JAIME NIETO - OBRA: "ÓPERA"




OPERA
Comedia en cuatro actos escrita por Jaime Nieto


Personajes:
Violeta
Amelia
Michael
Antonio
Brunilda
Mark
Siegmund
David


La acción en Manhattan, 2006




ACTO PRIMERO


I

(SIEGMUND, MICHAEL Y AMELIA, en ese orden)

AMELIA: El consultorio del doctor Massenet.

SIEGMUND: Con sinceridad doctor, no veo ninguna mejora.

AMELIA: El chico esta igual que siempre. No habla. Solo mira. Como si fuera un zombi.

SIEGMUND: No me gusta que le llames zombi a mi hijo.

AMELIA: Pero es lo que parece.

SIEGMUND: El doctor insiste. Debemos tener paciencia. ¿Paciencia? Llevamos seis meses teniendo paciencia, doctor.

AMELIA: ¿Y si lo internamos?

SIEGMUND: ¡AMELIA!

AMELIA: Como no eres tu el que lo ve todo el día. Doctor estoy harta. Me desespera verlo así.

SIEGMUND: ¡AMELIA!

AMELIA: Tengo que decir lo que siento. El es medico. Puede ayudarnos.

SIEGMUND: Es tu hijo el que necesita ayuda. No tú.

AMELIA: No es mi hijo. Y si necesito ayuda. ¿Cree que pueda darme unas pastillitas para dormir?

SIEGMUND: Esta consulta no es para ti.

AMELIA: ¿Ve doctor? Si el pobre Michael esta así es por su culpa. Si no me ayuda me volveré zombi. Como el.

SIEGMUND: ¡No lo llames zombi!

AMELIA: El doctor Massenet  ríe. Nos pide calma y nos aconseja que hagamos como que Michael es un chico normal.

SIEGMUND: ¿Eso quiere decir que nos escucha? ¿Que nos entiende? Michael hijo si me escuchas...  Nunca te he dicho lo mucho que te quiero.
AMELIA: Yo tampoco.  Miento con ganas. El muchacho nunca me importo mucho que digamos.

SIEGMUND: El doctor nos dice que lo siente. Pero que Michael no nos escucha. Que oye nuestras voces sin distinguir palabra. ¿Eso quiere decir que somos para el como el zumbido de un mosquito?

AMELIA: El medico asiente. Nos cita para dentro de un mes.

SIEGMUND: Le pido a Amelia que se quede con el muchacho. Es mi hijo, pero desde que esta así, prefiero pasar la menor cantidad de horas con el. Soy un mal padre. Pero no me importa.


II
VIOLETA: Mi casa. Estamos en el living. Me resulta imposible vivir sin el.

AMELIA: ¡Que frase mas cliché, querida!

VIOLETA: Puedes tomarme en serio al menos una vez en tu vida. Me estoy muriendo por dentro, Amelia. No se que hacer.

AMELIA: Vuelve a la música.

VIOLETA: No puedo. El no está.

AMELIA: Cuando empezaste el tampoco estaba.

VIOLETA: Pero tenía fuerzas para hacerlo. Ahora…

AMELIA: …no tienes fuerzas y piensas lanzarte al abandono.

VIOLETA: …Pienso acabar todo de una vez.

AMELIA: No eres tan valiente como el, Violeta. Nunca acabarías con tu vida…

VIOLETA: ¿Y si me ayudas?

AMELIA: ¡Por Dios!

VIOLETA: El me pidió que lo ayudara. Yo me molesté. No podía tomar seriamente una proposición así. No soy lo suficientemente fuerte para hacerlo.

AMELIA: Si lo hubieras hecho, ahora estarías loca.

VIOLETA: Ya estoy loca. No te das cuenta.  Me sirvo un trago y me lo bebo de un solo sorbo. Amelia ríe.

AMELIA: Puedes dejar el melodrama por un segundo.

VIOLETA: Está bien. Lo haré. Pero dime como carajo hacer para seguir adelante.

AMELIA: ¿Qué dice tu analista?

VIOLETA: Que busque consejo en las personas que mas quiero. O sea, tu.

AMELIA: Vuelve a cantar. Violeta hace un año que no cantas. El Met te quiere para que cantes La Wally en Diciembre próximo y el Covent Garden…

VIOLETA: No voy a aceptar.

AMELIA: Está bien. ¡Jódete! ¡Quédate llorando la muerte de Charlie por el resto de tu vida!  Tengo cosas más importantes que hacer. Me dispongo a salir.

VIOLETA: ¡Espera! Ella se detiene. Me mira como diciéndome que carajo quieres ahora.

AMELIA: ¿Aceptarás la propuesta  del Met?

VIOLETA: No se que decirle

AMELIA: La aceptarás, si o no.

VIOLETA: Si.

AMELIA: Sabía que lograría convencerte. Mañana mismo le escribo a Mister Evans para decirle que aceptas. Tenía unas ganas de reabrir la oficina. Me siento tan aburrida en casa sin hacer nada. ¡Gracias hermanita!

VIOLETA: ¿Sabes que esto lo hago mas pensando en ti que en mi?

AMELIA: No te  creo.

VIOLETA: Haces bien. Lo hago por mí. ¡Que pierdo intentándolo! A lo mejor cantando logro olvidarme de… ¡No quiero olvidarme de el maldita sea! ¡No quiero! Lloro desconsolada. Amelia me mira. No sabe que decir. Sabe que sufro de verdad por Charlie.

AMELIA: ¿Por qué no te vienes a la casa unos días?

VIOLETA: No soporto a tu marido.

AMELIA: Siegfried te estima.

VIOLETA: ¿No pudiste conseguirte un marido con un nombre menos… Wagneriano?

AMELIA: ¿Puedes responderme con una afirmación en vez hacerlo con una pregunta?

VIOLETA: No.

AMELIA: Esta casa es demasiado grande para ti sola

VIOLETA: ¿Y?

AMELIA: Deberías pensar en conseguir algo mas pequeño. Battery Park tiene unos condominios…

VIOLETA: Battery Park esta lleno de turistas.

AMELIA: Toda Manhattan esta llena de turistas.

VIOLETA: Al menos por aquí deambulan en limosinas. No soporto toda esa gente caminando en shorts y gorritas durante el verano... Suena su celular. Contesta

AMELIA: Aló… Si, Karl… Todavía estaré aquí un rato más. La señora no se siente muy bien…

VIOLETA: Ya estoy mejor.

AMELIA: No lo estás. ¿Michael está bien? Oh. Está algo inquieto. Hazlo subir. Yo lo recibiré. Gracias Karl.

VIOLETA: No estoy de humor de ver a tu hijo, Amelia. Me pone nerviosa.

AMELIA: El no es mi hijo. Es el hijo de Siegmund

VIOLETA: Tu hijo al final de cuentas. De verdad, no creo poder soportarlo. No hoy.

AMELIA: ¿Hay algo con lo que puedas lidiar en tu vida últimamente?

VIOLETA: Discúlpame. No debí decir lo que dije.

AMELIA: Si a mi me cuesta lidiar con Michael, supongo que a los demás les parecerá terriblemente estresante.

VIOLETA: Soy muy egoísta. Prepararé el te.

AMELIA: Era hora que me ofrecieras algo de tomar. ¿Podemos esperar a que Michael llegue?

VIOLETA: Si, claro. ¿Algo de música?

AMELIA: Así está bien.

VIOLETA: Igual la pondré.  Enciendo el equipo. Pongo play y me voy hasta el track 18. No stars again shall hurt you.

AMELIA: ¿Crees de verdad en lo que dice la letra de la canción? “Los astros no volverán a hacerte daño. Vivirás lo que te queda de vida en paz y amor”

VIOLETA: Las dos nos quedamos escuchando.

AMELIA: Quiero llorar.

VIOLETA: Quiero llorar.

AMELIA: Suena el timbre. Debe ser Michael.

AMELIA: Hace mucho que no lo veo. ¿Cómo está?

VIOLETA: Igual que siempre

AMELIA: Camino hacia la puerta. Karl lo acompaña. Ayudo a Michael a dar un paso hacia delante. Karl se va. Esperará en el parqueo de al lado.

(MICHAEL ENTRA A ESCENA)

VIOLETA: Hola Michael. ¿Entiende lo que le digo?

AMELIA: El Dr. Massenet  dice que nos escucha como si fuésemos el fastidioso zumbido de un mosquito.

VIOLETA: Eso quiere decir que le fastidiamos.

AMELIA: Supongo que si. Pero igual le hace bien escucharlo. Es su único contacto con la realidad.

VIOLETA: ¿Hay posibilidad de que se recupere?

AMELIA: Probablemente si. Probablemente no. ¡Quien sabe! Me da pena. Es guapo. Y su padre no quiere saber nada de el.

VIOLETA: ¿Lo quieres?

AMELIA: ¿A su padre?

VIOLETA: No. A Michael

AMELIA: Lo conozco desde los diez años. Lo he visto crecer.

VIOLETA: ¿Y a Michael?

AMELIA: ¿Es esto un interrogatorio?

VIOLETA: Discúlpame. No quise ser impertinente.

AMELIA: Eres mi hermana. Tienes derecho a serlo.

VIOLETA: Entonces respóndeme. ¿Lo quieres?

AMELIA: Después de quince años de matrimonio el amor es una ilusión, Violeta. Solo quieres llegar a casa y verlo ahí, sentado, esperándote. Los hombres son buenos para calentar la cama en invierno. Nada mas. De pronto Michael se pone inquieto. Es como si le hubiera fastidiado lo que dije.

VIOLETA: Creo que le jodió lo que dijiste sobre su padre.

AMELIA: ¿Tú crees?  Miky, júrame que no le dirás nada a tu padre de lo que he dicho esta noche. Ni las anteriores.

VIOLETA: ¿Has estado hablando mal de Siegmund en su presencia?

AMELIA: Que me queda. Tengo que llevarlo conmigo a donde voy. Además su padre se merece todo lo que digo. Desde que Miky entró en… Desde que está hecho un zombi, su padre no quiere saber nada de el y… Dios mío. No se que hacer, Violeta. No puede estar conmigo mañana, tarde y noche. Menos cuando tengo otras cosas que hacer en las que el, por supuesto, no puede estar.

VIOLETA: Cosas como que

AMELIA: Le hablo al oído. Para que Michael no escuche. Tengo un amante.

VIOLETA: Un… Pronuncio la palabra lo mas bajito posible. Para que el muchacho no escuche, obviamente.  … ¿amante? Pero te has vuelto loca. Si mi madre estuviera viva… Dios ella no nos crió para serle infiel a nuestros maridos.

AMELIA: Por Dios, Violeta

VIOLETA: Nunca pensé tener esta conversación contigo. Un amante. Te creía la mujer perfecta.

AMELIA: No lo soy.

VIOLETA: ¿Y quien es? ¿Lo conozco?

AMELIA: Lo conoces.

VIOLETA: Dios mío. ¿El director del Met? ¿Su asistente? No su asistente es gay. Pero siempre te gustaron los gays.

AMELIA: No pertenece a nuestro aburrido círculo, hermanita.

VIOLETA: ¿Entonces de donde lo conozco?

AMELIA: De repente Michael voltea y me queda mirando. Su mirada perdida me aterra. ¿Por qué me miras? Está bien. Le soy infiel a tu padre. ¿Y?

VIOLETA: ¡Basta! ¿Quién es?

AMELIA: Antonio. El barman italiano del Ambassador.

VIOLETA: No puede ser. Pero si es un… Dios.

AMELIA: Por supuesto que es un Dios.

VIOLETA: No es lo que quise decir. Digo… Dios mio. Tu y ese… No puedo seguir. La mirada de Michael empieza a asustarme. Siento pena por el muchacho. ¿Seguro que no entiende ni una palabra de lo que estamos hablando?

AMELIA: Somos como un zumbido de moscas para sus oídos.

VIOLETA: De igual manera no me parece bien que estemos conversando de esto con el muchacho delante. Yo… No apruebo lo que haces y… Te pediría por favor que… evites que tenga a Siegmund al lado por que… soy muy  mala mentirosa y…

AMELIA: Mientes divinamente, querida. Yo… Viendo que Michael está tranquilo. Me gustaría pedirte un favor.

VIOLETA: Olvídalo.

AMELIA: Solo será por un par de horas.

VIOLETA: No puedo.

AMELIA: Antonio me tiene una sorpresa. Dice que me ha preparado mi dulce favorito. Y tu sabes la debilidad que tengo por los dulces.

VIOLETA: Esos kilos demás lo delatan

AMELIA: ¿Estoy gorda?

VIOLETA: ¿Siegmund no te lo ha dicho? O desde que ocurrió lo que ocurrió con Michael tampoco te mira a ti.

AMELIA: No.

VIOLETA: ¿Desde cuando sales con tu barman latino?

AMELIA: Un ano. Hace año y medio que entre Siegmund y yo no hay nada. El le hecha la culpa de todo a Michael pero el lleva así seis meses y… ¿Me entiendes ahora?

VIOLETA: Algo. Pero aun así, no me puedo quedar con el en casa. Me volvería loca.

AMELIA: Sal a pasear.

VIOLETA: ¿Y a donde lo llevo?

AMELIA: ¿Tienes algo que hacer, querida?

VIOLETA: No, pero…

AMELIA: Entonces ocupa tu tiempo en algo productivo. Ayuda a tu hermana. Ella te necesita. ¡Mierda acaso no te ayudo cuando tú me necesitas!

VIOLETA: Nunca te he pedido algo así

AMELIA: Hace un momento me pediste algo peor. Me pediste que te ayude a morir. Y yo te estoy pidiendo que me ayudes a vivir. Siegmund me asfixia. Antonio me…

VIOLETA: Esta bien. Ve a tu cita con el Valentino ese. Yo me quedaré con Michael. No se muy bien de lo que vamos a hablar ni lo que vamos a hacer, pero creo poder soportarlo.

AMELIA: Gracias. Salgo corriendo. Temo que ella se arrepienta.

(AMELIA SALE DE ESCENA)

VIOLETA: ¿Esta bien la música? Vuelvo al track 18. Michael no se inmuta.  Hago de caso que estoy sola y vuelvo a pensar en el.

(AMELIA SE SIENTA CERCA DE LA VENTANA, COGE SU ESTUCHE DE MAQUILLAJE Y EMPIEZA A PINTARSE LOS LABIOS. LA ESCENA FINAL DEBE SER SIMILAR AL CUADRO DE JACK VETTRIANO “ONLY THE DEEPEST RED II”)



III
 (LA IMAGEN INICIAL DE ESTA SEGUNDA ESCENA DEBE SER SIMILAR A LA DEL CUADRO DE JACK VETTRIANO “COCKTAIL AND BROKEN HEARTS”)

ANTONIO: Lo siento pero el bar aun está cerrado.

BRUNILDA: No pensaba beber nada. Gracias.

ANTONIO: ¿No te gusta el alcohol?

BRUNILDA: Soy menor de edad.

ANTONIO: ¡Oh!  Hago una pausa y… ¿Te hospedas aquí?

BRUNILDA: No. Espero a alguien. No. No es lo que tú te imaginas. Es un amigo que ha venido a una convención en el Salón  Emperador...

ANTONIO: No tienes por qué explicarme. Es tu vida. Sabes lo que haces.

BRUNILDA: Me molesta que pienses que…

ANTONIO: ¿Has venido a acostarte con alguien?

BRUNILDA: ¿Siempre eres tan directo?

ANTONIO: Soy latino. Lo siento, no quise incomodarte.

BRUNILDA: Lo hiciste

ANTONIO: Te digo que lo siento.  Le sirvo una bebida. La casa invita.

BRUNILDA: Te dije que soy menor de edad.

ANTONIO: No tiene alcohol.  

BRUNILDA: Le doy las gracias y me lo  bebo. Está rico.

ANTONIO: ¿Quieres otro mas?

BRUNILDA: ¿Cómo sabes que me gustó?

ANTONIO: A todas las chicas les gusta.

BRUNILDA: A mi no. ¿Por qué pones esa cara?

ANTONIO: Me parece raro que no te haya gustado.

BRUNILDA: Pues no me gustó. No quiero ser malcriada, pero mañana tengo examen y…necesito estudiar. Saco un libro. Su cara lo dice todo.

ANTONIO: ¿Qué tengo hoy que no ligo una?

(ENTRA AMELIA, sacudiendo un paraguas)

AMELIA: ¿Listo?

ANTONIO: Amelia…

AMELIA: Se te ve guapísimo con ese traje. Tengo una habitación reservada en el hotel del frente. Toma, compré esto para ti.  Le entrego un paquete comprado en Virgin Records.

ANTONIO: Veo lo que me ha comprado. ¡No puede ser!

AMELIA: ¿Te gusta mi amor?

ANTONIO: ¡Baja la voz que nos pueden oír!

BRUNILDA: Ya los oí.

AMELIA: Todos los hombres son iguales. Mueren por esas tonterías.

ANTONIO: ¿A tu marido también le gustan?

AMELIA: El no es un hombre comun y corriente. Por algo se llama Siegmund.

ANTONIO: El playstation no es ninguna tontería. The Suffering 2. ¡Me moría por jugarlo!

AMELIA: Pues ya lo tienes. Son casi las cuatro, Antonio. Y no tengo toda la tarde…

ANTONIO: No voy a poder ir.

AMELIA: ¿Qué?

ANTONIO: Hay una convención en el Salón Emperador. Unos tíos que critican cuadros y esas cosas… Me tengo que quedar.

AMELIA: ¿Una convención de críticos de arte?

ANTONIO: Aburrido, ¿verdad?

AMELIA:  ¡Y lo organiza la NYU!

ANTONIO: Creo que si

AMELIA: ¡Mierda! Mi marido está ahí

BRUNILDA: Yo sigo escuchándolo todo. Me pongo nerviosa. Ella se llama Amelia. El se llama Siegmund. Demasiada coincidencia.

ANTONIO: ¿Tu marido?

AMELIA: Hoy salio temprano diciendo tenia una convención organizada por la NYU... ¿No es emocionante? Estás riquísimo.

ANTONIO: Nos están escuchando.

AMELIA: ¿Te avergüenzo?

ANTONIO: Lo digo por ti.

AMELIA: Me importa un carajo mi marido. Quiero que me hagas el amor. El hotel está en frente. Pide permiso.

ANTONIO: Mi supervisor me está mirando. Me tiene entre ceja y ceja. Le caen mal los latinos.

AMELIA: Si te vota del trabajo yo te mantengo y punto.

ANTONIO: No soy un gigoló

AMELIA: Ganarías mas siéndolo.

(Una luz cae sobre Mark)


MARK: La primera pintura que  vi suya fue Mr. And Mrs. Clark and Percy. No fue ni en un Museo ni en una Galería. Fue en el Readers Digest. Mi padre creía que comprándola, adquiría cultura. Solo que el nunca se fijó en ese cuadro. En cambio yo si. Y me cambió la vida. Era un Hockney. ¿Qué me gustó? Al principio creí que lo que me atraía eran los pies desnudos de Mr. Clark y su tullida alfombra. Eran tan gays. Luego, me fije en su mirada y me enamore de ella. Hablo de la mirada de el, por supuesto. Después de años de reflexionar sobre el mismo tema, me di cuenta que lo que llamó mi atención adolescente fue Percy, el gato. No porque nunca hubiera visto un gato en un cuadro, sino que nunca había visto un cuadro representando a una pareja moderna y menos, a un hombre con esa actitud y con un gato sobre sus rodillas. Y el detalle: Percy nos da la espalda. Mientras los Clark se dignan mirarnos con ojos perturbadores, Percy mira fijamente al balcón, dándonos la espalda y privándonos de sus ojos de gato. Es genial. Es evidente que el universo gatuno solo se interesa en la libertad que le da el balcón. Años después, cuando me preguntaron por que quería estudiar pintura respondí por David Hockney y por Percy el gato de Mr. And Mrs Clark. Tengo veintiocho años y hasta ahora no pinto nada que se le parezca. Se que aun soy joven. Pero en estos tiempos, la gente se muere joven. Ya no es como antes.


(La luz deja de iluminar a Mark)


AMELIA: ¿Te has molestado?

ANTONIO: Me has dejado pensando, nada más.

AMELIA: No quise ser ofensiva. Disculpa.

ANTONIO: Si no me has ofendido. No creas. Lo he pensado. Ser Gigoló. La facha la tengo. Y ganaría una fortuna…

AMELIA: Quiero suponer que te estás burlando de mi. Y me lo merezco. Nunca debí decirte lo que te dije. Lo siento. De pronto me doy cuenta que una joven no me quita la mirada de encima. ¡Qué me miras!

BRUNILDA: Lo siento. Pero no puedo dejar de oír lo que hablan.

VIOLETA: ¿Y crees que no se que me estás escuchando? Pero hazte la que no escuchas. Así como yo hago la que no te veo.

ANTONIO: Amelia…

AMELIA: La culpa es de ella. No tiene por que mirarme así

BRUNILDA: La señora tiene razón. Soy una maleducada. Le pido disculpas.

AMELIA: Disculpas concedidas. (A ANTONIO) ¿Qué hace una chica sola en un hotel? Es menor de edad.

ANTONIO: Espera a un amigo.

AMELIA: ¿Y como sabes?

ANTONIO: A mi también me llamó la atención y se lo pregunté. Pero si quieres que te diga lo que pienso de verdad… Espera a su amante. Esa carita de susto la he visto muchas veces en este lugar. Y en chicas menores que ellas.

AMELIA: ¿Tendrá quince, dieciséis?

ANTONIO: No mas de eso.

AMELIA: Cuanto daría por tener su edad.

ANTONIO: Es muy linda. Pero tú tienes dinero.

AMELIA: También lo tenía a su edad, querido. ¿Vienes conmigo?

ANTONIO: No puedo.

AMELIA: Debiste avisarme. Para algo existen los celulares.

ANTONIO: Quería verte.

AMELIA: No te justifiques. Eres un desconsiderado. Pero así y todo te deseo en mi cama. ¿Me llamas cuando termines de atender a… mi marido? Yo si se inventar excusas. Y me salen muy bien.

(AMELIA sale)

ANTONIO: Lo siento pero… Debo cerrar el bar. Puedes esperar a tu… amigo en el Lobby.

BRUNILDA: Si, claro.  El hombre apaga la luz. Salgo del bar. Me quedo cinco minutos en el lobby y harta de esperar, abandono el hotel. En la calle llueve y no traigo paraguas.


IV
 (Violeta y Michael sentados en una banca. Mark, en un sketchbook, copia un cuadro)

MICHAEL: El Guggenheim.

VIOLETA: Creo que no fue muy buena idea venir aquí.  Pero no sabía donde llevarte y… si nos quedábamos en casa, me volvía loca. Lo siento querido, pero no soy enfermera. Es el cuadro de Hockney que mas me gusta. ¿No es una belleza? El no me responde. Me desespero. Necesito un café urgente. ¿Quieres uno? Si no quieres tampoco me importa. Yo quiero uno. ¿Vamos a la cafetería? El no reacciona.  Michael, ¿Vamos a la cafetería? El sigue mirando al vacío. Intento levantarlo pero no me hace caso. Dios mío, Michael que te pasa. Vamos. Le cojo sus manos. El voltea a mirarme y luego se pierde nuevamente en sus pensamientos. Amelia, querida estoy en el Guggenheim con Michael y… ¿Qué que hago en el Guggenheim? Cualquier cosa menos quedarme encerrada con el lunático de tu hijo. Si, tu hijo aunque no te guste. No se mueve, Amelia. Se ha quedado pegado frente a un Hockney y… yo me muero por un café. ¿Qué se pone así cuando ve mucha gente? ¡Pero si no hay mucha gente! ¿Qué hago? ¿Qué le hable? ¡Pero si es lo único que vengo haciendo desde que sa… De pronto alguien de seguridad me pide amablemente que apague el celular. Tengo que cortarte, si tu hijo sigue aquí como una piedra a la hora de cerrar el museo, te llamo. Corto. ¡Que te hable! Pero si no he hecho más que hablarte todo el rato. ¿Y de que te voy a hablar? No te conozco. Ni siquiera se si te gustan los cuadros de Hockney… Ese se llama Splash. Creo que ya te dije que es mi favorito… Me hace pensar en mi vida. En algo que fue. ¿No te das cuenta? Es un cuadro en pasado. Alguien saltó a la piscina y deja ese efímero Splash!... A Charlie también le gustaba. Es mas, fue el quien me lo enseñó. Siento pena por el muchacho y lo acaricio. No reacciona.  Ya te hablé. ¿Ahora si podemos ir por mi café? Le tomo sus manos nuevamente. Intento levantarlo y nada. ¡Mierda!  No te muevas de ahí.

(VIOLETA VE A MARK)

VIOLETA: Disculpa... ¿Le puedes dar una mirada?

(MARK PONE CARA DE NO ENTENDER ABSOLUTAMENTE NADA)

VIOLETA: No quiere moverse... y necesito un café.

MARK: Si claro.

VIOLETA: No me tardo.

(VIOLETA SALE. MARK EXTRANADO SE SIENTA AL LADO DE MICHAEL. LE SONRIE Y SIGUE DIBUJANDO. MARK VOLTEA A MIRAR AL MUCHACHO. ES EVIDENTE QUE LE AGRADA)

MARK: Me llamo Mark.

(MICHAEL NO RESPONDE)

MARK: La muestra esta buenísima. Es la primera vez que hay una retrospectiva completa de la obra de Hockney en Manhattan y... Creo que no me escuchas... ¿Hay alguien ahi adentro? Parece que no. Eres muy guapo. Soy gay y me gustaría acostarme contigo. Confirmado. No me escuchas. Ni tampoco me entiendes. Dibujo. ¿Te gusta? Algún día espero ser como el... De pronto siento un impulso de dibujar. De dibujarlo. Ella podía regresar en cualquier momento. Tengo que apurarme. Dibujo. Pasan cinco, diez, quince minutos. Termino. Y se lo muestro. Mira. Tu. Michael mira el dibujo. Sin saber por que... rompe a llorar.


V

BRUNILDA: Llueve

SIEGMUND: Salgo a buscarla a la calle. La encuentro. Te vas a resfriar.

BRUNILDA: Me gustan las tardes lluviosas. Son muy románticas.

SIEGMUND: El romanticismo se acaba con el primer estornudo. Vamos al bar. Te invito un trago.

BRUNILDA: Te olvidas que soy menor de edad...

SIEGMUND: Y tu solo te acuerdas de eso cuando te conviene. Vamos Brunilda. Nadie va a preguntar por tu edad en el bar...

BRUNILDA: Ya estuve ahí. Y me descubrieron. Parece que el barman es un experto en la materia.

SIEGMUND: Me importa un carajo lo que diga ese hombre. Aquí te vas a resfriar. Nos vamos a resfriar. Regresemos al hotel.

BRUNILDA: De pronto para de llover.  ¿Aun insistes en regresar al bar?

SIEGMUND: Esta bien. ¿Donde quieres ir?

BRUNILDA: Aquí estoy bien.

SIEGMUND: Pensé que querrías... no se... estar conmigo.

BRUNILDA: ¿Quieres tirar?

SIEGMUND: Sabes que odio cuando utilizas esa palabra.

BRUNILDA: Pero es lo que hacemos. Tiramos.

SIEGMUND: Mantenemos una relación sentimental, Brunilda. Eso es lo que hacemos. ¿Que te pasa?

BRUNILDA: Me duele un poco la cabeza. Creo que estoy a punto de resfriarme...

SIEGMUND: ¿Paso algo en el hotel?

BRUNILDA: ¿Me invitas un café? Pero no en el bar del hotel, por favor.

(UNA LUZ CAE SOBRE MICHAEL)

MICHAEL: Suponiendo que lo que me pasa es un tipo de autismo tardío ocasionado por el odio que siento hacia todo lo que me rodea, declaro abiertamente que quiero seguir así por el resto de mi vida. La vida tal y como la conozco carece de sentido. No se quien soy. Y la verdad tampoco quiero saberlo. Solo se que tengo veinticinco anos y que soy hijo de un aburrido profesor de arte que vive amargado por una mujer a la que nunca soporte y que no es mi madre. Es cómodo vivir así. No piensas, no opinas, no sabes nada de nada ni de nadie... Ellos son para mi como el molesto zumbido de una mosca en una tarde de verano. Todo empezó como un juego. Un buen día decidí dejar de hablar. Luego de escuchar. A los quince días no elaboraba pensamiento. Llevo dos meses así y mi estado debe progresar. Mi cuerpo esta pidiendo dejar de mirar, dejar de comer, dejar de oler. En una palabra, dejar de sentir. Quiero ser como una roca golpeada por las olas del mar. Insensible hasta la muerte.


VI

SIEGMUND: Un café.

BRUNILDA: El de siempre. El Starbucks de Lexington Avenue.

SIEGMUND: ¿Mejor?

BRUNILDA: No quise hablarte así. Perdóname.

SIEGMUND: ¿Que tal tu clase?

BRUNILDA: Terrible. Mister Lucas  se paso la clase entera hablando sobre la amistad entre Nietzsche y Wagner... Me aburrí un montón.

SIEGMUND: Fue por eso que te saliste y me viniste a buscar....

BRUNILDA: Si.

SIEGMUND: Yo también me salí. Dije que me sentía mal y deje a la mitad la conferencia que estaba dictando. Se asustaron tanto que estuvieron a punto de llamar a la ambulancia. Espero que nadie me vea.

BRUNILDA: Los que van a esas conferencias no toman café en el Starbucks.

SIEGMUND: Yo lo hago.

BRUNILDA: Pero solo cuando estas conmigo. ¿Que soy para ti?

SIEGMUND: Todo

BRUNILDA: No te creo

SIEGMUND: ¿Que paso en el hotel? Solo si me lo dices voy a poder ayudarte.

BRUNILDA: No necesito tu ayuda. Creo que mejor me voy

SIEGMUND: ¡Espera! Está bien. Tienes razón. Si siempre que salimos a tomar café vamos al Starbucks es por que... por que dudo mucho que algún conocido este ahí. Un conocido que le pueda decir a mi mujer la verdad y...

BRUNILDA: Puedo ser una amiga, una alumna...

SIEGMUND: Nuestras miradas, nuestros gestos... la manera en que me alcanzas algo o me dices algo... Todo nos delata. Somos amantes.

BRUNILDA: ¿Por que ti... por que tenemos sexo? ¿O por que me amas?

SIEGMUND: ¿A que vienen esas preguntas?

BRUNILDA: ¿Que soy para ti?

SIEGMUND: Ya te lo dije. Lo eres todo

BRUNILDA: Eres igual a ella. Me utilizas para evadirte... para escapar de tu casa, de tu realidad... de tu hijo...

SIEGMUND: Ella no tiene sentimientos. Si los tuviera tendría alguien por ahí con quien pasarla bien. Y si así fuera me alegraría por ella, sabes. La haría mas humana.

BRUNILDA: Es mas humana de lo que crees.

SIEGMUND: ¿La conoces?

BRUNILDA: Estuvo en el hotel.

SIEGMUND: ¿AMELIA? ¿Y que hacia ahí? Le dije que tenía una conferencia en un hotel de la ciudad... ¿Como lo supo? ¿Me siguió?

BRUNILDA: No a ti.

SIEGMUND: ¿Te siguió a ti entonces?

BRUNILDA: Fue por el barman.

SIEGMUND: Dices que tu clase estuvo aburrida

BRUNILDA: Te estoy diciendo que tu mujer fue buscando al barman.

SIEGMUND: Seguro lo conoce de algún lugar... Ella tiene muchos amigos y...

BRUNILDA: Hace un momento dijiste que no te importaba si tu mujer...

SIEGMUND: ¡Como no me va a importar! Es mi mujer. Mi mujer. No creo que me entiendas. No tienes edad... ¡La cuenta por favor!

BRUNILDA: Esta tan nervioso que no se ha dado cuenta que ya pagamos. Se olvida que estamos en el Starbucks. Como siempre.

VII

MARK: Una librería

DAVID: Borders para ser mas precisos

MARK: Haciendo lo que mas nos gusta hacer...

DAVID: ... después del sexo, claro esta...

MARK: Discutir...

DAVID: ...Y ver libros...

MARK:... estoy sentado tomando un café...

DAVID: No puede ser que no este ese libro...

MARK: ... y mientras veo un libro sobre Jack Vettriano...

DAVID: Debí haber ido a Barnes and Nobles...

MARK: ¡Gran diferencia! David busca una obra de su autor favorito...

DAVID: ¡Aquí esta!

MARK: ¡Martin Mcdonagh! Pillowman.

DAVID: ¡Martin Mcdonagh! Pillowman. Con el libro en la mano busco a Mark en el cafe. ¡Lo encontré! Tengo unas horas para aprenderme el texto... ¿Crees que me den el personaje?

MARK: No lo se.

DAVID: Gracias.

MARK: David

DAVID: Podrías decirme... Claro que te lo van a dar, David.

MARK: Y decirte una mentira.

DAVID: A veces es necesario mentir.

MARK: Eso no va conmigo.

DAVID: ¿Nunca me has mentido?

MARK: No.

DAVID: ¿Nunca? ¿Nunca?

MARK: No. Nunca.

DAVID: Yo si.

MARK: Lo se. Y no quiero que me recuerdes ni el lugar ni la hora. ¿A que hora es la prueba?

DAVID: En dos horas.

MARK: ¿Tan tarde?

DAVID: La gente trabaja hasta tarde, Mark. Además no creo que las siete de la noche sea tarde para un casting...

MARK: Si tu lo dices.

DAVID: Creo que estoy preparado para hacerlo

MARK: ¿Katurian?

DAVID: No. Michal

MARK: Te veo mas como Katurian

DAVID: Gracias nuevamente.

MARK: ¿Por?

DAVID: Por darme la contra.

MARK: Vuelvo a mi café y a mi libro

DAVID: ¿Puedes ayudarme?

MARK: ¿Como?

DAVID: Leyendo la parte de Katurian.

MARK: Soy muy mal actor...

DAVID: Por favor...

MARK: Estoy leyendo...

DAVID: Esto es importante para mi

MARK: Y esto es importante para mi.

DAVID: ¿Leer un libro es mas importante que yo?

MARK: Mi mundo no gira alrededor tuyo, David

DAVID: ¿Me puedes ayudar?

MARK: Puta madre como jodes. Está bien. Te ayudo. Dame el libro.

DAVID: ¿Para?

MARK: Para leer los textos de Katurian.

DAVID: Todavía no me aprendo los textos de Michal...

MARK: Y como quieres que te ayude entonces...

DAVID: Mientras me voy aprendiendo el texto puedes traer otro libro y...

MARK: Olvídalo. Estudia tu parte y luego te ayudo. Gracias a Dios me hace caso. Media hora después...

DAVID: Estoy listo... Mark me ayuda con el texto... El monologo de la primera escena del acto dos. ¿Y?

MARK: La verdad o prefieres que te mienta.

DAVID: Tú decide lo que me vas a decir...

MARK: Estuviste estupendo. Mentí por supuesto.

DAVID: ¿Verdad o mentira?

MARK: Verdad.  Una nueva mentira. ¡Felicitaciones! Seguro que la parte es tuya.

DAVID: El casting es para un montaje no profesional... Pero por algo se empieza. Se de actores que han sido vistos en montajes así y... a los meses ya estaban trabajando en Broadway... Haciendo personajes principales, ah. No creas que secundarios o...

MARK: ¿Por que te justificas?

DAVID: No lo se.

MARK: Tengo algo que decirte.

DAVID: Cuando alguien dice eso es por que se trata de algo importante...

MARK: Es importante.

DAVID: Entonces prefiero que me lo digas después del casting. Para no cargarme ni preocuparme por nada.

(UNA LUZ CAE SOBRE AMELIA Y ANTONIO. ESTAN A UN LADO DEL ESCENARIO. MARK Y DAVID CONGELAN)

AMELIA: Manejo. El tráfico es una mierda.

ANTONIO: Soy su copiloto

AMELIA: Recibo una llamada al celular. Gracias a Dios tengo puesto el hand free. ¡Alo!

(OTRA LUZ ILUMINA A AMELIA Y A MICHAEL)

VIOLETA: ¿Estas sentada?

AMELIA: Estoy manejando

VIOLETA: Tu hijo habla.

AMELIA: ¿Que?

VIOLETA: Tu hijo habla, Amelia. Michael despertó, reacciono, volvió en si... dilo como quieras.

AMELIA: De muy mal gusto tu broma.

VIOLETA: Nunca jugaría con algo así.

AMELIA: Pero... pero como así, que paso, que dijo... Volteo y le digo a Antonio que el hijo de Siegmund habla.

ANTONIO: ¡Felicitaciones!

VIOLETA: ¿Que hago?

AMELIA: Ni se te ocurra llevarlo a casa.

VIOLETA: Y que voy a hacer. El chico no se siente bien...

AMELIA: ¿Lo tienes al lado?

VIOLETA: Si, pero no me escucha. No te preocupes.

AMELIA: Estoy con Antonio. Pensábamos ir a su casa...

ANTONIO: No tengo casa. Vivo en una buhardilla…

AMELIA: ¡Shhhh!

VIOLETA: Siento aguarte el plan, querida. Pero estoy muy nerviosa y tu hijo también lo esta y...

AMELIA: El no es mi hijo, maldita sea.

(TODO LO QUE SIGUE A CONTINUACION ES PURO MONTAJE PARALELO. OCURREN SIMULTANEAMENTE Y SIN MONTARSE UNA SOBRE OTRA)

MARK: Vemos discos.

DAVID: Seguimos en Borders.

MARK: Tchaikovski

DAVID: Olvídalo. Aquí hay algo de Berg.

MARK: ¿Lulu?

DAVID: No. Woyzeck

MARK: Igual es. No tenemos plata para comprarlo

DAVID: Tenemos. No pienso comprar el libro de McDonagh

MARK: Lo necesitas, ¿no?

DAVID: No. Si me dan el personaje me tienen que dar necesariamente el libreto. Y si no me lo dan... para qué mierda lo quiero.

MARK: Te gusta ese autor.

DAVID: Y a ti te gusta Berg

MARK: No lo puedo aceptar

DAVID: Villalobos. Siempre quisimos tener la Bachiana No 5

MARK: Me la baje de internet.

DAVID: No es lo mismo

MARK: Claro que es lo mismo... La música es la música...

DAVID: Ahora si te jodiste... Las bodas de Figaro...

MARK: Tenemos que hablar...

DAVID: Ya te dije. Después de la audición...

MARK: Es importante.

DAVID: Ok

MARK: Sabes de mi obsesión con decir siempre la verdad...

DAVID: No me interesa lo que vas a decir

MARK: Pero te lo tengo que decir

DAVID: Después.

MARK: No. Ahora. Conocí a alguien.

DAVID: Todos los días conocemos a alguien...

MARK: Fue en el museo...

DAVID: No es necesario que sigas. Viste a alguien en los baños del Guggenheim, te gusto, la tenia grande y...

MARK: No ocurrió nada de eso.

DAVID: ¡Dios! Es serio entonces...

MARK: Saco de mi mochila el retrato que hice. Se lo muestro. El

VIOLETA: Un muchacho le hizo un retrato y al verse rompió a llorar.

(MARK Y MICHAEL SE ENCUENTRAN. FLASHBACK)

MICHAEL: No puedo dejar de llorar

MARK: ¿Que te pasa?

MICHAEL: Escucho que alguien me habla pero no entiendo lo que dice. Estoy aturdido. Veo mi retrato y siento pena, mucha pena.

MARK: ¿Alguien me puede ayudar? ¿Como te llamas?

MICHAEL: Michael

MARK: Michael, por favor... Estas haciendo una escena.

MICHAEL: No puedo verme tan triste.

MARK: Soy un artista. Pinto lo que veo.

MICHAEL:     ¡Dios! Que tristeza...

MARK: Ven. Lo abrazo. Trato de consolarlo. El deja de llorar. ¡Maldita mujer por que no llega!

MICHAEL: Nunca había visto un retrato tan triste…

MARK: Lo miro fijamente a los ojos. Parecen los de un muerto...

DAVID: ¿Quien es el?

VIOLETA: Un muchacho que estaba por ahí... Yo ni siquiera lo vi. Uno de esos estudiantes que dibujan obras de arte tratando de imitar a sus pintores favoritos...

MARK: No lo se. Ni siquiera se su nombre

MICHAEL: Me llamo Michael.

MARK: Mentira. Si lo se. Se llama Michael.

AMELIA: Prométeme que me vas a esperar...

VIOLETA: Hasta que termines de... con tu...

AMELIA: No. Llevo a Antonio de vuelta al hotel y...

ANTONIO: Puedo tomarme un taxi.

AMELIA: Tú eres más importante que el hijo de mi marido, amor.

VIOLETA: Estoy al borde de un ataque de nervios, querida. Este chico no deja de llorar y yo...yo no se que hacer. O vienes y nos recoges en este instante o... o me tomo el primer taxi y le pido que me lleve a la casa de tu marido...

AMELIA: No puedes hacer eso...

DAVID: No me puedes hacer esto... No ahora... Te necesito...

MARK: Estoy confundido. Michael me ha confundido...

MICHAEL: ¿Puedes llevarme a casa?

MARK: No se donde vives...

MICHAEL: Ella sabe... ¿Donde esta Violeta?

MARK: Se fue por un café...

MICHAEL: Algo así dijo, verdad...

MARK: ¡Dios no eras un autista!

MICHAEL: Escuché lo que dijiste sobre acostarte conmigo. No soy gay. Lo siento...

DAVID: ¿No es gay?

AMELIA: No. A la casa de Siegmund no... Haría muchas preguntas... Me esta entrando una llamada... espérame en línea por favor... (A ANTONIO) Perdóname mi amor.

ANTONIO: No te preocupes

AMELIA: ¡Alo!

(UNA LUZ CAE SOBRE SIEGMUND)

SIEGMUND: ¿Donde estas?

AMELIA: Camino a casa, cariño…

SIEGMUND: ¿Michael te dio muchos problemas?

VIOLETA: Muchísimos. Tu hijo habla.

SIEGMUND: ¿Que?

AMELIA: Estoy llegando. No puedo hablar mucho. El tráfico es una mierda y tu sabes como me pone eso... Llama al doctor Massenet. El sabrá como afrontar la situación. Corto y paso a la otra línea. Alo Violeta. ¿Donde estas?

VIOLETA: En la puerta del Guggenheim

AMELIA: Espérame. No te muevas de ahí, por favor.

MICHAEL: Escuché lo que dijiste sobre acostarte conmigo. No soy gay. Lo siento...

DAVID: No es gay. Nunca habrá nada entre ustedes. Una vez yo sentí lo mismo hacia un amigo y...

MARK: ¿Es que no entiendes? Lo que sentí por el… nunca lo había sentido antes. Ni siquiera por ti.

(LAS LUCES CAMBIAN. AL MISMO TIEMPO QUE SE DICEN LOS TEXTOS QUE SIGUEN, SE REALIZAN LAS SIGUIENTES ACCIONES: MICHAEL VUELVE AL LADO DE VIOLETA Y SIEGMUND SALE DE ESCENA JUNTO CON MARK Y DAVID)

AMELIA: Violeta me vuelve a llamar.

MICHAEL: Me siento confundido.

AMELIA: Le contesto

VIOLETA: ¿Donde diablos estas?

MICHAEL: Aunque parezca increíble sigo llorando. No se de donde saco tantas lagrimas.

AMELIA: Buscando donde estacionar. Mira he mandado a Antonio a que los busque...

VIOLETA: ¿Y como voy a hacer para reconocerlo?

AMELIA: Le di tu descripción...

VIOLETA: Hay mucha gente aquí, Dios... Debí tomar un taxi y llevar a tu hijo...

AMELIA: No lo vuelvas a llamar mi hijo.

VIOLETA: Lo tengo a mi costado. Cuidado.

MICHAEL: ¿Por que no tomamos un taxi? Quiero irme a casa...

(VIOLETA VE COMO ANTONIO SE ACERCA)

ANTONIO: ¿Miss Hoffman?


FIN ACTO 1


NO HAY NINGUN INTERVALO ENTRE ACTO 1 Y ACTO 2






































ACTO II

I

VIOLETA: Mi camerino.

ANTONIO: Estamos en el intermedio.

VIOLETA: Alguien llama a mi puerta. ¡Pase!

ANTONIO: Buenas noches.

VIOLETA: ¡Antonio! ¿Que sorpresa?

ANTONIO: Tengo un ramo de flores en la mano. Es usted maravillosa.

VIOLETA: Gracias. No sabia que te gustaba la opera.

ANTONIO: No soy un conocedor, pero... tiene usted una bella voz. Me hizo llorar con lo último que canto.

VIOLETA: Otra vez... Gracias.  No se que mas decirle. ¿Que hace este hombre aquí?

ANTONIO: Esta incomoda. Yo también.

VIOLETA: ¿Has venido con...?

ANTONIO: Si. Ella se encontró con unos amigos y... yo preferí abrirme.

VIOLETA: Entiendo.

ANTONIO: Ella no quería que la moleste...

VIOLETA: Un ramo de flores no molesta a nadie...  Son las flores más feas que he visto en mi vida.

ANTONIO: Le gustaron mis flores. ¡Gracias Dios mío!

VIOLETA: Bueno, debo concentrarme para la segunda parte...

ANTONIO: Si, claro

VIOLETA: Esta es mi primera presentación en publico y...

ANTONIO: Nuevamente le pido disculpas. Amelia tenía razón. No debí interrumpirla...

VIOLETA: Gracias por las flores.

ANTONIO: No puedo moverme

VIOLETA: Maldita sea que espera para irse. De pronto alguien llama a la puerta...

(UNA LUZ CAE SOBRE AMELIA)

AMELIA: ¿Querida estas ahí...?

ANTONIO: No puede saber que estoy aquí...

VIOLETA: ¿Por que?

ANTONIO: Parece que no la conoce... Veo la puerta del closet abierta. Sin pensarlo dos veces, me meto en el.

AMELIA: Abro la puerta. ¿Algún amante furtivo?

VIOLETA: Ya quisiera. ¿Y a este que le pasa?

AMELIA: Estás hecha un manojo de nervios. ¿Y esas flores?

VIOLETA: Un... admirador.

AMELIA: Son horribles.

VIOLETA: Espantosas. Me acuerdo que el esta metido dentro del closet. Y por cortesía me corrijo. Tan feas no están.

AMELIA: Echa a la basura eso, querida. Si las llegan a ver... Afean tu camerino. Cojo las flores y las echo a la basura.  

VIOLETA: ¿Como estuve?

AMELIA: Maravillosa.

ANTONIO: La puerta se abre. Un asistente le dice que empiezan en diez minutos.

AMELIA: ¿Te pasa algo?

VIOLETA: ¿Has venido sola?

AMELIA: Con Antonio. Lo perdí de vista. ¡Que raro! Se parecen tanto a las flores que Antonio pensaba obsequiarte… ¿No ha venido por aquí?  Ese muchacho esta bien entrenado. A penas se me acercaron los Roosevelt, se las picó.

VIOLETA: ¿Y tu crees que no se dieron cuenta?

AMELIA: Por supuesto. Pero cuando me ven con Antonio todo el mundo piensa que es algo sin importancia.

VIOLETA: No creo que sea el mejor momento para hablar de el.

AMELIA: Tienes razón. Hoy el mundo entero gira a tu alrededor. La estrella máxima de la Opera norteamericana regresa a los escenarios después de... Veo su foto

VIOLETA: Si, lo traje conmigo. Y que.

AMELIA: Nada. Es la foto de Charlie.

VIOLETA: El esta aquí. Conmigo. Cuidando cada nota que emito, cada paso que doy sobre el escenario...

AMELIA: Te envidio. No he amado a nadie así. Bueno querida te dejo. Y lo que siempre se dice en estos casos... ¡Merde! ¡Mucha merde! ¡Voy a buscar a Antonio! Estoy sorprendida. Es la primera vez que vengo con el a un recital de opera y...

VIOLETA: ¡Vete!  AMELIA se va. ¡Puedes salir! ¡Ya se fue!

ANTONIO: Mil disculpas.

VIOLETA: No se por que te escondí.

ANTONIO: La culpa es mía. Fui yo quien se lo pedí

VIOLETA: ¿Me lo pediste? Sin que yo me diera cuenta, ya estabas metido dentro del closet. No supe que hacer. Me sentía como si...

ANTONIO: Mil disculpas.

VIOLETA: Disculpas concedidas. Y ahora por favor... El mira las flores. Ya conoces a Amelia. Nada le gusta...

ANTONIO: Debió decirme la verdad.

VIOLETA: ¿Perdón?

ANTONIO: Que afeaban su camerino.

VIOLETA: Eso es mentira.

ANTONIO: Veo una foto. Es un hombre de unos treinta y tantos con cierto atractivo físico.  ¿Su ex?

VIOLETA: Si. Charlie, mi esposo.

ANTONIO: Pensé que el estaba ...

VIOLETA: Esta muerto. Pero sigue siendo mi esposo. Y ahora por favor... necesito cinco minutos para concentrarme antes de empezar.

ANTONIO: No vine solo para felicitarla. Vine por que quería decirle... No puedo dejar de pensar en usted. Desde la primera vez que la ví...

VIOLETA: Adiós Antonio.

ANTONIO: ¿Tengo alguna esperanza? ¿Puedo volver a verla?

VIOLETA: ¿Es usted sordo? Adiós. El  baja la mirada y sale. A los pocos segundos la puerta se vuelve a abrir. Me avisan que debo ya salir a escena. La cabeza me da vueltas. No me esperaba algo así.




II

MICHAEL: La estación del metro

BRUNILDA: Lo sigo

MICHAEL: Si no bajo corriendo, probablemente lo pierda.

BRUNILDA: A pesar de la hora, hay gente en la estación

MICHAEL: Lo perdí

BRUNILDA: Gracias a Dios lo perdió. No se que hacer para acercármele. El me ve

MICHAEL: Es bonita

BRUNILDA: Tiene la misma mirada de su padre. Me pongo nerviosa. El lo nota. Todo esta saliendo bien...

MICHAEL: ¿Nos conocemos?

BRUNILDA: No creo.

MICHAEL: ¿Segura?

BRUNILDA: Nunca olvido una cara. Le quito la mirada de encima. Como si el asunto me molestara. Tampoco podía hacerlo tan evidente. El saca de su bolsillo un Ipod. Tengo que evitar que se lo ponga...  Tengo uno igual. Ayuda a combatir la soledad.

MICHAEL: Algo así. ¿Estas segura que no nos conocemos?

BRUNILDA: Si no se me ocurre algo, lo pierdo.  Ahora que lo dices, tu cara me parece conocida...

MICHAEL: A mi la tuya no. Pero no te preocupes. Seguro fue mientras estuve en el lado oscuro.

BRUNILDA: ¿El lado oscuro?

MICHAEL: Olvídalo

BRUNILDA: Entiendo.

MICHAEL: Paso algo raro en mi vida y... ¿Que hago hablando con una desconocida? ¿Te sientes bien?

BRUNILDA: Rompo a llorar.

MICHAEL: ¿Que pasa?

BRUNILDA: Me siento mal...

MICHAEL: Tengo ganas de que se vaya. De colocarme el ipod y... ¿Te sientes bien? Hace calor aquí. ¿Quieres un poco de agua?

BRUNILDA: Me siento rara. Estoy ahí. Con su hijo. Y no se que hacer. Puedo gritar toda la verdad, irme corriendo o saltar a las líneas del tren. ¿Que hago?

(UNA LUZ CAE SOBRE SIEGMUND)

SIEGMUND: ¡Salta si quieres!

BRUNILDA: ¿No me crees capaz?

SIEGMUND: Prefiero que saltes y acabar con todo esto de una vez a vivir toda una vida de chantajes. Mi casa. Horas antes. Amelia se ha ido al recital de Violeta y mi hijo... ¡Quien sabe donde esta mi hijo!

BRUNILDA: Tienes razón. Saltar por la ventana solo te librara de mi. Y puedo joderte la vida... Soy menor de edad. Hemos tenido sexo...

SIEGMUND: Ve. A la prensa le va a  encantar la historia.

BRUNILDA: Te necesito tanto...

SIEGMUND: Las cosas han  cambiado, Brunilda. Amelia es como yo. Tenemos la misma edad. Las mismas costumbres. Y ahora que Michael está bien podemos ser otra vez una familia feliz.

BRUNILDA: Ella no te quiere.

SIEGMUND: ¿Lo dices por que tiene un amante?

BRUNILDA: ¿La quieres?

SIEGMUND: Brunilda...

BRUNILDA: ¿Me quieres?

SIEGMUND: No.

BRUNILDA: Yo si

SIEGMUND: Me olvidaras.

BRUNILDA: Te entregue mi virginidad.

SIEGMUND: ¿Tiene eso importancia?

BRUNILDA: Para mi si. Debí seguir siendo la Walkiria virgen que duerme esperando la llegada de Siegfried...

SIEGMUND: Nunca debí contar esa historia en clase...

BRUNILDA: Fue el día que me enamore de ti.

SIEGMUND: Pero yo no soy Siegfried. Soy Siegmund. Error de nombres. Brunilda, Amelia puede llegar en cualquier momento y...

BRUNILDA: Ella esta... revolcándose con su amante.

SIEGMUND: Y no la culpo. Yo... fui un mal esposo... un mal padre... Esta es mi oportunidad para arreglar las cosas. Quiero recuperar a mi familia. Y para que eso ocurra, tienes que salir en este instante por esa puerta y prometerme que nunca más me volverás a ver.

(LAS LUCES CAMBIAN. VOLVEMOS AL PRESENTE)

MICHAEL: ¿De verdad que no quieres agua?

BRUNILDA: Estoy bien así, gracias.

MICHAEL: Si quieres te acompaño a tu casa.

BRUNILDA: No es necesario.

MICHAEL: ¿Vives sola?

BRUNILDA: Si. Mis padres están en Washington...

MICHAEL: No te ves bien. Podemos seguir conversando si quieres...

BRUNILDA: Tu padre se va a preocupar si llegas tarde.

MICHAEL: ¿Como sabes que vivo con mi padre?

BRUNILDA: Tienes pinta de...

MICHAEL: La veo mal.  Creo que si la dejo sola un segundo, se arrojara a las líneas del tren.  Estoy yendo a casa de unos amigos. ¿Por que no vienes conmigo?

(UNA LUZ CAE SOBRE ANTONIO)

ANTONIO: Después del primer disparo todo es mas fácil. La adrenalina esta a mil y lo único que quieres es matar. Matar para sobrevivir. Porque o disparas o acaban contigo. Disparar es solo una manera de matar. Puedes utilizar lanzallamas, granadas, bombas incendiarias... Toda arma es valida. Puedo estar así, matando, durante horas. Lo hago siempre que llego del hotel. No importa la hora que sea. Me siento en el sofá, enciendo el televisor, conecto el juego y ya... El control se convierte en una extensión de mi mano y mi imagen en la pantalla, mi otro yo. O mejor dicho, mi yo. Suelo ser mas grande, mas guapo y mas fuerte que en la realidad. Suelo ser un asesino en serie, un Dios mitológico, un agente del gobierno... un hombre despiadado y sin sentimientos que mata para sobrevivir... que mata para sobrevivir... Ayer le presente mi CV al jefe de chefs del hotel... No me gusta estar en el bar. Soy experto en postres. ¿Alguien me puede ayudar? Por favor... De pronto me acuerdo del regalo que me dio Amelia el otro día.  Me muero de ganas de empezar a jugarlo. ¡Tiene nueve puntos en la página de juegos de internet!



III


MARK: Mi buhardilla, atelier, cuartucho, como quieran llamarlo.

DAVID: No se que hago aquí

MARK: Michael acaba de llegar. Ha traído a una amiga. Ella no estaba invitada.

DAVID: Así que tu eres el famoso Michael.

MICHAEL: Si. Ella es...

BRUNILDA: Brunilda. Ya me siento mejor, Michael.

MICHAEL: ¿Como sabes mi nombre?

BRUNILDA: La cagué.  Debes de haberlo dicho en algún momento.

MICHAEL: No que yo recuerde.

DAVID: ¿Recién se conocen?

BRUNILDA: Si

MICHAEL: No

DAVID: Creo que la parejita necesita estar un rato a solas.

MARK: ¿Una cerveza? ¿Un café? ¿Un te?

BRUNILDA: Me voy

MICHAEL: Espera.

BRUNILDA: Fue un error venir. Fue un error seguirte...

MARK: Cojo mi cámara...

MICHAEL: ¿Seguirme?

MARK: y la llamo por su nombre... ¡Brunilda! Ella voltea y le tomo una foto.

BRUNILDA: Adiós.

MICHAEL: Ella sale corriendo. Lo siento chicos, pero no me puedo quedar. ¿Lo dejamos para otro momento?

MARK: Michael se va detrás de ella. David ríe divertido.

DAVID: Pobre Mark

MARK: Eso no se hace.

DAVID: Le gusta la chica.

MARK: Hicimos un trato. El vendría a mi departamento y posaría para mí.

DAVID: Vamos a suponer que todo hubiera salido como querías. El posaba para ti, le hacías un cuadro y lo inmortalizabas para toda la eternidad. Después de eso, ¿que?

MARK: Después de eso, nada.

DAVID: Te conozco, Mark. La verdad...

MARK: Estoy enamorado de el.

DAVID: Pero si con la justa lo has visto un par de veces.

MARK: Amor a primera vista.

DAVID: Eso es imposible.

MARK: No lo es, David. Desde que lo ví supe que el seria alguien importante en mi vida. Se que estoy siendo duro contigo, David. Pero es la verdad. No significas nada para mí.

(SILENCIO)

DAVID: ¿Quieres que me vaya?

MARK: Haz lo que quieras. Voy a mi cuarto por un saco y me dispongo a salir.

DAVID: ¿Vas tras el?

MARK: Si

DAVID: A el le gusta esa chica.

MARK: Imposible.

DAVID: ¿Por que imposible?

MARK: Por que ni siquiera se conocen. ¿No viste? Ni siquiera sabían sus nombres...

DAVID: Cojo la cámara de Mark y busco la foto que acaba de tomar. ¿Por que tomaste esa foto?

MARK: Manía de artista... ¡Arrímate, por favor!

DAVID: No pienso dejarte salir.

MARK: David, por favor.

DAVID: Si quieres ir tras el vas a tener que tumbarme, Michael. Estas haciendo el ridículo...

MARK: No te amo

DAVID: Pero yo si.

MARK: Cuento hasta tres. Uno, dos y...

DAVID: Tres. Con todas sus fuerzas me arroja al piso. Abre la puerta y sale. Pienso hacer lo mismo, pero me arrepiento. Cuando regrese, va a necesitar alguien que lo consuele.


IV


AMELIA: De vuelta a casa. El esta ahí, esperándome.

SIEGMUND: ¿Que tal el recital?

AMELIA: Maravilloso. Hubieras ido.

SIEGMUND: Basta de mentiras, Amelia.

AMELIA: No tengo ganas de pelear, Siegmund. Hoy ha sido una noche maravillosa. Violeta en la cima del mundo

SIEGMUND: ¿Que mundo?

AMELIA: Mi mundo, su mundo, que es el único que importa...

SIEGMUND: ¿Y le gustó a Antonio?

AMELIA: ¿Antonio? ¿Quien es Antonio?

SIEGMUND: Lo ultimo que quiero es hacer una escena de opera italiana esta noche, Amelia. Se que tienes un amante...

AMELIA: No tengo un...

SIEGMUND: TIENES UN AMANTE.

AMELIA: Esta bien. Lo tengo. Y que. Es un hombre joven, guapo, ardiente, lleno de vida. Lo que nunca fuiste tú, Siegmund. Su sangre latina me...

SIEGMUND: No necesito que seas tan explicita, Amelia.

AMELIA: Ahora que lo sabes, ¿Que piensas hacer?

SIEGMUND: Nada.

AMELIA: ¿Nada?

SIEGMUND: No. Seria injusto de mi parte hacer algo...

AMELIA: Esto es demasiado para mí...

SIEGMUND: Yo también tengo un amante.

AMELIA: ¿Un amante, tu? ¡No me hagas reír!

SIEGMUND: Es una chiquilla preciosa. Se llama Brunilda...

AMELIA: Siegmund y Brunilda... ¡Que ridículo! Para la próxima invéntate un nombre menos wagneriano, querido.

SIEGMUND: No es ninguna invención.

AMELIA: Si no lo es, llámala. Así la conozco y de lo mas civilizados salimos los cuatro a cenar

SIEGMUND: No creo que eso sea posible.

AMELIA: ¿Y se puede saber por que?

SIEGMUND: Termine con ella.

AMELIA: Ah, terminaste con ella.

SIEGMUND: Si. Estoy dispuesto a recuperar mi hogar.

AMELIA: ¿Que hogar?

SIEGMUND: El que una vez tuvimos

AMELIA: Segunda mentira de la noche. Aquí nunca hubo ni habrá un hogar, Siegmund.

SIEGMUND: Amelia estoy dispuesto a cambiar.

AMELIA: Demasiado tarde.

SIEGMUND: No digas eso.

AMELIA: Siegmund abre los ojos. Tengo otro hombre.

SIEGMUND: Y yo tengo otra mujer.

AMELIA: Tienes o tenias.

SIEGMUND: Tenía.

AMELIA: Eres mal mentiroso, Siegmund.

SIEGMUND: Ahora entiendo. A la señora le cuesta entender que el imbécil de su marido tenga una amante.

AMELIA: Me cuesta, si. ¿Y sabes por que? Por que te conozco. Por que se que eres un insensible. Un tipo incapaz de despertar sentimientos en alguien. Y menos en una chiquilla... ¿Cual dices que es su nombre? ¿Brunilda? No eres Sigfrido, querido.

SIEGMUND: Quiero que te olvides de Antonio.

AMELIA: Jamas.

SIEGMUND: Quiero que te olvides de Antonio. Se que al comienzo no sera fácil pero... yo te puedo ayudar a hacerlo.

AMELIA: ¿Como? 

(SILENCIO)

AMELIA: Te estoy dando el tiempo suficiente como para que corras a la cocina y saques el cuchillo... Si piensas que llevo conmigo una extraña pócima venenosa que me tomare de la pena y de la vergüenza, te equivocas. La fanfarria de la orquesta suena y como nada pasa debo suponer que estamos recién al final del segundo acto. Soy la Manon que se va detrás de su De Grieux. Adiós querido.

SIEGMUND: Espera.

AMELIA: Vuelve con tu Brunilda, Siegmund. Si es que existe...

UNA LUZ CAE SOBRE BRUNILDA

BRUNILDA: Tú no eres Sigfrido...

SIEGMUND: Si sales por esa puerta...

AMELIA: ¿No volveré a entrar?

(UNA LUZ CAE SOBRE VIOLETA)

VIOLETA: No puedo dejar de pensar en el. Charlie ayúdame. Sácamelo de la cabeza, por favor.

UNA LUZ CAE SOBRE ANTONIO
ANTONIO: Su voz...

AMELIA; ¡Que más quiero yo! Mandaré por mis cosas.

SIEGMUND: ¡Amelia! Por favor, quédate.

AMELIA: No tengo ganas de tomar un taxi. ¿Me prestas tu chofer, querido?

ANTONIO: Estoy en la puerta de su casa. A punto de tocar el timbre.

VIOLETA: Me tomare una pastilla. Mañana será otro día.

ANTONIO: Toco el timbre.

VIOLETA: Tocan el timbre.

AMELIA: Tocan el timbre.

SIEGMUND: Amelia

AMELIA: Es el chofer. Adiós querido

(EN EL ESCENARIO, SOLO VIOLETA Y ANTONIO)

ANTONIO: ¿Puedo pasar?

VIOLETA: Sin saber como, termino en sus brazos.

(VIOLETA Y ANTONIO SE BESAN)


FIN DEL ACTO II


INTERMEDIO

























ACTO III

I
DAVID: Mi audición número... no me acuerdo. Estoy nervioso. Me paro en el borde del escenario...  ¿Aquí esta bien? Me dice que si. Espero la orden para empezar. ¿Por que carajo no me da la orden de empezar? Voy a empezar, OK. Empiezo. Buscan chicos para el coro. Van a reponer un musical de Lloyd Weber y... Pero si aun no he empezado a cantar. El piano deja de sonar y una voz desde el fondo del escenario grita que entre el siguiente. Señores, por favor, necesito hacer esta prueba. Me he preparado para... ¿Quiere escucharme cantar?  Me dice que ya fue suficiente.  Pero si con la justa he cantado dos estrofas... Suficiente, vuelve a decir. No. No es suficiente. Me dirijo al pianista. Vuelva a tocar, por favor. El pianista no reacciona. La orden del director ha sido clara. Que pase el siguiente. Déjeme volver a intentarlo. No tengo un registro muy común. Mi voz...  Las luces del escenario se apagan. Un sujeto alto y fuerte, con pinta de seguridad, me pide que o salga o... O que. Anda, no tengo nada que perder. ¿Que piensas hacerme? ¿Golpearme? Aquí me quedo. Golpéame si te atreves... El hombre me levanta en vilo e intenta sacarme del escenario a la fuerza. Lo pateo y logro safarme. Corro hacia la corbata.  No tienen derecho a hacerme algo así. Prendan esa luz. Prendan esa luz carajo.  Las luces del escenario se prenden. El de seguridad viene hacia mí nuevamente. Del fondo de la platea alguien dice que esta bien. Que puedo empezar de nuevo. Cruzo miradas con el pianista. Mi respiración esta agitada. NO se si podré cantar. Debo intentarlo. No tendré otra oportunidad. Empiezo. Llego a la segunda estrofa y del fondo la misma voz dice el siguiente. No le hago caso. Sigo cantando. La voz se empecina en gritar. El siguiente. Un muchacho más joven y atractivo que yo entra al escenario. Me mira y me dice. Es mi turno. No lo escucho. Sigo cantando. Las luces del escenario se vuelven a ir. Yo sigo cantando. Escucho mi voz y la siento maravillosa. No soy un cantante pero como interprete funciono. Y ellos necesitan intérpretes. Al menos eso es lo que me dijeron. Canto, ya no escucho el piano. Ya no escucho los gritos. Un fuerte golpe me tumba al piso. Mientras me levantan, escucho que el chico canta la misma canción. Su voz es mejor que la mía. Nunca supe si lo dejaron terminar o no. Ahora que estoy solo en la calle, rompo a llorar.


II
ANTONIO: Un cuarto de hotel. Madrid

VIOLETA: ¡Estoy muerta!

ANTONIO: Pensé que nunca saldríamos de ahí.

VIOLETA: ¿Te aburrió?

ANTONIO: Mucho.

VIOLETA: Antonio

ANTONIO: No entiendo que puede tener de divertido un museo.

VIOLETA: Yo me pudiera pasar días encerrada en uno.

ANTONIO: Lo se.

VIOLETA: Dame un beso.

ANTONIO: La beso. ¿Desea algo más la señora?

VIOLETA: No por el momento.

ANTONIO: ¿Me puedo retirar a mis habitaciones?

VIOLETA: Si es lo que quieres...

ANTONIO: Pídemelo y lo haré.

VIOLETA: ¿Quieres dejar de comportarte como si fueras mi esclavo?

ANTONIO: Soy tu esclavo.

VIOLETA: No. No lo eres.

ANTONIO: Silencio

VIOLETA: Silencio

ANTONIO: La función de anoche estuvo mejor que la del lunes.

VIOLETA: Los críticos no dijeron lo mismo.

ANTONIO: A mi me gusto mucho.

VIOLETA: Otro silencio. Esta vez más largo

ANTONIO: ¿Quieres que regrese a NY?

VIOLETA: Por Dios, no.

ANTONIO: ¿Segura?

VIOLETA: Son días difíciles para mi, Antonio. No hacia una gira desde...

ANTONIO: ... desde que el murió.

VIOLETA: ¿Celoso?

ANTONIO: Si

VIOLETA: Toni

ANTONIO: ¿Ah?

VIOLETA: La estoy pasando bien. ¿Quieres regresar a New York?

ANTONIO: Esa mujer que interpretas en escena...

VIOLETA: Fedora

ANTONIO: Si, Fedora. Murió por amor. Yo también moriría por amor.

VIOLETA: ¿Morirías por mi? Espera que conozcas Barcelona. El liceo es precioso y... te prometo salir a divertirnos.

ANTONIO: ¿Y si te digo que me quiero regresar a New York?

VIOLETA: No lo harás.

(Una luz cae sobre AMELIA y SIEGMUND. Están sentados frente a frente en una mesa. Ambos leen su periódico)

AMELIA: (LEYENDO) Violeta Hoffman puso de pie el Liceo. Barcelona vibró con la genial interpretación que la  diva dio el último sábado. Su Fedora es conmovedora y sutil. Enérgica y enamorada. Su voz esta mejor que nunca. Paris se prepara a escucharla y mas bla bla bla... (DEJANDO DE LEER) Ni una palabra del imbécil de su amante.

SIEGMUND: Podrías disimular tu fastidio

AMELIA: La odio

SIEGMUND: ¿Por que te quito a tu amante?

AMELIA: Por que me mando de nuevo a tus brazos. Por eso.

SIEGMUND: Haré como que no escuche lo que dijiste.

AMELIA: ¿Por que insistes en querer que esto siga adelante, Siegmund? No te amo.

SIEGMUND: ¿Que mas dice sobre tu hermana?

AMELIA: Que es una zorra asquerosa.

SIEGMUND: El Times nunca emplearía calificativos de ese tipo.

AMELIA: Pues debería.

(De un extremo del escenario entra corriendo Antonio. Violeta detrás de el)

VIOLETA: La Sagrada Familia.

ANTONIO: Esto si que esta alto.

VIOLETA: Me he quedado sin aire.

ANTONIO: Todavía nos falta subir a las otras dos.

VIOLETA: ¿Podemos quedarnos un rato aquí?

ANTONIO: Podemos.

VIOLETA: Silencio

ANTONIO: En que piensas

VIOLETA: En lo feliz que soy

ANTONIO: En Madrid no te veías así.

VIOLETA: Aquí lo soy. Y todo te lo debo a ti.

ANTONIO: Tu hermana nos odia.

VIOLETA: Se le pasara.

ANTONIO: Esto es más de lo que me esperaba. Cuando estaba en Buenos Aires soñaba con vivir un romance con una estrella de Hollywood... MI sueño se cumplió.

VIOLETA: No soy una estrella de Hollywood.

ANTONIO: Tienes razón. Eres más que eso.

VIOLETA: Podemos quedarnos en silencio un momento.

ANTONIO: ¿Por que?

VIOLETA: Por que si.

ANTONIO: Lo que usted ordene, signora. ¿Te conté que mis bisabuelos eran italianos? De Génova.

VIOLETA: ¿Te gustaría conocer Génova?

ANTONIO: Claro que me gustaría.

VIOLETA: Iremos a Génova.

ANTONIO: ¿Hablas en serio?

VIOLETA: Conoceremos Génova y el mundo entero si me lo pides... con una condición. Que no hables en los próximos diez minutos. ¿Pido mucho?

ANTONIO: No.

VIOLETA: Silencio. Miro al vacío y me da vértigo. Silencio. Contemplo la ciudad. Nada extraordinario desde lo alto. Casas, casas y más casas. Silencio y Antonio no me quita la mirada de encima. Esta enamorado de mí. Lo siento. Silencio y Gaudí que me dice baja de mis torres, perra maldita, dile la verdad al muchacho. Dile que te aburre su presencia y que quieres estar sola por el resto de tu vida. Me dispongo a decirle la verdad, pero no puedo. Prefiero mantenerme en silencio...

ANTONIO: ... el silencio me mata, me vuelve loco. No se lo que ella piensa. Quiero escuchar su voz. Oír aunque sea una palabra. Lleva minutos así. Sin decir nada. Y es extraño. Todo el mundo se ha callado. No hay ruidos de bocinas, ni palabras de otros visitantes, ni risas de niños... Solo hay silencio. Y me esta empezando a perturbar. La vista es maravillosa. Si tan solo cantara... Canta.

VIOLETA: ¿Te has vuelto loco?

ANTONIO: Hazlo por mi.

VIOLETA: Ni por ti ni por nadie.

ANTONIO: Canta para mi o... o salto.

VIOLETA: No estoy para bromas.

ANTONIO: No es una broma. Si no cantas, salto.

VIOLETA: Estamos muy alto. Si salta se mata. Pero no quiero cantar.

ANTONIO: Parece que no me crees. Me acerco al borde de uno de los balcones y me dispongo a subir.

VIOLETA: ¿Que quieres que cante?

ANTONIO: Un aria de amor.

VIOLETA: No se me viene ninguna a la cabeza. Lo veo ahí. Dispuesto a saltar. La muerte me visita otra vez. La puedo sentir... Canto

(Amor ti vieta, de Giordano. Mientras suena la música ocurre el resto de la escena)

ANTONIO: En lo alto de la sagrada familia...

VIOLETA: Canto Amor ti vieta, de Giordano...

ANTONIO: ... su voz me impide saltar...

(Antonio camina hacia el borde del escenario, y se dispone a saltar. Violeta lo abraza. Se quedan así un rato. Hasta que termina la canción. Volvemos a Siegmund y a AMELIA)

AMELIA: Cantó amor ti vieta en lo alto de la sagrada familia.

SIEGMUND: ¿Como lo sabes?

AMELIA: Lo acabo de ver en la tele.

SIEGMUND: Cuanto le pagarían por hacerlo.

AMELIA: Se la canto a el. A su amante.

SIEGMUND: Tu ex debe sentirse el hombre más importante del mundo.

AMELIA: ¿Que hago aquí?

SIEGMUND: Intentando rehacer lo nuestro.

AMELIA: Esto no tiene futuro, Siegmund.

SIEGMUND: ¿Lo extrañas?

AMELIA: Mucho. Sus labios, sus manos, su... No me voy a callar, Siegmund. Su sexo. Extraño su sexo.

SIEGMUND: ¿Que tal la tiene?

AMELIA: ¿Que?

SIEGMUND: Eres tu la que empezaste hablando de su sexo...

AMELIA: No quiero seguir hablando de eso.

SIEGMUND: Somos adultos. Podemos hablar de eso y de muchas otras cosas más.

AMELIA: No. No podemos seguir hablando de mas por que no me da la gana. No voy a discutir sobre mi ex amante con mi marido. Me voy a dormir.

SIEGMUND: Espera. Hace un momento dijiste que extrañabas su sexo. Le acaricio la mejilla e intento besarla. Ella se aparta.

AMELIA: El suyo. No el tuyo. No puedo seguir aquí. Abro la puerta  y salgo.  Para que sepa lo molesta que estoy, la cierro con fuerza.


III
MARK: Los antiguos pensaban que las fotos te robaban el alma. Yo a veces pienso lo mismo. Esta foto no me deja mentir. ¡Mírenla! [Saca la foto que le tomó a Brunilda y la muestra al público] Si o no que en esta foto podemos ver el alma de esta mujer. La foto ha salido un poco oscura, es cierto. Oscura y pérfida como su alma. Lo peor es que si le digo a Michael lo que pienso, se va a reir de mi. A veces las palabras no me salen como quisiera. La gente me malinterpreta y en vez de quedar agradecidos, terminan odiándome. Y yo no quiero eso. Michael es el chico mas lindo del mundo. Y tengo tantas cosas que decirle en palabras que no puedo. Prefiero decírselo en colores. Tengo un sketchbook solo con su rostro y otro con el de cuerpo entero. En todas las posiciones y en todos los estilos. En ellos le digo con mi lápiz que lo amo. [Coge uno de los sketchbooks y busca un dibujo] Este es el que mas me gusta. [ Lo muestra al publico] ¿Logran verlo?

(UNA LUZ CAE SOBRE MICHAEL. ADOPTA LA MISMA ACTITUD Y POSICION QUE HAY EN EL SKETCHBOOK DE MARK)

MARK: Si lo tuviera al frente le diría tantas cosas. Que lo quiero con toda el alma y que estaría dispuesto a vivir mi vida entera pendiente de el. Así no me corresponda.

MICHAEL: Que estupidez.

MARK: Los dibujos no hablan

MICHAEL: Es cierto. Pero lo que acabas de decir es tan estúpido que me obligas a hablar. David es buena gente y te quiere. No lo pierdas.

MARK: No puedo dejar de pensar en ti.

MICHAEL: A mi me pasa lo mismo. No puedo dejar de pensar en Brunilda. Me siento un poco incómodo en esta posición…

MARK: Si hablas puedes moverte.

(MICHAEL SE DA CUENTA QUE LO QUE DICE MARK ES CIERTO. SE MUEVE)

MARK: Puedo pedirle a mi dibujo que me abrace?

MICHAEL: Puedes. Lo abrazo.

MARK: ¿Puedo pedirle a mi dibujo que me haga cariñito?

MICHAEL: También puedes. Lo acaricio

MARK: ¿Y puedo pedirle que me de un besito?

MICHAEL: Eso si que no.

MARK: ¿Por qué no? Eres mi dibujo. Puedo ponerte en la posición que me de la gana y sin consultártelo. Lo estoy haciendo. Soy una persona considerada hasta para con sus dibujos.

MICHAEL: Esta bien. Lo beso. Mark. Esto es una alucinación.

MARK: La Ketamina tiene la culpa. Pero me gustó, ¿sabes?

MICHAEL: A mi también.

(MARK SALE DE ESCENA)

IV

MICHAEL: La realidad. Un cuarto de hotel. Estamos desnudos. Sobre la cama.

BRUNILDA: No soporto su mirada y me cubro.

MICHAEL: ¿Te molesta que te mire?

BRUNILDA: Un poco si. El no me quita la mirada de encima. ¿Te pasa algo?

MICHAEL: No. Digo si. Pensé que...

BRUNILDA: ¿... que era virgen?

MICHAEL: Si

BRUNILDA: Empiezo a vestirme.

MICHAEL: Espera.

BRUNILDA: No soy quien crees que soy, Michael. Dejémoslo aquí.

MICHAEL: Discúlpame. No debí decir lo que dije.

BRUNILDA: Pero lo dijiste. Y está bien. Tú y yo nunca debimos conocernos.

MICHAEL: ¿Por que dices eso?

BRUNILDA: Es mejor dejarlo todo aquí.

MICHAEL: ¿A donde crees que vas? Corro hacia la puerta. No la dejo salir

BRUNILDA: ¿Que haces?

MICHAEL: No quiero que te vayas.

BRUNILDA: Déjame salir.

MICHAEL: Intento besarla.

BRUNILDA: Forcejeamos.

MICHAEL: La tumbo sobre la cama y abro sus piernas.

BRUNILDA: Suéltame o grito. ¡Auxilio!

MICHAEL: Tapo su boca. Ella me muerde y corre hacia la puerta. Perdón. Perdón. No te vayas.

BRUNILDA: ¿Sabes lo que le hacen a los que se acuestan con menores de edad? ¿Sabes?

MICHAEL: Perdona.

BRUNILDA: Lo miro a los ojos. Esta asustado.

MICHAEL: No quise hacerte daño. Temí tanto perderte que solo se me ocurrió retenerte a la fuerza. Yo no soy así. Tú me conoces.

BRUNILDA: Siento pena por el.

MICHAEL: Si no fuera por ti...

BRUNILDA: ¿Me amas?

MICHAEL: Con todas mis fuerzas.

BRUNILDA: Lo miro. Indago en su mirada buscando la verdad. Es cierto. Me amas.

MICHAEL: Perdóname.

BRUNILDA: Cae de rodillas y se abraza con fuerza a mi.

MICHAEL: Si no me perdonas soy capaz de...

BRUNILDA: Te perdono.

MICHAEL: Gracias.

BRUNILDA: Ahora vas a tener que perdonarme tú a mí.

MICHAEL: ¿Por que?

BRUNILDA: No me salen las palabras.

MICHAEL: Nada puede ser tan terrible como para no perdonarte.

BRUNILDA: Eso se dice con facilidad.

MICHAEL: Te amo tanto que así hayas matado, te perdonaría igual. Eres muy joven para haber matado a alguien así que...

BRUNILDA: No si se esta muerta. No si alguien te dio una puñalada y acabo con tu vida antes  que esta empiece.

MICHAEL: La miro a los ojos con una sonrisa.  

BRUNILDA: Su sonrisa me molesta. El se da cuenta.

MICHAEL: No me has perdonado.

BRUNILDA: Claro que si.

MICHAEL: Tu mirada dice otra cosa.

BRUNILDA: ¿Quieres dejar de ver a través de mi mirada?

MICHAEL: ¿Que eso tan terrible que no te atreves a decir?

BRUNILDA: Olvídalo

MICHAEL: Vamos habla.

BRUNILDA: No quiero. Será mejor que me vaya.

MICHAEL: Espera

BRUNILDA: ¿Vas a forzarme otra vez?

MICHAEL: No me puedes dejar así.

BRUNILDA: ¿Por que no?

MICHAEL: Por que te amo.

BRUNILDA: Recién nos conocemos, Michael. No me amas.

MICHAEL: Te amo. Te amo desde que te vi. en el subway. Hacías lo imposible por acercarte a mí. Era como si tu vida dependiera de ello...

BRUNILDA: Se interrumpe.

MICHAEL: ¿Por que querías acercarte a mí?

BRUNILDA: Ya no tiene importancia.

MICHAEL: Claro que la tiene.

BRUNILDA: Déjame salir o... Te juro que grito.

MICHAEL: Grita. Grita todo lo fuerte que quieras gritar. No te voy a dejar salir hasta que...

BRUNILDA: Me acosté con tu padre.

MICHAEL: ¿Que?

BRUNILDA: El era mi profesor de arte. Yo... me enamore de el. El se enamoro de mí...

MICHAEL: Esto no me esta pasando a mi.

BRUNILDA: Hacíamos el amor como locos. El fue mi primer hombre...  Todo iba bien. Hasta que un día me dijo que el asunto no iba más y... fue ahí donde me volví como loca. No supe que hacer. Quería hacerle daño...

MICHAEL: ¿Te acercaste a mi para hacerle daño a el?

BRUNILDA: Si.

MICHAEL: Vete a la mierda.

BRUNILDA: Perdóname.

MICHAEL: ¡Vete! Ella sale. Hace frío en el cuarto. Esta empezando a oscurecer.



V

DAVID: Un cuarto oscuro

MARK: No veo ni mierda

DAVID: ¡Toma!

MARK: ¿Que es?

DAVID: Éxtasis.

MARK: Paso

DAVID: Estas muy tenso. Te va a relajar.

MARK: No necesito eso para relajarme, David.

DAVID: Me la tomo yo.

MARK: Es la segunda que te tomas.

DAVID: ¿Y?

MARK: Nada.

(Una luz cae sobre Brunilda. Tiene un celular en la mano)

BRUNILDA: ¡Alo! Siegmund. Necesito hablar contigo. Tiene que ser ahora.

MARK: Todos te miran.

DAVID: Te parece.

MARK: Siempre es igual. Les atraes más que yo.

DAVID: Me saco el polo

MARK: ¿Que haces?

DAVID: No que no ves ni mierda.

MARK: Veo lo suficiente como para saber que te has quitado el polo.

DAVID: Deberías hacer lo mismo.

MARK: ¿Crees que no puedo?

DAVID: Atrévete.

MARK: No soy como tu

DAVID: Entonces nadie te va a mirar.

MARK: ¿Cómo me van a mirar si no hay luz?

DAVID: Es un decir. La gente te siente, te huele… no se.

MARK: Te olerán a ti que te has bañado en perfume. Echarse todo el Calvin Klein que te regalé para venir a un antro de estos… ¿Podemos ir a la luz? La oscuridad me mata. Necesito ver.

DAVID: Le hago caso a Mark. Y el me hace caso a mi.

MARK: Me saco el polo.

DAVID: Se te ve muy bien. ¡Relajate!

MARK: No puedo

DAVID: Inténtalo

MARK: Esto no es para mí.

DAVID: ¡¡¡No puedes!!!

MARK: Dame una. Me trago una de sus pastillas. Quiero dejar de pensar en Michael.

DAVID: Una mano toca mi culo...

MARK: Una mano toca mi verga...

DAVID: Me dejo llevar...

MARK: En la oscuridad, pierdo la noción del tiempo y de la realidad... y me dejo llevar.


VI
SIEGMUND: Mi casa. Le acabo de abrir la puerta.

BRUNILDA: Se que es tarde pero... ¿Tu mujer esta adentro?

AMELIA: Escucho una voz de mujer y salgo a darle el encuentro. Buenas noches.

SIEGMUND: Eso responde a tu pregunta. Creo que no las he presentado.

AMELIA. Brunilda.

AMELIA: Me parece haberte visto antes.

BRUNILDA: En el bar del hotel.

AMELIA: Yo yendo a buscar a mi amante y tu esperando al tuyo. ¿A que has venido?

BRUNILDA: No lo se. Pero no se preocupe. Ya me voy.

AMELIA: Siegmund sigue siendo mi marido.

BRUNILDA: Lo se.

SIEGMUND: Amelia, por favor…

AMELIA: Amelia nada. Me pediste que me quedara en tu casa para formar una familia. Y yo te hice caso. ¿Se han seguido viendo?

SIEGMUND: No

BRUNILDA: No. No se que hago aquí.  Eh… Vine a decirte perdón.

SIEGMUND: ¿Perdón?

BRUNILDA: No quise hacer lo que hice. Te amo demasiado y solo pensé en hacerte daño.

AMELIA: ¡Hey señorita! ¡Estoy aquí presente! Será mejor que te vayas en este instante. Ella rompe a llorar. Corre hacia la puerta.

SIEGMUND: Estas muy alterada. No puedes irte así.

AMELIA: Claro que puede.

SIEGMUND: La detengo. Ella llora. La abrazo como si fuera una hija.

AMELIA: Esto es más de lo que puedo soportar. Mi marido abrazado a su amante en mi presencia.

SIEGMUND: ¡Es una niña!

AMELIA: ¡Debiste pensar eso antes de acostarte con ella!

SIEGMUND: ¿Quieres dejar de jugar a la esposa celosa? ¿Mas tranquila?

BRUNILDA: Necesito pedirte un favor.

SIEGMUND: El que quieras.

AMELIA: Sírvele un trago e invítala a cenar.

BRUNILDA: Dile a Michael que lo siento.

SIEGMUND: ¿Michael? ¿Mi hijo?

BRUNILDA: Dile que lo siento. Nada más. Corro hacia la puerta. Espero que me detenga. Sino lo hace estoy perdida.

SIEGMUND: ¿Qué es lo que sientes?

BRUNILDA: Estuvimos saliendo

AMELIA: ¡Querida que precocidad! Esto merece un trago. Me sirvo uno. ¿Alguien más quiere?

SIEGMUND: Como es eso de que estuvieron saliendo…

BRUNILDA: Sabia que me odiarías por esto.

SIEGMUND: ¿Qué has hecho?

BRUNILDA: ¿No soy buena para tu hijo?

SIEGMUND: No. Digo si, pero… ¿Te acostaste con Michael sabiendo que era mi hijo?

BRUNILDA: Me sentí muy sola, desesperada…

AMELIA: Mi analista no me lo va a creer cuando se lo cuente…

SIEGMUND: ¡Basta!

AMELIA: ¿Y como quieres que reaccione? Esto parece un… chiste. Una escena de alguna de esas telenovelas que mis amigas ven…

SIEGMUND: ¿Y el sabe que tu y yo…?

BRUNILDA: Se lo acabo de decir.

SIEGMUND: ¡Dios mío! ¿Dónde fue la última vez que lo viste?

BRUNILDA: En un hotel de Houston Street con Broadway.

AMELIA: ¿A dónde vas?

SIEGMUND: A buscar a mi hijo.

(Siegmund sale corriendo)

VII
MARK: Houston Street.

DAVID: ¡Espera!

MARK: Olvídalo

DAVID: OK. Reconozco que no fue muy buena ir a ese lugar.

MARK: Tú y yo no tenemos nada que hacer juntos, David. Somos distintos.

DAVID: Todo estaba muy bien. ¿Que fue lo que pasó?

MARK: Ese tipo… El del dildo en la mano… ¿Lo conocías?

DAVID: Si.

MARK: Siento celos y no se por que lo siento. David. Estoy confundido. No quiero hablar. Déjame ir a casa y…

DAVID: Estoy harto de tus confusiones. ¿Me amas? No. No digas la respuesta.
No. ¿Verdad?

MARK: Estoy confundido. No quiero hablar…

DAVID: Es un aprendiz de actor. Lo conocí en la academia. Y si te tranquiliza saber… nunca ha habido nada entre nosotros. No es mi tipo. Demasiado peludo... No podría hacer nada con el.

MARK: David, gracias por intentarlo, pero creo que no debemos seguir viendo.

DAVID: ¿Sigues con ese tipo en la cabeza?

MARK: Si.

DAVID: El nunca estará contigo. Y yo estoy aquí. El te va a hacer sufrir, yo no. ¡Mierda! ¿Qué tiene el que no tenga yo?

MARK: El me necesita. Tu no.

DAVID: ¡Vete a la mierda!

MARK: David

DAVID: ¡Vete a la mierda!

MARK: David se va corriendo. Ni siquiera intento retenerlo.


VIII
(Al igual que en The Altar of Memory de Jack Vettriano, hay un maniquí con un vestido de mujer. El maniquí no debe tener cabeza. Solo el torso)

ANTONIO: La Scala de Milán

VIOLETA: Mi camerino.

ANTONIO: Las entradas se agotaron hace más de una semana. Todos mueren por verte.

VIOLETA. ¿Así?

ANTONIO: Hay gente que esta dispuesto a pagar hasta quinientos euros por una entrada.

VIOLETA: ¿Y como sabes eso?

ANTONIO: Lo escuche en la tele. Debe ser muy emocionante. Tener fans que estén dispuestos a…

VIOLETA: Si, lo es.

ANTONIO: ¿No te emociona?

VIOLETA: Si, claro que si.

ANTONIO: No, no te emociona.

VIOLETA: Esta bien. Me es totalmente indiferente el saber lo que esa gente siente.

ANTONIO: ¿Y lo que siento yo…? ¿Te importa?

VIOLETA: Si.

ANTONIO: Miente. Va a su tocador y saca una foto del cajón.

VIOLETA: Siempre me acompaña.

ANTONIO: Veo la foto. Es Charlie.  ¿Alguna vez tendrás mi foto?

VIOLETA: No lo se.

ANTONIO: Puedes tener la de él y la mía. No soy celoso.
VIOLETA: Muy gracioso.

ANTONIO: No estoy bromeando. Creo tener una foto de carné en la billetera. Saco mi billetera y ahí esta.

VIOLETA: ¿Qué haces?

ANTONIO: Poniendo mi foto debajo de la de Charlie. Tienes dos hombres a tu lado...

VIOLETA: ¡Deja eso!

ANTONIO: Mira. Se nos ve bien.

VIOLETA: ¡DEJA ESO! Y QUITA ESTA FOTO DE AQUÍ, QUE…

ANTONIO: Ella quita mi foto y la tira al piso. Nos miramos un rato.

VIOLETA: Lo siento. No fue mi intención…

ANTONIO: La culpa es mía. No debería intentar ocupar el lugar de nadie. ¡Mierda! Quiero ocupar su lugar. Quiero que pienses en mí cuando cantas, quiero escuchar de ti que me quieres, que me amas. Quiero ver tu sonrisa al despertar y tú…

VIOLETA: No tiene sentido seguir con esta farsa, Antonio.

ANTONIO: ¿Que farsa?

VIOLETA: Esto. Lo que estamos viviendo.

ANTONIO: Olvida lo que dije, ¿si?

VIOLETA: No es justo para ti.

ANTONIO: Olvídalo, ¿si?

VIOLETA: ¡NO PUEDO!

ANTONIO: Silencio

VIOLETA: ¿Qué le digo ahora? Se acabó, Antonio. Esto no da más. Yo… te agradezco lo que has hecho por mi, la he pasado increíble aquí en Europa contigo pero… necesito estar sola, ¿si?

ANTONIO: Hablamos en el hotel…

VIOLETA: No, Antonio.

ANTONIO: ¿Quieres que regrese a New York?

VIOLETA: No quiero verte más. Eso es lo que quiero.

ANTONIO: ¿Por qué intenté ocupar el lugar de Charlie? ¿Por eso?

VIOLETA: Tú lo has dicho.

ANTONIO: Ya te pedí perdón.

VIOLETA: Nunca me voy a enamorar de ti.

ANTONIO: ¿Por qué? Yo estoy vivo. El esta muerto.

VIOLETA: Nunca serás como el.

ANTONIO: Soy mas guapo que el, mas delgado…

VIOLETA: ¿Y crees que eso me importa?

ANTONIO: Violeta tu… tu eres mi vida. Yo… Desde que te conocí… Dios, no me salen las palabras. Eres mi aire, mi…

VIOLETA: Me olvidaras. Quiero que vayas al hotel y te registres en otra habitación. No te preocupes, yo me encargaré de los gastos. Mañana por la mañana tendrás tu boleto de regreso a New York. Si quieres ir a Berlín o a Ámsterdam, dímelo. Los gastos corren por mi cuenta, como  una manera de compensación…

ANTONIO: ¿Compensación?

VIOLETA: Si. No me parece justo lo que te estoy haciendo pero… es lo mejor, créeme.

ANTONIO: Esto no esta pasando.

VIOLETA: Debo salir a escena. La pase bien. Gracias.

ANTONIO: ¿La pasaste bien? ¿Solo eso me tienes que decir? ¿La pasaste bien?

VIOLETA: Adiós, Antonio.

(VIOLETA SALE. ANTONIO NO LO PUEDE CREER. VE EL VESTIDO PUESTO EN EL MANIQUI. LO TIRA AL PISO. DESPUES, COMO SI HUBIESE COMETIDO UN ACTO SACRILEGO, LO LEVANTA, LO ACOMODA, Y LO ABRAZA POR LA CINTURA. COMO SI FUERA VIOLETA DE VERDAD. ROMPE A LLORAR)

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NO HAY NINGUN INTERVALO ENTRE ACTO III Y ACTO IV














ACTO IV

I

AMELIA: Un sueño. Un muchacho ve su reflejo en la orilla del mar. Una muchacha se le acerca.

(La siguiente escena esta inspirada en los cuadros Narcissistic Bathers y The Singing Butler de Jack Vettriano. Los personajes son parte de un sueno. No son ellos mismos. Michael no es Michael ni Brunilda es Brunilda. Eso si. Deben ser representados por los mismos actores. Amelia no esta dentro del sueño. Es la que sueña)


BRUNILDA: ¿Que haces?

MICHAEL: Veo mi rostro reflejado en la orilla.

BRUNILDA: Yo también puedo ver el mío.

MICHAEL: Raro, ¿no? El agua de aquí es muy sucia.

BRUNILDA: Hoy esta transparente. Debe ser por el fin del mundo.

MICHAEL: ¿El fin del mundo?

BRUNILDA: ¿No lo sabes? Hoy se acaba el mundo. Al menos como lo conocimos.

MICHAEL: ¿Quien lo dice?

BRUNILDA: ¿No has visto la tele?

MICHAEL: No veo tele.

BRUNILDA: Todo el mundo lo comenta.

MICHAEL: No hablo con nadie desde hace días.

BRUNILDA: Pues el mundo se acaba. Una ola gigante lo cubrirá todo. Vendrá por allá. Dicen que ya esta en camino. Ha barrido con cuanta isla y continente encontró a su paso. Seguimos nosotros.

MICHAEL: ¿Y que hacemos aquí?

BRUNILDA: Esperarla.

MICHAEL: Yo no quiero esperarla. Tiene que haber un lugar donde esconderse.

BRUNILDA: No lo hay. El de las noticias dijo que la única manera de salvarse es alquilando un avión y volando por la ciudad. Yo no tengo plata para eso. ¿Tu?

MICHAEL: Yo no. Pero mi padre si.

Entra Siegmund. Trae un radio a transistores.

MICHAEL: Viejo, tenemos que irnos. Una ola…

SIEGMUND: ¡Shhh! Que no me dejas escuchar.

MICHAEL: No hay tiempo para escuchar. Esa chica dice que viene una ola…

SIEGMUND: … a 1500 kilómetros por hora y de una altura de trescientos metros…

MICHAEL: ¿Y estas así tan tranquilo?

SIEGMUND: Todo lo que es, debe terminar.

BRUNILDA: ¿Morimos juntos?

MICHAEL: ¿Escuchas? El sonido del mar. Es un ruido horrible.

BRUNILDA: A mi me gusta. Nunca me había visto tan bonita.

MICHAEL: Eres bonita.  La miro a los ojos.

BRUNILDA: ¿Puedo?

MICHAEL: ¿Puedes que?

BRUNILDA: Besarte

MICHAEL: Recién te conozco

BRUNILDA: No tenemos tiempo de conocernos más. Y me gustas.

MICHAEL: Bésame entonces.  Ella me besa.

BRUNILDA: Lo beso.

Mark entra

MARK: Mira. Mi reflejo.

MICHAEL: Besa  bien.

MARK: Nunca había visto mi reflejo. Aquí el agua es turbia y...

BRUNILDA: Es por el fin del mundo.

MARK: Seguro

MICHAEL: ¿Te quedas tan tranquilo?

MARK: ¿Y que quieres que haga?

MICHAEL: Alquilar un avión, un bote salvavidas, no se.

MARK: No soporto la idea de vivir en un mundo diferente. Dicen que la ola es inmensa. Y que lo cubrirá todo. ¿Sentiremos algo?

BRUNILDA: Dicen que no. Que el golpe será duro y que ni cuenta nos daremos.

MARK: Yo quiero darme cuenta.

MICHAEL: ¿Cuanto nos queda?

MARK: No mucho. Eres muy Linda.

BRUNILDA: Gracias.

MARK: ¿Puedo?

BRUNILDA: Claro.

MICHAEL: Se besan. Me siento mal.  Pensé que querías conmigo.

BRUNILDA: Ahora que los he besado a los dos, no se por cual decidirme.

MARK: No tienes que decidir por uno.

BRUNILDA: Llegue buscando quien me acompañe a morir. Y encontré a dos.

MICHAEL: ¿Y si no te quiero compartir?

BRUNILDA: Me veo muy linda.

MARK: Yo también

MICHAEL: Quieren dejarse de mirar. En un momento todo acabara y… hay cosas mas bellas que nosotros mismos.

MARK: ¿Donde?

MICHAEL: Mira el color del cielo.

BRUNILDA: Parece el color del infierno.

MICHAEL: ¿Y como sabes cual es el color del infierno? ¿Has estado en el?

BRUNILDA: Muchas veces.

MARK: Yo también. Y si.  Tiene ese color.

MICHAEL: De pronto el viento empieza a soplar con fuerza.

MARK: Quiero mantenerme en pie y no puedo.

BRUNILDA: Me aferro a el con fuerza para no caer.

(De pronto entran a escena Violeta, David y Antonio. El viento los ha llevado hasta allí. Cada uno tiene un paraguas. Violeta viste un traje rojo. David y Antonio visten de frac)

VIOLETA: Corría camino a casa a ver a mis hijos…

DAVID: … cuando el viento comenzó a soplar…

ANTONIO: ¿Que hago en la playa?

VIOLETA: Esto no esta ocurriendo. Dios, dime que esto no esta ocurriendo.

DAVID: Tenemos que irnos  de aquí.

ANTONIO: ¿Que mierda hacemos en la playa?

VIOLETA: El viento nos trajo hasta aquí.

DAVID: No puede ser. Mis hijos…

ANTONIO: Ahí esta la carretera.

(Se disponen a correr. El viento los retiene. Sus paraguas abiertos impiden que el mar se los lleve)

ANTONIO: Me lleva.

VIOLETA: ¡Socorro!

DAVID: ¿Alguien nos puede ayudar?

ANTONIO: El viento nos lleva hacia el mar.

DAVID: Fijo mis pies en la arena.

VIOLETA: Me lleva. No puedo más.

ANTONIO: De pronto suelto el paraguas y caigo a la arena.  ¡Suelte el paraguas!

VIOLETA: ¡No lo escucho!

ANTONIO: ¡Suelte el paraguas!

VIOLETA: Lo suelto.

DAVID: Lo suelto.

(David y Violeta caen a la arena)

MARK: Ya no hay viento.

BRUNILDA: Mi reflejo. Se ha ido mi reflejo.

MICHAEL: Todo esta negro otra vez.

DAVID: Que silencio.

VIOLETA: Mi marido debe estar buscándome.

DAVID: Le prometí a mi hijo pasar por el y morir juntos. Soy divorciado. El odia a su madre…

MARK: ¡Shhhhhhh!

DAVID: Tengo derecho a hablar.

MARK: La playa es grande. Vete más allá.

DAVID: Quiero regresar a la ciudad. ¿Como hago?

MARK: Llegarías después de la ola. Un poco difícil, ¿no?

VIOLETA: Hemos venido a parar al lugar más peligroso de todo el planeta. La orilla del mar.

ANTONIO: ¿Que hacen aquí?

MICHAEL: Otro preguntando la misma mierda.

BRUNILDA: No tenemos como salir de aquí.

MARK: Yo si, pero no quiero.

VIOLETA: ¿Sabes como podemos regresar a la ciudad? El viento nos trajo hasta aquí. Quiero ir a casa. A ver a mis hijos. A tratar de salvarlos.

BRUNILDA: Eso es inútil

VIOLETA: Soy madre. Tengo derecho a intentarlo.

BRUNILDA: Llámelos. Le presto mi teléfono. Saco mi cel y se lo doy. Ella marca un número.

VIOLETA: Nada. Esta muerto.

DAVID: Pronto lo estaremos todos.

ANTONIO: Tranquila. No hay como regresar. No tiene sentido alterarse. No tiene sentido sentir miedo.

VIOLETA: No es nadie para decirme que mierda sentir el ultimo día de mi vida.

MARK: Yo solo se que no quiero morir con miedo.

VIOLETA: Soy libre de escoger mi ultimo sentimiento. Quiero morir con miedo.

BRUNILDA: Y yo con alegría. Muchísima alegría. ¿Puedo?

ANTONIO: Claro. Me besa.

MARK: Vivir es… Una taza de Twinings bien caliente.

VIOLETA: La sinfonía 41 de Mozart. El Segundo movimiento.

MICHAEL: Manhattan de Woody Allen.

VIOLETA: Gershwin.

MARK: No vale. Usted ya dijo.

VIOLETA: Puedo repetir.

MARK: No se puede.

VIOLETA: Hay mas de una cosa hermosa en esta vida.

MARK: Escoja la mejor. ¿Mozart o Gershwin?

DAVID: Mientras la señora piensa puedo decir mi favorito? Un paseo en camello por las calidas arenas del Sahara.

VIOLETA: ¿Has estado ahí?

DAVID: Nunca.

MARK: ¿Entonces como sabes que es bello?

DAVID: Es bello aquí. En mi cabeza. Y eso es suficiente para mí.

BRUNILDA: Esperar la muerte. Es muy bello. Y vale la pena vivir solo para esperar ese momento.

VIOLETA: Mozart. Pero no la 41. Die Zauberflute.

(En todo este tiempo Siegmund ha estado con su radio. Tratando de escuchar. De pronto, se oye el vals de La Viuda Alegre de Franz Lehar)

ANTONIO: ¿Bailamos?

VIOLETA: ¿Bailar?

ANTONIO: Para que se le vaya el miedo.

(Antonio y Violeta bailan)

MICHAEL: Esta lloviendo.

(David coge los paraguas. Le da uno a Brunilda)

MARK: Es agua de mar.

DAVID: El viento nos trajo. El viento nos puede llevar a la ciudad otra vez.

BRUNILDA: No quiero ir a la ciudad.

DAVID: Tendremos cinco minutos mas de vida.

BRUNILDA: ¿Para que?

DAVID: Me quedo pensando unos segundos más. No encuentro respuesta que darle.

(La radio deja de sonar)

SIEGMUND: Se fue.

VIOLETA: ¿Se acabo?

SIEGMUND: Se acabo.

MICHAEL: Mi reflejo. Otra vez puedo ver mi reflejo.

BRUNILDA: Prefiero ver tu rostro.

ANTONIO: ¿La escuchan?

DAVID: Se acerca con fuerza.

MARK: El cielo ha cambiado de color. Es gris. Como el infierno.

SIEGMUND: Como sabes que el cielo del infierno es gris. ¿Has estado ahí?

MARK: Si.

VIOLETA: Ahí esta.

DAVID: No sentiremos nada.

MICHAEL: Ya viene.

BRUNILDA: Ya viene.

SILENCIO
SILENCIO
SILENCIO
SILENCIO

En estos SILENCIOS los personajes se quedan mirando hacia el público. Como esperando una respuesta, como esperando la llegada de la ola, como esperando el final de todo.

SIEGMUND: Todo lo que es debe terminar

ANTONIO: Adios.

APAGON


II
Winter light and Lavender / Models in the Studio II


AMELIA: ¿Te sorprende mi visita?

VIOLETA: No soy yo la que odia.

AMELIA: No te odio, querida. Me traicionaste y no te lo perdono. Es solo eso. Pero no estoy aquí para hablar de mí. ¿De cuando acá pintas?

VIOLETA: Estoy tomando clases particulares.

AMELIA: Una artista completa.

VIOLETA: ¿Has venido a burlarte?

AMELIA: Vas a decir que estoy loca. Y lo estoy. Y si crees que en este momento me estoy arrepintiendo de lo que te voy a decir, te equivocas. Estoy aquí por convicción.

VIOLETA: ¿Un café?

AMELIA: Antonio esta muy mal. Fue a verme ayer.

VIOLETA: ¿Se atrevió…?

AMELIA: La desesperación te lleva a cometer locuras.

VIOLETA: ¿Sientes algo por el?

AMELIA: ¿Amor dices? Por Dios. Creo que nunca he amado a nadie en la vida. Y tu tampoco. Y no me sueltes todo ese rollo de Charlie, por que no te lo creo. Eres demasiado egoísta para sentir algo por alguien que no seas tú.

VIOLETA: ¿Terminaste?

AMELIA: Vuelve con el. Miéntele. Dile que es importante para ti. Que tu vida tiene sentido si el esta a tu lado.

VIOLETA: ¿Por que tendría que decir yo todo eso?

AMELIA: Por que el te ama

VIOLETA: Pero yo no.

AMELIA: Es maravilloso mentir…

VIOLETA: Miéntele tu.

AMELIA: Intenté hacerlo anoche, pero no funcionó. El quiere escuchar tus mentiras. No las mías.

VIOLETA: ¿Y si es  él el  que miente? Antonio es un mantenido, un muerto de hambre, un bueno para nada…

AMELIA: En eso si que no estoy de acuerdo. Es muy bueno en la cama. Al menos lo fue conmigo.

VIOLETA: Busco algo mas que eso.

AMELIA: ¿Se puede pedir más que eso?

VIOLETA: A mi edad si.

AMELIA: No se por que te cuento esto… Anoche tuve un sueño. El mundo se terminaba. Una ola gigante arrasaría con todo. Y un grupo de gente esperaba el final. Unos con miedo. Otros con resignación. Esas personas somos tú y yo, Violeta. Esperando el final sin hacer nada por evitarlo.

VIOLETA: ¿Podemos hacer algo por evitarlo?

AMELIA: Podemos ser felices. Nuestros genes han sido crueles con nosotras. No nos dejan serlo.

VIOLETA Cada vez que salía  con el era lo mismo. Todos comentaban: La diva y su gigoló. El que solo esta con ella por su dinero.

AMELIA: Antonio te ama. Lo vi. en sus ojos.

VIOLETA: Lo siento por el.

AMELIA: La princesa Turandot, fría como el hielo, esperando que luchen por su amor.

VIOLETA: No quiero que luchen por mi, Amelia

AMELIA: Te traje esto.

VIOLETA: ¿Te uso de mensajera? ¿Y quieres que esté con un hombre que hace eso?

AMELIA: A mi me parece muy romántico.

VIOLETA: El romanticismo para las operas. No para la vida real. Ahora si me permites, mi maestro de pintura no tarda en llegar.

AMELIA: ¿De verdad no quieres saber lo que dice?

VIOLETA: Deben ser cursis palabras de amor, en un inglés mal escrito.

AMELIA: Siento desilusionarte querida.

VIOLETA: ¿Lo leíste?

AMELIA: Perdona, pero si. Y no son cursis palabras de amor en ingles mal escrito, querida.  Es una receta.

VIOLETA: ¿Una receta? Le quito el papel e intento romperlo.

AMELIA: ¿Que haces?

VIOLETA: Deshacerme de el.

AMELIA: Al menos léelo.

VIOLETA: Esta bien. Prometo leerla. Pero no ahora. Fue en serio cuando te dije que mi profesor de pintura está por llegar.

AMELIA: Una manera muy diplomática de echarme. No te preocupes. Ya me voy. Hablas de ese profesor como si… ¿Sales con el? ¿Te gusta?

VIOLETA: No es tu problema

AMELIA: ¿Quien es? ¿Lo conozco?

VIOLETA: Mark. El chico gay que se enamoró de tu hijo. Y no te estoy echando. Si quieres quédate.

AMELIA: No puedo vivir más tiempo peleada contigo, querida.

VIOLETA: Yo tampoco.

AMELIA: ¿Olvidado el asunto Antonio?

VIOLETA: Olvidado el asunto Antonio. ¿Por qué no lo llamas? A mi de verdad no me interesa.

AMELIA: He vuelto con Siegmund. No me preguntes por que ni para que… pero ahí estamos. Tratando de ser una familia feliz. Una locura, ¿verdad? Bueno, ahora si me voy. Llama TU a ese muchacho. Te ama con locura. No se que le has hecho. Si el estuviera enamorado de mi como lo esta de ti… yo… yo no hubiera vuelto con Siegmund y… Olvídalo. No me hagas caso. Haz lo que te de la gana, querida. Se feliz.

VIOLETA: Amelia se va. Deja la nota de Antonio sobre la mesa. No se si leerla o no. ¡Que pierdo! La leo. Opera. Ingredientes.

III

MICHAEL: Las Montañas de Buffalo. Pesco.

SIEGMUND: No quiero interrumpirlo, pero… Hola.

MICHAEL: Me levanto. No quiero hablar con el.

SIEGMUND: Te has pasado la vida huyendo de mí, Michael. Esta vez vamos a hablar te guste o no.

MICHAEL: Esta bien. Te escucho.

SIEGMUND: No fue mi culpa

MICHAEL: Pensé que ibas a decir eso.

SIEGMUND: Es la verdad

MICHAEL: Nunca debiste acostarte con…
SIEGMUND: … una chica que podía ser mi hija. No seas moralista.

MICHAEL: Somos distintos.

SIEGMUND: Probablemente.

MICHAEL: ¿Terminaste?

SIEGMUND: Estoy aquí. Contigo. He recorrido cientos de kilómetros solo para saber si estabas bien o no.

MICHAEL: ¿Cómo me encontraste?

SIEGMUND: Tu amigo Mark

MICHAEL: Debí suponerlo.

SIEGMUND: Te quiere mucho

MICHAEL: Me ama que es distinto. Y yo lo amo también. Pero no como el quisiera. Tú sabes. No soy gay… ¡Que hago hablando esto contigo!

SIEGMUND: Cuando me enteré de todo, corrí a buscarte. Pensé lo peor.

MICHAEL: ¿Me crees tan débil?

SIEGMUND: Te acababas de recuperar de tu enfermedad. Lo que te sucedía no era precisamente lo mejor para ti.

MICHAEL: Lo que nos sucede nunca es precisamente lo mejor para uno.

SIEGMUND: Tu fuiste lo mejor para mi.

MICHAEL: Debiste decírmelo antes.

SIEGMUND: Nunca es demasiado tarde. Espero.

MICHAEL: ¿Vas a volver con ella?

SIEGMUND: ¿Con Brunilda?

MICHAEL: Si

SIEGMUND: Eso acabo.

MICHAEL: ¿Me estas dando permiso para ir tras ella?

SIEGMUND: ¿Es eso lo que quieres?

MICHAEL: ¡Que poco me conoces!

SIEGMUND: No, no te estoy dando permiso para ir tras ella. No creo que esa chica te convenga.

MICHAEL: A ti tampoco.

SIEGMUND: AMELIA y yo estamos intentando reconstruir lo nuestro. Te necesito ahí, Michael.

MICHAEL: No estoy para jugar al papa y a la mama,

SIEGMUND: Te lo pido por favor.

MICHAEL: Hago como si no hubiera escuchado nada.

SIEGMUND: Por favor.

MICHAEL: Esta haciendo frió.

SIEGMUND: ¿No quieres volver a casa?

MICHAEL: Esta es mi casa ahora.

SIEGMUND: ¿Quién te la consiguió?

MICHAEL: Mark. Es de su familia. Me ha dicho que puedo quedarme a vivir aquí el tiempo que quiera. Pienso quedarme aquí para toda la vida.

SIEGMUND: ¿Te alejas del mundo otra vez?

MICHAEL: ¿No es lo mejor?

SIEGMUND: ¿Y de que vas a vivir?

MICHAEL: Asunto mío. Se que quieres recuperar el tiempo perdido, que deseas empezar de nuevo conmigo, con Amelia… Pero cuando algo esta jodido, no hay manera de arreglarlo. Y esto se jodió. Lo siento, pero tus intentos de convertirte aunque sea tarde en el padre ejemplar, me importa un carajo. Y ahora si me permites, quiero seguir pescando.

SIEGMUND: Esta bien. No voy a insistir. Yo… Nada. Creo que tienes razón. No hay mas nada que decir. Me dispongo a irme. ¿Puedo escribirte? A una casilla postal. A un correo electrónico.

MICHAEL: Pídeselo a Mark. Intentaré responderte.

SIEGMUND: Lo haré.

IV
ANTONIO: Una banca en Central Park.

BRUNILDA: Hace frío.

ANTONIO: Llevo varios días sin comer.

BRUNILDA: Me siento en una banca. Hay un homeless a mi lado. Me da la impresión que lo he visto en algún lado. Hola

ANTONIO: Hola

BRUNILDA: Disculpa, pero tu cara me parece conocida.

ANTONIO: No lo creo.

BRUNILDA: Yo te he visto antes. ¿Trabajabas en el bar de un hotel?

ANTONIO: Te equivocas de persona. Yo… nunca he trabajado en mi vida.

BRUNILDA: No eres de aquí. Eres tu. El chico que te digo es argentino…

ANTONIO: A ustedes los americanos todos los latinos les sonamos igual. Soy de Panamá

BRUNILDA: Disculpa, pero eres muy parecido a… ¡Que importa! Yo nunca hablo con gente como ustedes pero… me pareciste conocido y…

ANTONIO: No te preocupes.

BRUNILDA: Tu sabes. Es solo por un asunto de seguridad. Esta ciudad es una bomba de tiempo. Todos tienen miedo.

ANTONIO: Yo ya no.

BRUNILDA: ¿Escuchaste las noticias de ayer? Esto paso en Londres. Un muchacho entró a la estación de trenes, le pidieron que se detuviera, el no lo hizo y le dispararon. ¿No es terrible? Le dispararon a matar.

ANTONIO: ¿Era terrorista?

BRUNILDA: Era un estudiante de un país sudamericano… Brasil creo. De terrorista no tenía nada.

ANTONIO: Buena forma de morir.

BRUNILDA: A mi me parece terrible. Fuera de tu país. Escuchando los gritos de alguien a quien ni siquiera entiendes. Me imagino yo en Calcuta o en Tay Pey, siendo perseguida por policías orientales que gritan en un idioma que no entiendo… ¡Debe ser horrible!

ANTONIO: Debe serlo. Soy el chico del bar.

BRUNILDA: Oh

ANTONIO: Para que mentirte yo… claro que te recuerdo. Esperabas a tu amante… Tu lo negaste esa vez, pero yo sabia que lo estabas haciendo.

BRUNILDA: Lo estaba. Tu también estabas con tu amante.

ANTONIO: Lo estaba.

BRUNILDA: Debiste seguir con ella.

ANTONIO: Luego conocí a su hermana y… Debes conocer la historia.

BRUNILDA: No

ANTONIO: ¿No lees prensa del corazón?

BRUNILDA: No

ANTONIO: Haces bien.

BRUNILDA: Tú tampoco conoces mi historia.

ANTONIO: No. Ni mi interesa

BRUNILDA: Yo… esperaba a su marido. Al marido de tu amante. ¿Ella te dejó así? ¡Anda! Búscala. Pídele dinero. Es lo que mas tiene…

ANTONIO: ¿Por qué es que le dispararon al muchacho brasileño?

BRUNILDA: ¿Ah?

ANTONIO: Al chico ese, en Londres.

BRUNILDA: Oh. No se detuvo. Es el miedo. Ellos tienen miedo. Yo tengo miedo. Todos tenemos miedo. Es natural. Si quieres te doy la dirección. Puedes sacarle plata al marido. Es un profesor de arte… Que hago diciéndote esto. Tu los conoces tanto como yo. Tengo su dirección, su teléfono, si es que no lo ha cambiado…

ANTONIO: Gracias pero no. Ella saca de su bolsillo un billete de cincuenta dólares y me los da. No, gracias.

BRUNILDA: Acéptalos.

ANTONIO: No lo necesito.

BRUNILDA: Igual. Aquí se quedan. Adiós. Dejo el billete en la banca y me voy. Es un hombre guapo. Podría trabajar de cualquier cosa y ganaría dinero. Me olvido que es latino.

ANTONIO: Ella se va. Deja el billete. Pienso romperlo en mil pedazos. No necesito de la caridad de nadie. Y menos de ella. ¿Por qué me tuvo que hablar? ¿Por qué me la tuve que cruzar? De pronto comprendí la razon. El miedo. Un muchacho latino es abaleado en la estación de trenes de Londres. Aquí también hay miedo. Yo tengo miedo. Me levanto y me digo que solo el destino podrá detenerme. Cojo el billete de cincuenta dólares y camino apurado hacia una confitería. Me fijo en el precio del pastel y si. Cuesta cincuenta dólares. He comprado un Opera. Un fino pastel de bizcochuelo con café y chocolate. Pido que me lo pongan en una caja y me dirijo a la estación de Trenes. Camino y camino, sin detenerme. Pensando en hacer lo que la fuerza del destino me lleve a hacer. Camino y camino y camino sin mirar semáforos, gente, carros, nada. Llego a la estación. No pienso en nada. Mi mente esta en blanco. El dolor que tenia en mi alma hasta el día de ayer ha desaparecido. Veo como fantasmas que caminan hacia mí en sentido contrario sin mirarme, sin siquiera saber que estoy ahí. Camino hacia los andenes del tren esperando mi destino. Camino y escucho el primer alto. No me detengo y escucho el segundo alto. Presagio lo que esta por venir. Solo siento a mi alrededor el olor del pastel. El olor de la Opera. No hay un tercer alto. Después del dolor inicial, llega la paz. La gran paz.

(APAGON)

V

Fall on your knees, O hear the angel voices!
O night divine, O night when Christ was born!
O night, O holy night, O night divine!

AMELIA: Un cementerio. Entre las tumbas de Charlie y Antonio.
 ¿Estas segura de lo que estás haciendo?

VIOLETA: Segura. ¡Por que tarda tanto Mark!

AMELIA: Hemos llegado media hora antes. Acuérdate.

(Una luz cae sobre Mark y David)

MARK: Gracias por acompañarme.

DAVID: No sabía que te asustaban tanto los cementerios.

MARK: Les tengo pánico.

DAVID: ¡Mira la mano de un muerto!

MARK: Cierro los ojos muy asustado. David ríe. Está bien. Ríete. Me lo merezco.

AMELIA: Bonita tumba. ¿Cómo hiciste para que lo enterraran al lado de Charlie?

VIOLETA: El dinero lo puede todo.

AMELIA: ¿Leíste lo que salió publicado ayer en el…?

VIOLETA: No. Ni me interesa.

AMELIA: Pues deberías. La gente habla cosas horribles de ti.

VIOLETA: Por algo será. Me merezco lo que me está pasando, Amelia.

MARK: Ella debe estar cerca de aquí.

DAVID: Tu amiguita debe estar loca.

MARK: ¡A mi me encanta la idea! Es tan… dramático.

DAVID: ¡Ahí están!

(Mark y David se encuentran con Violeta y Amelia)

MARK: ¿Lista?

AMELIA: Llevamos media hora esperando, querido

MARK: El es David. Mi novio.

DAVID: Hola

VIOLETA: Hola

MARK: Le tengo pánico a los cementerios y le pedí que me acompañara.

VIOLETA: ¿Podemos empezar?


(Violeta, Amelia y David congelan)






MARK: 24 de diciembre del 2006. Tres meses después de la muerte de Antonio. Violeta me ha pedido que la pinte. Ella en el medio de sus dos amores, como ahora los llama. Yo estaba con ella cuando le avisaron. Se desplomó. La vi morir y resucitar en un mismo día. Los mortales no podemos hacer eso. Las divas si. Antonio debe estarle agradecido. Se portó como si fuera su viuda. Hasta lo enterró al lado de su primer marido. Ante la prensa, lamentó lo ocurrido. Nunca lloró. Al menos no la vi llorar. Siguió con sus funciones y cantó como nunca. Los teatros del mundo se llenaban para escucharla cantar y ver en que momento estallaba. Por que eso es lo que todo el mundo estaba esperando.  Pero nunca lo hizo. Me ha encargado una serie de pinturas sobre ella. Es evidente que ha perdido la razón. Pero paga bien.











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