hermanas levantan a la Corday y la conducen hacia delante. Les sigue Duperret. Marat esta sentado en la bañera, escribiendo. Simone le cambia los paños. Sade esta de pie ante su silla. La Corday queda puesta en el circulo, en actitud de llamar a uno puerta con los nudillos. Tras ella las hermanas, dispuestas a sostenerla. Duperret se sienta. Los cuatro cómicos  se mantienen ante la tribuna de los músicos. El pregonero hace a la Corday una señal con el bastón. Corday mueve la mano como si llamara a una puerta, y el pregonero golpea tres veces el suelo con e bastón. La orquesta empieza el tema de Charlotte Corday.

130.-PREGONERO
Por segunda vez esta Charlotte Corday
Ante la puerta de Marat, en la rue des Cordeliers.

Señala a Corday.
Simone se yergue y da un par de pasos hacia la Corday.

131.- CORDAY
Bajo.
He venido
A entregar esta carta.

Se saca una carta del pecho.
en la que pido otra vez
que se me deje ver a Marat.

Vacila.
Soy desgraciada,
Y tengo por tanto derecho a su ayuda.

Corday alarga la carta a Simone. Ésta, confusa, se acerca un poco más a Corday, pero luego se vuelve a la bañera y cambia otra vez la venda de Marat.

132.- CORDAY
Repite fuerte.
Tengo derecho a su ayuda.
Golpea la puerta con la mano. Simone va nerviosamente de un lado a otro. Luego se dirige precipitadamente a Corday y le arranca la carta de la mano.

133.- MARAT
¿Quién estaba en la puerta, Simone?
Simone vuelve a andar precipitada y confusamente entre Marat y Corday.

134.-PREGONERO
Apuntando.
Una muchacha de Caen con una carta,
Una solicitante.

Corday esta ahora en el suelo. Duperret se levanta y la rodea con e brazo. Llegan las hermanas y se llevan a Corday hasta su banco.

135.- SIMONE
Confusa y colérica.
No dejare entrar a nadie,
Solo nos traen desgracias.
Todas esas gentes, con sus convulsiones y lamentos,
Como si no tuvieras más que hacer
Que servirles de abogado, medico y confesor.
Simone rompe la carta y se guarda los trozos en el delantal. Pone a Marat una toalla limpia por los hombros.

136.-SADE

Se dirige al círculo y se queda de pie cerca de la bañera.
Acompañamiento musical.

Así es, Marat,
Eso es para ellos la Revolución.
Les duelen las muelas,
Y deberían arrancárselas.

Los cuatro cómicos  representan en una pantomima lo aludido. Se mueven muy despacio, ahorrando movimientos con gestos de dolor, alrededor del círculo.

Se les ha pegado el cocido
Y ahora, excitados, piden otro mejor.
Una siente que si marido sea tan bajo,
Quiere otro más alto.
Al otro le molesta el zapato
Y el vecino tiene otros mejores.
No se le ocurren versos al poeta
Y busca con desesperación ideas nuevas.
Un pescador lleva horas con el anzuelo en el agua.
¿Por qué no pican?
Y así llegan a la Revolución
Y creen que ella va a darles todo:
Un pez,
Un zapato,
Un poema,
una marido nuevo
y una mujer nueva;
asaltan todas las bastillas
y luego se encuentran
con que todo es como era:
el caído pegado,
los versos chapuceros,
el cónyuge en la cama,
maloliente y gastado,
y todo aquel heroísmo
que nos hizo bajar a las cloacas,
podemos ponérnoslo en el ojal,
si es que aun tenemos.

La música es ahora un cuarteto de tono trágico.

137.- LOS CUATRO CÓMICOS
En actitud.
Pobre Marat, ¿no ha sido todo en vano
Lo que en tu vida has estudiado?
Tu medico saber ¿no esta perdido
Ahora que te zumban los oídos?
Y tu física ciencia ¿no caduca
Ahora que la ocasión te busca?
Pobre Marat, preso contigo
Mientras te espía el enemigo.
Marat, en tu estrechez, ¿aun sientes
Las grandes líneas del presente?
Marat, ¿para tus luces no es daño
Estar metido en el baño?

Marat se inclina hacia delante, sobre la tablilla de escribir.
¿Aun puedes explicar el mundo
Consumido por tu mal profundo?
Marat, que nombres te pedimos
Lo que en la oscuridad no descubrimos.

La música es una trueno dramático.
La fiebre se apodera de Marat. Simone le toca la frente, le abanica, le cambia la venda de la frente.



26    LAS VISIONES DE MARAT

Toda la escena tiembla y resuena. El grupo de las pantomimas aparece con la carreta. Tiran de la carreta un hombre y una mujer que representan los padres de Marat. Los personajes de la carreta son representantes de la ciencia, del ejercito, de poder de la Iglesia y de los nuevos ricos. El sacerdote va bendiciendo a este, propietario del saco de dinero arrebatado a los nobles.
Los personajes llevan muchas condecoraciones e insignias groseras. Su atuendo es muy grotesco.

138.- MARAT
Se yergue.
Ya vienen,
Atención.
Contemplad
Esa galería de figuras,
Ese gabinete de sumos sacerdotes, condecorados y
Monederos falsos.
Atención,
Ya se ponen
A construir su nuevo reino.
¡Francia!
Gritaran, y
¡Grandeza de Francia!
Y ante esa grandeza
Seréis vosotros diminutos y tendréis que arrastrarlos
Atención,
Ya están aquí.
Si,
Os oigo, si, os veo.

Continúa la gran tempestad.

139.-PREGONERO

Golpea el suelo con el bastón.
Oigan ahora, señoras y señores,
Todo lo que estos, con delectación.

Señala las figuras.
Van a contarnos de este.
Señala a Marat.
antes que lo enterremos para siempre.
Primero el maestro de la linda ciudad.

Señala al mismo que representan el maestro.
En que la luz de mundo visto ha.
Señala a Marat.

140.- EL MAESTRO

Canta el falsete.
Ya como niño este Marat
Excitaba en el juego
Con gritos a los otros.
Se golpean con espadas
Y ya había sangre.

Gritos al fondo.
Ya hacían prisioneros
Y ya los torturaban
Sin que supieran
Por que razón

141.- PREGONERO
Señala a la figura que presenta la madre de Marat.
Y oigan lo que nos dirá
quien la cosa por dentro sabrá,
la primera que lo ha olido,
pues que de su seno ha salido.

142.- LA MADRE
Canta chillonamente.
Se negaba a comer,
Y se pasaba días sin hablar.
Rompimos palos sobre sus espaldas.

Ríe agriamente. Risas del fondo y rumor de palos.
Le encerramos en el sótano.
Inútil.
No quería entrar en razón
¡Aj!

Vuelve a reír.

143.- EL PADRE
Adelantándose de un salto. Con quiebros en la voz.
Me devolvía los mordiscos,
Se defendió a patadas cuando quise cargarle,
Y cuando le escupía se quedaba
Quieto y frío.

Carcajada profunda.

144.- MARAT
Si
Ya os veo,
Odiado padre, odiada madre.

Las dos figuras quedan en cuclillas, aun sacudida por la risa. Se balancean como si estuvieran en una barca.

¿En que raro bote os balanceáis?
Os veo,
Os oigo,
¿por que reís tan espantosamente?

Las dos figuras siguen balanceándose, pero se termina la risa.

145.-SIMONE
Jean-Paul, tienes fiebre,
Deja de escribir Jean-Paul,
Eso te va  a matar.
Estate tranquilo,
Tienes que cuidarte.

146.- MARAT
No tengo fiebre,
Ahora veo claramente
Que clase de figuras
Eran desde le principio.

147.-EL MAESTRO
Se adelanta de un salto.
Este bocazas
Dijo a la edad de cinco años:
Lo que sabe el maestro lo lo lo sé yo,
Y aun sé otras cosas más,
Y a los quince he conquis conquistado las uni uni
Universidades
Y he vencido a los pro a los pro profesores,
Y a los veinte ya tengo ya tengo las cele las celebridades
A mis pies.
Dijo así,
Tan cier tan cier tan cierto como estoy aquí.

Blandiendo su bastón de caña.

148.- MARAT
Simone,
¿Dónde están mis viejos manuscritos,
La aventura de Potovsky
Y las cartas polacas,
Y mi escrito sobre las cadenas de la esclavitud?


149.- SIMONE
Disuadiéndole.
Deja todo eso,
No te trae más que mal.

150.- MARAT
Erguido.
Quiero verlos,
Búscalos,
Tráemelos.

151.- EL MAESTRO
Las escribidurías de un ladrón,
Con pensamientos robados,
Flores retoricas.

152.-REPRESENTANTE DEL EJÉRCITO
Un libro publicado bajo el nombre de un conde,
El otro bajo el de un príncipe.
Miradle ahora
Al charlatán que títulos
Y honores cortesanos deseaba.
Y que solo porque se los negaron
Se levantó contra los antes adulados.

153.-REPRESENTANTE DE LA CIENCIA
¿Qué hizo en Inglaterra este oscuro Marat?
¿no fue un dandy de la más fina sociedad?
Tuvo que huir
Porque le sorprendieron en robos y en estafas
¿y no volvió a colarse en distinguidos círculos?
¿no consiguió ser medico de cámara?
Del conde d‘Artois?
¿o fue veterinario?
¿no le vimos entrar en casa de los nobles?
De ciertas damas de alta cuna

Madame y mademoiselle Coulmier aplauden ruidosamente

154.- NUEVO RICO
Y cuando descubrieron
que era tan solo un curandero
Cuyos medicamentos era de tierra y agua
Y cuando le expulsaron a la calle,
Su verdadera casa,
Empezó a declamar.

Gritos al fondo.
¡la propiedad es robo!
Y ¡abajo los tiranos!

Los pacientes recogen los gritos al fondo.

155.- PREGONERO
Se adelanta una figura espelucada.
Ahora nos es un gran honor poder
Presentarles el señor Voltaire.

Le señala con el bastón.

156.- VOLTAIRE
Salmodiando
Hemos recibido de un cierto Marat
Cierto cuadernillos
Titulado
“Sobre el Hombre”
Dicho Marat declara en ese ensayo subversivo
Que el alma se aposenta en la corteza del cerebro,
E influye desde allí en la hipodráulica maquinaria
Del cuerpo,
Y también del mecanismo del cuerpo, por su parte, noticias
Recibe, y las mismas, en conscientes centrifugios convierte,
Que son activos en tiempos diversos.
Dicho de otro modo,
Piensa este señor
Que cualquier juanete
El cerebro llena con anímico dolor
Y que el alma amargada
Amarga el hígado o riñón.
Para tal perdida de tiempo,
Que se presenta como ciencia,
No disponemos ni de una sonrisa

Cucurucú y Rossignol ríen irónicamente: ja, ja, ja.
Se adelanta una figura con palma.

157.- PREGONERO
Este es el señor Lavoisier, aun en su gloria, como se ve.
Le señala con el bastón.

158.-LAVOISIER
Salmodiando.
Recibió la Academia de un cierto Marat
Memorias sobre el fuego y la electrificidad,
Así como la luz.
El citado Marat pretende
Que puede corregir nuestras doctrinas.
El fuego, dice, no es ningún principio,
Sino un fluidium fluido que nace del calor
Y se enciende en el aire.
La luz, dice después, no es propiamente la luz,
Sino el camino de la luz, que la luz recorre,
La cual no seria más que rayos vibratorios.
Ya, ya, este hombre es gran descubridor,
dice que tampoco el calor es calor propiamente,
sino que consta solo de rayos vibratorios,
los cuales no son calor
hasta que hacen carambola con un cuerpo
y en dicho cuerpo las mínimas moléculas
ponen en movimiento.
Con otras palabras,
Quiere este maestro
La creación,
En la que todo es firme y duradero,
Declarar caducada
Y poner en su sitio constante actividad
De electricifica magnetidad
En permanentes roces.
No me asombra
Que este ahora es esa bañera
Sin saber que ya picor rascarse.

Kokol y Polpoch ríen irónicamente: ja, ja, ja.
El padre y la madre vuelven a sus carcajadas.
Las figuras adoptan la actitud de jueces a punto de pronunciar sentencia.

159.-VOLTAIRE
Con acompañamiento musical
Y cuando fracasó su investigacioncilla.

160.-SACERDOTE
Le llego al diletante la oportuna Revolución.

161.-EL MAESTRO
Y se pasó  a los oprimidos

162.-NUEVO RICO
Y se hizo llamar Amigo del Pueblo.

163.- SACERDOTE
Pero no pensaba en el pueblo.

164.- LAVOISIER
Sino sólo en su propia humillación.
Balanceando el cuerpo y otra vez con grandes carcajadas, el padre y la madre retiran el carro con las figuras.
Roux se precipita hacia delante, como un defensor que llega con retraso.

165.- ROUX
¡Ay del que es de otro modo
Y se atreve por todos los caminos
A atacar las limitaciones,
A ensancharlo y abrirlo todo!
Es siempre detenido y denostado
Por los bufones que aseguran
Las viejas posiciones.
Querías claridad
Y por eso estudiabas el fuego y la luz.

Agitación al fondo.
Querías averiguar como se dirigen las fuerzas,
Y por eso estudiaste la electricidad.
Y querías aclarar las funciones de hombre,
Y por eso inquiriste que cosas puede ser
El alma,

Algunos pacientes forman un grupo
Ese muñón de ideales vacios y de moral confusa,
Y pusiste al alma en el cerebro,
Para enseñarle a pensar,
Pues al alma es en ti cosa practica,
Algo con que poder regir y dominar nuestra existencia.
Ya  a la Revolución llegaste
Cuando entendiste
Que lo primero
Son los cambios hondos de la situación,
Y que son esos cambios
Nada que emprendamos
Podrá ser fecundo.

Coulmier se levanta de un salto. Las hermanas y los mozos se lanzan contra Roux y le llevan arrastras al fondo. Sade esta de pie ante su silla, sonriente.
Corday duerme echada en su banco. Duperret esta sentado en el suelo ante ella.

166.- CORO
Con acompañamiento musical, mientras las hermanas cantan una letanía.
Marat, con nuestra Revolución ¿Qué esta pasando?
Marat, no queremos seguir esperando.
Marat, seguimos siendo pobre gente
Y queremos los cambios hoy inmediatamente.

Termina la música.

167.-PREGONERO
Tras agitar su carraca
y aquí este tiempo acelerado
cuyo final no esta alejado
con una pausa suavicemos,
como si todo lo que vemos
fuera apariencia y representación,
y como si el final de nuestra acción
se pudiera cambiar y resolver
con el arbitrio del propio querer.
Celebremos nuestra actual posición
Y en el descanso recordemos la situación
Del que, tomado que hayan el café o la cerveza,
Hallaran en el baño con certeza.

Señala a Marat.
Telón.


SEGUNDO ACTO

Se oye una campanilla de mano a telón echado.
Desfile.


27                LA ASAMBLEA NACIONAL

Mismo escenario que antes, pero con los siguientes cambios de posiciones:
Duperret esta sentado en los escalones que llevan a la silla de Sade, entre dos enfermeras vestidas como mozas de la vida. Más a la izquierda están sentados los pacientes que representan a los girondinos en la Asamblea.
Sade se mantiene bajo la tribuna de Coulmier.
La bañera de Marat ha sido retirada del podio, en el que están sentados ahora los cuatro cómicos  y pacientes que representan a los jacobinos. Hay bancos a los lados, detrás del círculo, ocupados por pacientes. Y también en el estrado de fondo hay pacientes, como publico de la Asamblea. Todo el grupo esta compuesto como tableau. La bañera, con Marat de pie dentro, se introduce por la puerta del fondo derecha.
El coro, por secciones:
Largo grito de ¡uuuuh!
Largo silbido monótono
Ligero pateo.
Introducen a Marat en su bañera hasta el centro del círculo. Él está de pie y mira hacia delante.

168.- PREGONERO
Oigamos a Marat, que antes de sucumbir,
El ultimo discurso va a decir
Para sí mismo, y a recomendar
Al tribuno que habría que nombrar.

Hace a la orquesta una señal con el bastón. Toque de clarín. Los que rodean el círculo silban, arrastran los pies y patean.

169.-GRITOS
Se nota que están muy preparados.
¡Abajo Marat!
¡Que le prohíban hablar!
¡Escuchadle, tiene derecho a hablar!
¡Afuera con él!
¡Viva Robespierre!
¡Viva Dantón!


170.- MARAT
Habla hacia delante. No se dirige nunca  a los presentes en la escena, y tiene que quedas claro que el discurso es imaginario.
Conciudadanos,
Diputados a la Asamblea Nacional,
El país esta en peligro,
De toda Europa han irrumpido ejércitos por nuestras fronteras,
Dirigidos por bandidos
Que quieren degollarnos
Y que ya se pelean repartiéndose el botín.
¿y que hacemos nosotros?

Pateo a la izquierda.
Nuestro ministro de la guerra,
Cuya virtud y honradez nunca habéis puesto en duda,
Ha cogido e grano destinado al suministro del ejercito
Y lo ha vendido con ganancia al extranjero,
Con lo que lo usan las tropas
enemigas nuestras.

Largo silbido.
Interrupción: ¡Mentira! ¡Echadle!

Nuestro general Dumouriez

Interrupción de Madame Coulmier: ¡Bravo! ¡Viva!

Contra el cual ya os puse en guardia
Y al que hace poco honrasteis como a héroe,
Se ha pasado al enemigo.

Gritos: ¡Vergüenza! ¡Muy bien! ¡Mentira!
Pateo.
La mayoría de nuestros generales,
Aunque llevan nuestra cocarda,
Simpatizan con los emigrantes
Y esperan el día
En el que sus comunes negocios
Podrán reanudar.

Gritos: ¡A la guillotina!
¡Fuera Marat!
¡Agitador! ¡Embustero!
¡Viva Marat!

Nuestro financiero de confianza
El elogiado señor Cambon,
Consigue, fabricando papel falso,
Hacerse con una fortuna,
Mientras que imprimiendo sus asignados
Lleva adelante la inflación.

Silbidos y pateo.
Intervención de Rossignol: ¡Viva la libre empresa!
Y me dicen
Que nuestro hábil banquero Perregaux
Se ha conchabado con los ingleses
Y en las cámaras del tesoro
Hace espionaje contra nosotros.

171.-COULMIER
Se pone en pie de un salto y protesta.
Indecencias contra un hombre emérito,
Cabello de la Legión de Honor,
Al que napoleón ha nombrado jefe del Banco de Francia.

Gritos: ¡Basta, Marat!
¡Cerradle la boca!
¡Que siga hablando!
¡Viva Marat!

Enlazando con los gritos.

172.-MARAT
El pueblo no puede pagar el precio usurario de pan,
Nuestros soldados andan harapientos,
La contrarrevolución ha desatado una nueva guerra civil,
¿y que hacemos nosotros?
Ni un terrón de las tierras clericales
Ha pasado a los que nada tienen,
Y ya hace años que propuse dividir esas tierras en parcelas
Y dar a todos herramienta y semilla.
No hay tampoco talleres comunales
De los que en los conventos y palacios
Debían erigirse,
Y el que tiene trabajo
Se revienta
Para agentes de bolsa, corredores y especuladores

Siseo.
Ciudadanos,
¿Hemos luchado por la libertad
De los que vuelven a explotarnos?

Gritos: ¡Basta! ¡Que le echen!
¡Atención! ¡Atención!
El país esta en peligro.
Hablamos de Francia,
Pero ¿Para quién es Francia?
Hablamos de libertad,
Pero ¿Para quién es esa libertad?
Diputados de la Asamblea nacional,
Jamás os liberareis de vuestro pasado,
Jamás comprenderéis
Las conmociones a que habéis sido arrastrados.

Silbidos y gritos de ¡uhh!
¿Por qué no tiene miles de asientos
Esta Convención,
De tal modo que todo el que quiera
pueda oír lo que aquí ocurre?

173.-DUPERRET
¿Qué pretende cónsul charla?
¿Otra vez agitar a la gente?
Como si no bastara con todo eso que anda por las tribunas:
Costureras, porteras y lavanderas
Sustraídas a sus legítimos patronos.
¿y el reto de su público?
Rateros, vagos, parásitos,
Que vagabundean por los bulevares

Indignación entre los oyentes.
Y holgazanean en los cafés.

Gritos: ¡Ojala pudiéramos!
Presos sueltos,
Locos escapados,

Tumulto y silbidos.
Con ellos quiere
Regir el país.

174.- MARAT
Embusteros
Que odiáis al pueblo

Griterío apasionado: ¡Viva Marat!
¡Él dice la verdad!
Siempre hablareis del pueblo
Como de una masa burda y sin forma,
Porque vivís lejos de él.
Os dejasteis arrastrar a una Revolución
Sin conocer sus cuatro conceptos.
¿no dice hasta el estimado Danton
Que en vez de prohibir la riqueza
Debemos esforzarnos
Por hacer un honor de la pobreza?
Y Robespierre,
Que palidece al oír “violencia”,
¿no se sienta en distinguidas mesas,
En distinguida conversación,
A la luz de las velas?

Siseos, silbidos.
Gritos: ¡Abajo Robespierre!
¡Viva Marat!
Siempre estáis deseosos de imitar
A los empolvados canallas,
Necker, Lafayette, Talleyrand.

175.- COULMIER
Interrumpiendo
¡Cierra la Boca!
Vivimos en el año mil ochocientos ocho
Y el Emperador ha devuelto a esos hombres,
Que entonces arrastraban por el fango,
Todo el honor de nuevo
Que les correspondía.

176.- MARAT
Interrumpiendo.
Y los demás,
Como se llamen.
Necesitamos de una vez un verdadero diputado del pueblo,
Que sea incorruptible,
En el que podamos confiar.
Tenemos la disolución y el caos:
Esta bien,
Es e primer estadio.
Pero ahora hay que pasar al segundo.
Elegid uno
Fiel a vuestro interés.

Gritos: ¡Marat dictador!
¡Marat a la bañera!
¡Que lo ahoguen en una cloaca!
¡Dictador de las ratas!

Dictador
Es la palabra que debe desaparecer,
Odio todo
Lo que recuerda dueños y patriarcas.
Hablo de un jefe
Que en época de crisis

Sus palabras se pierden en el gran tumulto.
177.- DUPERRET
Quiere excitar
A más asesinatos.

178.- MARAT
Nosotros no asesinamos,
Matamos para defendernos,
Luchamos
Por nuestra vida.

179.-DUPERRET
¡Ah, si aun tuviéramos ideas creadoras
En vez de agitaron!
¡Si tuviéramos belleza y armonía
En vez de confusión y fanatismo!

Los cuatro cómicos  se le echan encima y le tapan la boca.

180.- ROUX
Saltando al fondo
Ved lo que pasa aquí
¡Uníos!
Derrocad a vuestros enemigos.
Hacedlos inofensivos,
Pues si ellos vences
Nos os dejaran
Ni a uno solo escapar,
Y todo lo que hayamos conseguido
Se habrá perdido.

Gritos entusiastas, silbidos y exclamaciones en coro:
¡Uuuh!
¡Fuera Marat!
¡Abajo! ¡Abajo!

181.-GRITOS
Marat Marat Marat Marat Marat
La corona de laurel para Marat.
Un carro triunfal para Marat.
¡Viva la calle!
¡Vivan las farolas!
¡Vivan las panaderías!
¡Viva la libertad!
¡Abajo la camisa de fuerza!
¡Abajo las puertas cerradas!
¡Abajo las verjas!

Rebelión y griterío. Los pacientes se precipitan hacia delante.
Llevan la bañera a Marat al podio de la derecha.
182.- CORO
¡Viva Marat! En ti nos apoyamos,
Tú eres el único en quien confiamos.

183.-KOKOL Y POLPOCH
Bailando.
Derribad a los ricos, a su Dios derribad,
Y lo que encontréis en el bote echad.

184.-CUCURUCÚ Y ROSSIGNOL
Un día también habremos probado
a que saben los dulces y el pavo trufado.

185.-CORO
Marat Marat Marat Marat Marat.

186.-SADE
Se adelanta, mientras el coro, al fondo, va bajando la voz.
Ya encontraran a uno
en el que puedan descargarlo todo,
y harán de él un monstruo sanguinario
que pueda pasar a la historia
con el nombre de Marat.

Redoble de tambores y comienzo de la música.



28                     POBRE MARAT EN TU BAÑERA

Marat se deja caer en la bañera. Agotado se apoya en la tablilla.
Se retiran hacia el fondo los bancos de espectadores, y mozos y hermanas empujan también a los pacientes hacia e fondo.
Delante, en el círculo, los cuatro cómicos  bailan una lenta carmagnole.

187.-KOKOL Y POLPOCH

Cantando y bailando.

Pobre Marat, en tu bañera,
Tu hora no es ya duradera.
Se precipita el fin de tu tormento
Aunque aun dormite la Corday en su asiento

188.-CUCURUCÚ Y ROSSIGNOL

Cantando y bailando.

Imaginaos que esta se durmiese,
En sueños con sus condes y marqueses.
Marat, quizá recobres la salud perdida
Y nadie te infiera la mortal herida.

189.-KOKOL Y POLPOCH

Pobre Marat, aguza los oídos,
Porque sin ti estamos perdidos.

190.-CUCURUCÚ Y ROSSIGNOL

Pobre Marat, se vigilante
Cuando la noche se adelante.

Tres tempestuosos redobles de tambor.
Al fondo han impuesto difícilmente silencio. Los pacientes tienen que estar erguidos, con las manos cogidas detrás de la nuca. Ante ellos hermanas que rezan con las manos juntas.
El rumor de los rezos es perceptible. Los cuatro cómicos  bailan aun un momento y luego se echan en el círculo.

191.- MARAT
Con miedo en la voz.
¿Llaman, Simone?

Otra vez tiránico.

Simone,
Más agua fría.

Simone esta en cuclillas al borde del podio y no reacciona.

Simone,
¿Dónde está Bas?

192.-SADE

Ríndete, Marat,
Tú mismo dijiste
Que nadie se alcanza con emborronar.
Yo mismo hace tiempo que abandoné mi obra principal.
Treinta metro de papel
Bien cubierto con letra pequeña,
Entonces, el la cárcel.
Desapareció cuando la toma de la Bastilla.
Desapareció como desaparece todo lo escrito,
Como desaparece todo lo pensado y previsto.

 Marat, e rostro inclinado hacia la tabla, se tapa las orejas con las manos.

Marat,
Mírame,
¡Como has vivido
En tu bañera,
En tu cilicio!

Por órdenes de las hermanas, los pacientes cambian de postura: ahora levantan los brazos extendidos.

193.-MARAT

Solo he tenido tiempo
Para el trabajo.
No me bastaban los días y las noches.
En cuanto estudiaba un abuso
Se ramificaba en otros.
En donde intervine
Había un avispero.

Un paciente se desmaya. Se lo lleva un mozo.

Cuando escribía
Lo hacia siempre pensando en la acción,
Sabiendo que siempre
Que eso eran solo preparativos
Cuando escribía
Lo hacia siempre con fiebre
Y oyendo ya los truenos de la acción.
Entonces,
Cuando escribía el tratado sobre las cadenas de la esclavitud,
Trabajare durante tres meses veintiuna horas al día
Entre montañas de infolios,
Buscando el material, revisando el material
Que se hinchaba, chirriando e hirviendo,
Constantemente,
Hasta que me atasqué en aquel pantano
Luego me hundí dos semanas en un marasmo,
Mientras capturaban el manuscrito enviado.
Siempre ocurría eso,
Siempre estaban acechando
Para capturar mi palabra,
Calumniarla y destruirla.
A cada octavilla que escribía
Tenia que esconderme en las cloacas.
Llegaban con cañones,
Ponían mil hombres de la Guardia Nacional a rodear
Mi casa,
Y aun hoy
Espero que llamen a la puerta,
Espero
Que la bayoneta
Se me clave en el pecho.

194. - SADE

¿Para que más proclamas?
Es ya tarde,  Marat.
Olvida la proclama,
Solo dice mentiras.
¿Qué quieres más de esta Revolución?
¿Adonde ha de llevar?
Mira esos rebeldes perdidos.

Señala a los cuatro cómicos, que, tendidos en el suelo, se rascan, bostezan y aun intentan arrancar una última gota de la botella vacía.

Con sus prendidas cucardas.
¿Qué vas a mandarles?
¿Adonde quieres llevarles?

Al fondo, las hermanas ordenan a los pacientes sostenerse a la pata coja.

¿Qué vas a mandarles?
Una vez hablaste de los superiores
En cuyas manos las leyes
Son instrumentos de opresión,
¿O quieres que alguien dedica de ti
Y de tu palabra escrita,
Y te obligue
A tal o cual trabajo,
Y te predique nuevos órdenes,
En constante repetición,
Hasta que sepas recitarlo en sueños?

Los pacientes, al fondo, se mueven en corro, bajo el mando de las hermanas.
Los cuatro cómicos  empiezan a canturrear con indiferencia, echados en el suelo, agitando los pies por el aire. Luego se levantan Rossignol y Cucurucú y bailan al son de la música.


195.- MARAT

Echado otra vez hacia delante.

¿Por qué se hace todo tan equivoco?
Todo lo que dije
Era bien pensado y verdadero,
Todos los argumentos eran buenos:
¿Por qué dudo ahora?
¿Por qué suena todo falso?

196.- LOS CUATRO CÓMICOS

Pobre Marat, en tu casa cercado,
Cien años te nos has adelantado,
Y mientras ahí fuera el hacha menean
Ya tus palabras se falsean,
Y en sangre se derrama
La verdad que tu pluma proclama.

Termina la música. Los cuatro cómicos  bailan hasta el centro de la escena.
Retiran a los pacientes a su estrado.
Las hermanas intentan despertar a Corday.
Tres grandes golpes como a una puerta.




29                     PREPARATIVOS PARA LA TERCERA VISITA


197.-PREGONERO

Corday,
Despierta.

Pausa.
Al fondo repiten murmurando el nombre de Corday.
El rumor se hincha y cubre toda la escena. Las hermanas
Sacuden a Corday. Duperret la llama por su nombre.
Simone está de pie, rígida, junto a la bañera, y mira
En la dirección de la Corday.


198.-CORO

Corday, Corday
Despierta,
Despierta,
Despierta Corday,
Corday despierta.

199.-PREGONERO

Hace con el bastón una señal a la orquesta.
La orquesta empieza el tema de Charlotte Corday.

Charlotte Corday, llegó la hora
No tienes tiempo de dormir ahora.
Charlotte Corday, ponte en tu postura
Y coge el puñal por l empuñadura.

Pausa.
Las hermanas ponen a Corday de pie. Corday tiene
La cabeza hundida. Le vacilan las piernas. Las hermanas
La sostienen y la llevan despacio hacia delante, con las piernas
Arrastrando.
Duperret va detrás, con las manos puestas en las caderas de Corday.

Charlotte Corday, sabes la verdad:
Pronto dormirás en la eternidad.

Introducen a la Corday en el circulo.
Dos hermanas la sostienen, una a cada lado.
Duperret, detrás, le sostiene la espalda.
Termina la música.

200.-CORDAY

Con los ojos todavía cerrados, habla bajo, temerosamente.

Ahora ya sé cómo es el instante
En el que la cabeza deja el cuerpo,
Aquel instante,
Con las manos atadas a la espalda,
Los pies trabados,
Desnudo el cuello,
El pelo cortado,
Aquel instante en el caldazo,
El rumor del cuchillo que sube,
De cuyo oblicuo filo
Aún gotea sangre,
Aquel instante,
Uncida la cabeza al yugo de metal,
Viendo húmeda la cesta,
Y la caída
Que nos divide.

Pausa.
Dicen que la cabeza
Cuando la levanta el verdugo en la mano
Vive aún,
Que aún ven los ojos,
Y se mueve la lengua,
Y que abajo se mueven las piernas y los brazos.

201.-DUPERRET

Se pone ante ella, pero sin soltarle las caderas.
Acompañamiento por el laúd.

¿De qué hablas, Charlotte?
¿Qué sueños son esos?
Despierta Charlotte, y contempla los árboles
Y el crepúsculo rosa,
Y no pienses en esas cosas:
Percibe la tibieza y el aire del verano
Que hincha tu hermoso pecho.

Pausa.
Levanta la mano y le acaricia el pecho.
Nota el puñal bajo el velo.

¿Qué llevas ahí?
¿Un puñal?
¡Tíralo!

Termina la música.

202.-CORDAY

Rechaza la mano.
Ahora hay que llevar armas
Para defenderse.

203.-DUPERRET

Impetratorio.

Nadie te ataca, Charlotte.
Charlotte, tira el puñal.
Vete de aquí,
Vuelve a Caen.

204.-CORDAY

Se yergue, rechaza las manos de las hermanas.

En mi cuarto de Caen,
Sobre la mesa, junto a la ventana de par en par,
Está abierto el libro de Judit.
Judit marchó para no volver nunca.
Vestida con maravillosa hermosura
Se presentó en la tienda
Del tirano
Y de un solo golpe
Lo aniquiló.

205.-DUPERRET

Charlotte,
¿Qué estás preparando?

206.-CORDAY

Otra vez hundida en sí misma.

Contempla esta ciudad
Cuyas prisiones están llenas
De amigos nuestros.
He estado con ellos
Ahora en sueños.
Están allí apelotonados
Y oyen por las claraboyas
Cómo los centinelas hablan de ejecuciones.
Ahora ya lo hacen por hornadas,
Los van a buscar por listas
Que en la medida que se acortan
Son prolongados por los que los prenden.
He estado con ellos
Esperando
Que leyeran nuestros nombres.

207.-DUPERRET

Charlotte,
Vámonos juntos
Esta misma noche.

208.-CORDAY

Como sin oírle.

¿Qué cuidad es ésta?
¿Qué calles son éstas?
¿Quién inventó esto
Y gana con ello?
He visto vendedores
Por todas las esquinas
Que venden pequeñas guillotinas,
De diminuta cuchilla afilada,
Y muñecas llenas de líquido rojo
Que brota del cuello
Al cumplirse sentencia.
¿Qué niños son éstos
Que saben
Manejar juguetes tales?
¿y quien pronuncia las sentencias?
¿Quién pronuncia las sentencias?

Unos pacientes forman grupo en el centro.
Corday levanta la mano con el gesto de ir a llamar a una puerta.




30                     TERCERA Y ÚLTIMA VISITA DE LA CORDAY

El pregonero golpea tres veces el suelo con el bastón; mientras
Corday ejecuta el gesto de llamar.
Marat se sobresalta, y mira en la dirección d la Corday.
Simone se coloca protectoramente ante la bañera.

209.-DUPERRET

¿Por qué has buscado esta puerta?
¿sabes quién vive aquí?

210.-CORDAY

Él,
Aquel por el cual he venido.

211.-DUPERRET
¿y qué quieres de él?
Vuélvete, Charlotte.

Se arrodilla ante ella.

212.-CORDAY

Tengo un encargo
Y hay que cumplirlo.
Vete.

Le rechaza con el pie.

Y déjame sola.

Duperret se le agarra a las piernas. Ella le da patadas.
Duperret se retira de rodillas.

213.-PREGONERO

Señala con el bastón a Corday.

Y ahora verán el tercer intento
Que la actriz que en este aposento
La Corday tiene que representar
En casa de Marat va a realizar.
A sus pies ven al señor Duperret.

La señala.

Que el dolor del adiós no soporta de pie.
Ya ven que ella no quiere consolarte,
Ni impedirle la empresa va a dejarle.

Levanta el índice.

Pues no puede cambiarse lo que ya ha ocurrido,
Aunque todos lo hubiéramos preferido.

Señala a Corday.

Todo en vano. Ya está de éste olvidada.

Señala a Duperret.
Duperret se arrastra de rodillas hacia atrás.

Y por aquel de dentro.

Señala a Marat.

Obsesionada.

214.-MARAT

Se yergue.

No: tengo razón yo
Y volveré a decirlo una vez más.
Simone
¿Dónde está Bas?
Corre prisa
Mi proclama.

Simone pasa a un lado y se queda de pie mirando a
Corday como embrujada.

215.-SADE

Se dirige hacia Marat.

Marat,
¿Qué son panfletos y discursos
Al lado de ella,
Que espera y quiere verte
Para besarte y abrazarte?
Marat,
Una virgo Intacta está ante ti y se te ofrece.

Corday está muy erguida, sonriente, se echa el cabello a un lado y
Se lleva la mano al pecho, donde esta el puñal.

Mira cómo sonríe
Y le brillan los dientes,
Cómo le ondea el cabello a un lado.
Marat, déjalo todo
Ahora que viene a ti.
Marat,
No existe nada más
Que ese cuerpo.
Mira,
Ahí está,
Con el pecho desnudo bajo el velo ligero.
Tal vez tiene un cuchillo
Para excitar el juego del amor.

Corday se acerca un paso más a la bañera. Ofrece
Su cuerpo, balanceándose ligeramente. Simone sigue rígida, apretando
Mecánicamente el trapo que lleva en la mano.

216.-MARAT

Simone,
Simone, ¿Quién ha llamado?

217.-SADE

Una muchacha,
De la rural soledad de un convento.
Piensa
Cómo yacen esas mozas en el duro suelo,
En cilicios
Y cómo el aire caliente de los campos
Les llega por las ventanas enrejadas.
Piensa,
Cómo yacen,
Con el seno y el pecho húmedos,
Pensando en aquellos
Que fuera dirigen la vida.

Acorde de los laúdes.
En recitativo, mientras los cuatros cómicos  se adelantan
Y ejecutan la Pantomima de la Copulación.
Rossignol, a caballo del compañero más robusto,
Hace acrobacias con él.

218.-SADE

Con acompañamiento musical.

 Y se sintió cansada de aquella soledad,
Y fue arrebatada por la nueva edad.
Cayó en el remolino de las conmociones
Y quiso intervenir en las subversiones.
Pues ¿Qué sería esta Revolución
Sin una universal copulación?

219.-CORO

En canon.

Pues ¿Qué sería esta Revolución
Sin una universal copulación?

Termina la pantomima.

220.-SADE

Marat,
Cerca está sólo este cuerpo
Que te espera.
Marat,
Cuando yo estaba en la ciudadela,
Durante tres años,
Aprendí
Que éste es un momento de cuerpos,
Y que cada cuerpo tiene una fuerza terrible,
Y cada uno está sólo y ninguno sereno.
En esta soledad,
En medio de un mar de muros,
Oía sin cesar,
En las palmas de las manos y en la piel del cuerpo,
Esos contactos.
Encerrado bajo trece cerrojos,
El pie en la argolla,
Sólo soñaba
Aquellas aberturas del cuerpo
Que existen
Para esconderse y consumirse en ellas.

Se acerca un paciente de puntillas, inclinado hacia
Adelante, y desde detrás del circulo, con la cabeza
Adelantada, escucha ansiosamente.
Otros pacientes le imitan.

Sin cesar pensaba en ese único prójimo.
Era un sueño de celos arrebatadores
Y de meditación violenta.
Marat,
Estas prisiones internas
Son peores que los más profundos calabozos de piedra,
Y mientras no se abran,
Toda vuestra agitación
Será una rebelión de presos,
Aplastada
Por otros presos comprados.

221.-CORO

Repite con acompañamiento musical.

Pues ¿Qué sería de esta Revolución
Sin una universal copulación?

Termina la música.

222.-CORDAY

A Simone, con acompañamiento de laúd.

Si mi carta Marat tiene leída,
Déjame entrar, se trata de su vida.
He de contarle que en Caen despiertan
Y para aniquilarle se conciertan.

223.-MARAT

¿Quién está en la puerta?

224.-SIMONE

Colocada otra vez protectoramente ante la bañera.

La muchacha de Caen.

225.-MARAT

Déjale entrar.

Simone se aparta, sacudiendo enérgicamente la cabeza.
Se acurruca en el podio, detrás de la bañera,
Y hunde la cara entre las manos.
Corday se adelanta hacia la bañera. Anda balanceándose.
Sonríe. Sigue con las manos en el pecho.
Sade abandona el círculo y se dirige a su podio,
Donde se queda de pie, siguiendo la acción apasionadamente.

226.-CORDAY

En voz baja.

Marat,
Voy a decirte lo nombres de mis héroes,
Pero no los traiciono.
Porque los digo a un muerto.

227.-MARAT

Se endereza.

Habla más claro,
Que no te entiendo.
Acércate.

Corday se acerca sonriendo mecánicamente. Gira y
Balancea lentamente el cuerpo. Mete la mano
Debajo del velo del pecho.

228.-CORDAY

Canturreando progresivamente.

Nombres te digo
Marat,
Los nombres de ellos,
De los que se reúnen en Caen
A Barvaroux te nombro,
Y Buzot
Y Pétion
Y Louvet
Y Brissot
Y Vergniaud
Y Gaudet
Y Gensonné.

Mientras pronuncia los nombres, los rasgos des rostro
Se le deforman hasta un salvajismo hecho de
Odio y voluptuosidad.

229.-MARAT

¿Quién eres?
Acércate.

Marat se endereza aún más. La toalla le resbala de
Los hombros.
Corday se inclina, balanceándose aún, hacia Marat.
Alarga la mano izquierda como para acariciarle.
En la mano derecha tiene ya el puñal, sin descubrirlo.

230.-CORDAY

Ya llego, Marat,
Pero tú no puedes verme,
Porque estás muerto.

231.-MARAT

Semidesnudo, se pone de pie, grita.

¡Bas,
Escribe, lo que voy a dictarte!
Sábado, trece de julio
De mil setecientos noventa y tres.
A la nación francesa.

Corday esta al lado de Marat. Pasea su mano izquierda
Casi tocando la piel de Marat por el pecho,
Los hombros y el cuelo.
Marat se apoya, inclinado hacia delante, en el respaldo
De la bañera. En la mano derecha sostiene la pluma.
Corday saca el puñal del pecho. Lo toma con las dos manos
Y gana amplio impulso hacia arriba para golpear.
Los paciente, los mozos y las hermanas están rígidos
E inmóviles. La Corday queda sumida en sí misma.
Marat está sentado en una posición de reposo, aún
Inclinado hacia delante.
El pregonero toca un pito agudo.


31                     EXCURSO


232.-PREGONERO

Por el ingenio del señor de Sade
Ahora este excurso presenciad.
En el segundo antes de terminar
A Marat vamos a informar
De lo que ocurrirá cuando él no sea,
Como ya sabe toda la platea.

Señala al público.
Música: una rápida marcha militar.
Los cuatro cómicos  se adelantan hasta entrar en el
Círculo y realizan al ritmo de la melodía grotescos
Ejercicios de instrucción militar.

233.-LOS CUATRO CÓMICOS.

Hierve la lucha en la Vendée,
Muy valerosa y muy cruel,
Entre los nuestros y la realeza:
Completaremos la limpieza.
Banderas al viento llegamos contigo,
Con canto y fuego, tropa castigo,
El regimiento de Marat llamado,
Y ya el país hemos limpiado.
Ahora, Marat tu predicación
Se cumplimenta con perfección.
A nuestros enemigos degollamos
Cuando no mueren por sus manos.
Asaltamos con el sable y el cañón
La roca de la contrarrevolución,
Lyon, donde ejemplo dejamos
Y tres mil hombres ejecutamos.
A Nantes luego el regimiento pasa,
Y allí a los enemigos ahogamos en masa,
Y toda casa en que vivió un rebelde
Es arrancada porque nada quede.
Banderas desplegadas llega otro batallón
A la traidora ciudad de Toulon.
Una hay allí, nos lo dirá la historia,
Que puede darnos gran victoria.
Ya vez, Marat, cómo esto va,
Y ahora empezamos con los nuestros ya.
Como dijiste, fuera de este modo
Inútiles y blandos ante todo.
Robespierre comienza por Danton,
Luego ejecuta sin vacilación
A mucho viejo conocido
En quien por ignorancia hemos creído.
Marat, casi no creen nuestros ojos
De los nuevos señores los antojos.
Con los nobles en el mismo camino
Vemos ahora el fiel jacobino,
Que su igual es ante la guillotina,
Y aún más cuando ella los termina.
Marat, miramos con la boca abierta
Las rarezas que el destino concierta.
Aquí va Robespierre con la mano trabada,
Y ya cae en la cesta su cabeza cortada.
Marat, ¿tiene que ser así,
Que el de arriba hace como si
Dirige esto y eso orienta,
Y luego al poco revienta’
Marat, por consolarte te diremos
Quién es el que ahora tenemos.
El Bonaparte ahora nos enseña,
Es, como tú, de Córcega o Cerdeña,
La paz eterna prometía
Y nos da trabajo en la armería.
Ya para gloria de la Revolución,
Se llama Emperador Napoleón.

Gran acorde.

El espectáculo vale la pena,
Aunque aún no está nuestra barriga llena,
Y sin cambiar posturas
Nos bendicen ahora
Los curas.




32                     EL ASESINATO

El pregonero hace una señal con el bastón.
Corday, repentinamente despierta, toma impulso
Con los brazos y hunde violentamente el puñal en el
Pecho de Marat. Éste se cubre de sangre. Sade está
De pie, inclinado hacia delante, triunfal, sacudido
Por una risa silenciosa.
El pregonero levanta el bastón y los cuatro cómicos,
Junto con los pacientes, concentrados detrás del círculo,
Lanzan un grito común.
Todos rodean la bañera y componen un “tableau” heroico.
La composición tiene el siguiente aspecto:
Marat yace, como en la clásica estampa de David,
Con el brazo derecho fuera del baño. Tiene en la
Mano derecha la pluma, y en la izquierda los papeles.
La Corday tiene aún aferrado el puñal. Los cuatro cómicos
La tienen cogida
Por lo brazos, y tiran tanto de ellos que el velo del escote
Se rompe y quedan los pechos desnudos.
Simone está de pie, inclinada, con un gesto de terror, sobre la bañera.

Duperret está de rodillas junto al podio de la derecha.
Roux está de pie encima de un banco, detrás de la bañera.




33   EPÍLOGO

La orquesta empieza con una sorda música solemne. Las hermanas se adelantan y reciben a la Corday, que ahora se hunde en sí misma. Le ponen el velo del escote. Las hermanas conducen a la Corday hacia el fondo, pasando ante Sade. Al pasar, Corday da el puñal a Sade. Otras hermanas levantan una gran sabana blanca ante la bañera. Tras ella abandona el baño Marat, escondido por la sábana con que le siguen las hermanas.
Los pacientes que están a los lados adoptan actitudes de luto. Roux levanta los brazos atados por encima de la cabeza. Quiere hablar, pero los mozos lo arrastran al fondo.
Coulmier abandona la tribuna y se dirige al centro de la superficie de representación. Al mismo tiempo cae una transparencia con una imagen glorificadora de Napoleón.
Al aparecer esa imagen los pacientes van adoptando una actitud de sumisión.


234.-COULMIER

Distinguido público de edad ilustrada,
Tras este repaso de historia pasada
Miremos ahora a nuestro presente,
Que, si bien aún no con paz suficiente,
Nos ofrece una mañana seguro
Del que sabemos que no será oscuro.

La música va siendo progresivamente una monótona marcha.
Los pacientes del fondo se ponen en formación y marcan el paso.

La gran diferencia hoy se note
En que no hay opresión ni bancarrota.
Estamos en plena recuperación,
Tenemos pan, tenemos carbón,
Y aunque otra guerra nos espera,
La victoria final es lisonjera.

235.- LOS CUATRO CÓMICOS.

Marcando el paso.

Y aunque en muchas manos poco y mucho en pocas manos,
Nos acercamos juntos a los fines humanos.
Podemos expresarnos entera y libremente,
Y decir lo vedado clandestinamente.

236.-CORO

Ni el enfermo siquiera va encadenado,
Y el honor de la patria por siempre está salvado.
Ya ni necesitamos de política hablar,
Pues uno basta ya para a todos guiar.
Hasta a pobres y enfermos nos dice qué hay qué hacer,
Y a él se lo tenemos todo que agradecer,
A este emperador único Napoleón,
Que consumió con gloria la Revolución.

Se intensifica la música. La procesión se pone en movimiento.
Las hermanas y los mozos intentan detenerla desde los lados.
La columna da varias veces cuatro pasos hacia delante y tres
Para atrás. La música y el ritmo de la marcha son cada vez más intensos.
Coulmier se aparta preocupado, agitando los brazos
Para ordenar que se detengan.

El que nuestro invencible ejército
Guía en la nieve, el agua y el desierto,
El que nuestro poder por todos lados,
Para bien de los pueblos ha implantado.

El paso se hace atronador y la columna adelanta más,
Dando unos pasos hacia delante y otros hacia atrás.

237. COULMIER

Gritando a través del tumulto.

¡Viva el Emperador y la Nación,
Y viva nuestro hospital
De Charenton!

238.-TODOS

Rítmicamente, con el paso, pero en gran confusión y a gritos.

Charenton Charenton
Napoleón Napoleón
Nación Nación
Revolución Revolución
Copulación Copulación.

239.-ROUX

Grita, imponiéndose al tumulto que no cesa.

¿Cuándo aprenderéis a ver?

La música, los gritos y las pisadas se convierten en una tempestad.
Una intensa corriente de aire entra por las ventanas de la parte
Alta de las paredes laterales. Las grandes cortinas ondean ampliamente
En el escenario.
Coulmier huye, se refugia en su tribuna y toca
Una campana de alarma.
Los mozos atacan a los pacientes a golpes de porra.
Roux se lanza hacia delante.

240.-ROUX

A los pacientes y al público.

¿Cuándo aprenderéis a ver’
¿Cuándo lo entenderéis de una vez?

Se pone de espaldas, delante de las filas de los que marchan.
Los quiere echar para atrás, pero ellos lo absorben y
Roux desaparece en el seno de la columna, que sigue avanzando.
Los pacientes se encuentran ya como en trance por su danza o marcha.
Muchos saltan y se contorsionan extáticos.
Coulmier incita a los mozos a usar la mayor violencia.
Algunos pacientes caen al suelo bajo los golpes.
El pregonero da grandes saltos rítmicos ante la orquesta.
Sade de ha puesto en pie encima de su silla y ríe triunfalmente.
Coulmier, desesperado, da la señal de bajar el telón.




Apagón



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