RESPIRA
Por: Akhenatón
RESPIRA
Tragicomedia en un acto
Por:
Akhenatón
PERSONAJES:
MARIO, 10 años y a veces
40. (Actor adulto)
RENATO, su hermano
mayor. 17 años.
PILAR, madre de
Renato y Mario. Entre 40-45 años.
FELIPE, padre de
Renato y Mario. Entre 40-45 años.
WALTER, amigo de
Mario. 10 años. (Actor adulto)
HERLINDA, abuela de
Walter. Alrededor de 70 años.
PADRE SIMÓN,
sacerdote. Alrededor de 50 años. El mismo actor que hace FELIPE.
CRISTO. 33 (?) años.
El mismo actor que hace RENATO.
Total: 6 actores.
La
acción: en Lima y aledaños, mayormente durante el año 1979, con diversos
saltos de tiempo.
Escenografía:
inexistente. Los escenarios varían por
cambio de luces.
Necesidades
de utilería (grandes): un bombo,
una cruz grande para Cristo, reclinatorios de confesionario, una camilla de
morgue.
Escucharé a los
muertos hablar
para que el mundo no
sea como es.
Pero debo besar un
rostro vivo
para vivir mañana todavía.
“Para
vivir mañana”
Washington
Delgado
ACTO ÚNICO
Luces sobre MARIO, vestido
con ropa de baño y delante de una supuesta piscina. Le habla al público. Cada vez que se dirija a éste lo hará como
adulto, salvo acotación contraria.
MARIO
Todo, absolutamente todo, es
agua. Nuestro cuerpo, el aire que
respiramos, los seres que nos rodean, el planeta en que vivimos y casi con
certeza otros mundos aún desconocidos.
Por algo los cientificos afirman que solo donde existe agua puede
existir vida, aunque siempre se olviden de completar la frase: vida y también
muerte. Lo de la vida todos los
mamíferos lo sabemos, comenzando por el líquido amniótico antes de nacer. Y en cuanto a la muerte, yo lo entendí con
claridad una tarde del verano de 1979, en la piscina olímpica de un club en
Paramonga, a más 200 kilómetros de Lima, cuando tenía diez años y casi me
ahogué.
Luz sobre RENATO también en
una ropa de baño estilo años 70’s. Se
supone que está nadando.
RENATO
¡Enano!
MARIO
El que está nadando como un
delfín es Renato, mi hermano mayor.
Entonces tenía 17 años y era campeón de nado libre.
RENATO
¡Mario! ¡Métete a la piscina!
MARIO
(Niño) ¡No sé nadar!
(Al público) Obviamente,
él sabe que no sé.
RENATO
Te sostengo de los brazos y
pataleas hasta que flotes.
MARIO
(Niño) ¡Mentira!
Tú me sueltas.
RENATO
Para que aprendas, pues.
MARIO
La otra vez me soltaste y
tragué agua.
RENATO
Un poquito nomás. ¡Miedoso!
MARIO
¡Cállate!
RENATO
Anda a la piscina de niños.
MARIO
¡No!
RENATO
Ah, te da vergüenza. Ya viste que ahí solo entran los chiquitos
menores que tú.
MARIO
¡Déjame en paz!
RENATO
Los viejos están en el
restaurante. Búscalos.
MARIO
(Al público) Unos amigos de papá trabajaban en Paramonga y
nos invitaron a pasar el fin de semana.
Yo nada más quería conocer la fortaleza, ¿qué diablos hacía en una
piscina?
RENATO
Mario…
MARIO
(Niño) ¡No seas cargoso!
RENATO
Quédate solo, pues. (Sale)
MARIO
(Al público) No había nadie. Me quedé mirando fijamente el agua en la
parte más honda. El reflejo del sol me
cegó por un instante. Suficiente para
perder el equilibrio.
Luz sobre PILAR
PILAR
¿Mario?
MARIO
Y me hundí. Me hundí hasta el fondo como un ancla o una
piedra. En mi angustia por gritar,
tragué agua. Las burbujas salían de mi
boca. Podía verlas.
PILAR
¡Renato! (RENATO aparece) ¿Dónde está tu hermano?
MARIO
Dicen que los ahogados ven
pasar la película de su vida mientras se ahogan. ¿Pero qué película podía ver yo, con una
vidita de solo diez años? Apenas un
cortometraje o un videoclip. El llanto
en mi primer día de colegio. El
cumpleaños en el que me regalaron un robot.
Cuando los adultos se reían escuchando mi historia del gato que perdió
la cabeza por un rabo. Los libros de
cuentos con los que aprendí a leer. Los
autogoles que metí tratando de jugar fulbito.
La Navidad en que no hubo Papá Noel, sino Taita Noel. Mi primer beso con mi amiguita Fátima a los
siete años. El olor del chocolate. El planeta de los simios.
RENATO
¡Estaba acá!
MARIO
Todo, todo eso pasó en una
milésima de segundo. Y aún así, me sobró
tiempo para entender.
PILAR
¡Mariooo!
MARIO
Entendí que todo era agua.
RENATO
¡Mario!
MARIO
Y de pronto…
PILAR
¡Socorro!
MARIO
Renato se zambulló. Me jaló del pelo con tanta fuerza que quise
gritar del dolor. Pero no podía gritar,
ni respirar. Aún en la superficie, todo
seguía siendo agua.
RENATO
¡Bota! ¡Botaaaa!
RENATO
Clavó su rodilla contra mi
pecho y estallé como una fuente.
PILAR
¡Mariooo!
MARIO
Recién cuando sentí el sabor
del cloro, descubrí que no estaba muerto.
RENATO
¡Respira!
PILAR
¡Hijito! ¡Dios mío, hijito!
RENATO
¡Mamá, no lo abraces! ¡Mario, respira!
Luz sobre FELIPE que entra.
FELIPE
¿Qué pasa, ah?
MARIO
Ya han conocido a mi
madre. Se llama Pilar y es médica
pediatra.
PILAR
¡Marito casi se ahoga! ¡Tragó mucha agua, puede darle tifoidea o
salmonella!
MARIO
Su especialidad es
pronosticar tragedias.
FELIPE
Huy chucha.
MARIO
Felipe, mi padre. Es ingeniero industrial, y su especialidad
es…
FELIPE
¿Cómo así se cayó? Qué huevón.
MARIO
Estimular mi autoestima.
RENATO
Mario, ¿pasó?
MARIO
Solo podía toser. (Niño, tosiendo) Sí. Ya
pasó. (Al público) No era cierto. No pasó nunca.
PILAR
¡Sigue tosiendo! Qué asco de piscina, ni siquiera está limpia. ¡Bota, bota toda esa agua!
MARIO
Fue inútil. Igual me dio salmonella.
RENATO
(Al público) Mario es demasiado sensible.
PILAR
(Al público) Es un niño muy inteligente.
FELIPE hace un gesto de duda.
FELIPE
(Al público) Bueno, todavía es chico.
PILAR
Justamente por eso
deberíamos cuidarlo más.
RENATO
A mí no me riñas. Yo lo salvé.
FELIPE
Tiene que aprender a nadar,
pues.
PILAR
Qué hablas, si tú con las
justas chapaleas como pato.
FELIPE
Pero no me ahogo.
PILAR
(Al público) Siempre de una u otra forma, Renato demuestra
que es más hábil y más fuerte. Por
suerte Mario no se da cuenta.
MARIO
(Al público) Desde que nací, ya sé que Renato es más hábil
y más fuerte.
FELIPE
Es el mayor.
PILAR
También es más guapo. No es que Mario no sea lindo, pero…
FELIPE
Traga mucho chocolate y no
hace ejercicio.
MARIO
Es cierto.
PILAR
Felipe, cállate.
FELIPE
A Renato le gusta el
deporte, y en cambio el otro se queda horas mirando televisión y engordando el
culo.
PILAR
Tú tampoco haces ejercicio.
FELIPE
Yo no tengo tiempo de hacer
ejercicio. Yo trabajo.
PILAR
Cinco horas al día cuando
mucho. El resto del tiempo la pasas
metido en tu dichoso partido.
RENATO
Mamá, no empieces.
PILAR
Mi amor, ¿ya terminaste de
toser?
RENATO
Enano, párate. No aproveches para engreírte.
PILAR
Ha podido morirse.
FELIPE
Pero no se murió, no hagas
drama. Volvamos a la mesa.
PILAR
¿Cómo puedes pensar en comer
cuando tu hijo casi se ahoga?
RENATO
Tengo hambre. ¿Qué hay?
FELIPE
Arroz con pollo, buenazo.
PILAR
¡Regresemos a Lima!
FELIPE
¡Carajo!
PILAR
¿Crees que tengo ánimo para
soplarme un día más aquí?
RENATO
Mamá, déjalo que vea a sus
amigos.
MARIO
(Niño) Yo quiero subir a la fortaleza.
PILAR
¡”Amigos”! Compinches, dirás.
RENATO
O camaradas, mejor.
FELIPE
¡El que llega segundo a la
mesa es un burro! (RENATO sale corriendo) ¡Hey!
FELIPE sale de escena. PILAR suspira y sale. MARIO queda solo, otra vez adulto y frente a
la piscina como al principio
MARIO
Desde ese día no puedo
sumergirme. Soy incapaz de meter la
cabeza en el agua sin sentir que me ahogaré sin remedio. Y ahora estoy aquí, a mis 40 años, en mi
primera clase de natación delante de una enorme piscina. Todos los alumnos son mucho menores que yo y
me siento estúpido. Tan estúpido como
hubiera sido morir en Paramonga a los diez años. Pero ya pagué el mes completo, compré unos
lentes acuáticos y no tengo más remedio que… ¡no puedo! Siento pánico. Sé que no lograré soportarlo cuando el agua
me envuelva. Y Renato no estará.
Oscuro sobre MARIO. Luz sobre FELIPE, PILAR y RENATO. Están en la sala de su casa, año 1979. Música de la época.
FELIPE
(A RENATO) Te aceptaron en el partido.
PILAR
¡Ay, no!
FELIPE
Espera cumplir los 18 para
que te den tu carnet, pero desde ahorita van a darte responsabilidades en la
organización de los mitines. Mucho más
serias que cuando eras chico.
RENATO
Viejo, no te molestes, pero…
PILAR
A ver si el partido todavía
existe el próximo año que cumpla los 18.
RENATO
No sé si quiero seguir en la
UDP.
FELIPE
¿Cómo que no?
Luz sobre MARIO niño, que
entra jugando con bolero, yo-yó o similar.
MARIO
(Al público) UDP: Unidad Democrático Popular. Un partido de izquierda, de los muchos que
existían a fines de los años 70.
FELIPE
(Al público) “Muchos” tampoco, apenas habrán unos quince o
veinte. Está el PCP Unidad…
MARIO
(Paporreteando) Partido Comunista del Perú: el de Jorge Del
Prado, de los pro-soviéticos y amigos de Cuba.
FELIPE
El PSR…
MARIO
Partido Socialista
Revolucionario, fundado por militares velasquistas.
FELIPE
El PCR…
MARIO
Partido Comunista
Revolucionario. Se juntó con la UDP para
las elecciones a la Asamblea Constituyente el año pasado.
FELIPE
El PS…
MARIO
Partido Socialista: de un
señor Luciano Castillo, en Piura. En
Lima casi nadie lo conoce.
FELIPE
(Con fastidio) El FOCEP, el PST…
MARIO
Frente Obrero Campesino
Estudiantil Peruano y Partido Socialista de los Trabajadores: el de Hugo
Blanco, el barbudo que usa una soga para sujetarse el pantalón.
FELIPE
A ellos no los cuentes. Son trotskistas.
PILAR
¿Alguien entiende la
diferencia?
RENATO
(A Felipe) Mencionas solamente a los que participaron en
esas elecciones ridículas.
FELIPE
No fueron ridículas. La izquierda demostró que es la tercera
fuerza política del país.
RENATO
Faltan Bandera Roja, Patria
Roja, Estrella Roja, Vanguardia Revolucionaria, Liga Comunista, Movimiento de
Izquierda Revolucionario Cuarta Etapa, Movimiento de Izquierda Revolucionario
Tendencia por la Reconstrucción, Círculo Marxista de Oposición Proletaria,
Frente de Izquierda Revolucionario Obrero Combatiente, Partido Comunista Por el
Luminoso Sendero de---
PILAR
¡Basta!
FELIPE
¿Por qué ya no estás seguro
de entrar a la UDP? ¿Con quiénes andas
en tu universidad?
RENATO
Hablemos luego. (Se va)
FELIPE
¿Qué estará pensando?
PILAR
Los comunistas no
piensan. Solo se dividen, como las
bacterias. Pro-soviético, pro-chino,
pro-cubano, pro-coreano, pro-albanés
MARIO
(Niño) ¿Dónde queda Albania?
PILAR
Nadie sabe, pero igual aquí
friegan.
FELIPE
(A Mario) ¿Por qué tu madre es tan reaccionaria?
PILAR
(Al público) Ni siquiera puedo quejarme, Felipe es digno
hijo de su familia. Tercos, excéntricos
y orgullosísimos de las tonterías que dicen creer.
FELIPE
(Al público) Todos los Atienza somos de izquierda a mucha
honra desde hace generaciones. Mi abuelo
Enrique fue un gran amigo de José Carlos Mariátegui.
PILAR
Su abuelo Enrique murió de
pulmonía por pasar la noche desnudo en un balcón, escondiéndose del marido de
su amante.
FELIPE
¿Y qué? Ser de izquierda no significa ser monje, sino
un hombre comprometido con su pueblo.
PILAR
Ya quisiera “el pueblo”
vivir como tú vives. (Al
público) El año pasado cambiamos
de auto, y este mes va a comprarse otro equipo de sonido para escuchar sus
canciones horribles de Quilapayún.
FELIPE
Ser de izquierda no
significa ser pobre. Yo aspiro a que
todo el mundo tenga lo mismo que yo: una casa decente, un carro, seguros
médicos, buena comida, un tres en uno alta fidelidad. ¿Acaso un obrero no tiene derecho a escuchar
“La Cantata de Santa María de Iquique” en estéreo y con ecualizador?
PILAR
Tú no tienes la menor idea
de cómo vive un obrero. (Al
público) Creció en un chalet
enorme en Pueblo Libre, estudió en un colegio inglés y no tuvo que trabajar
hasta que terminó la universidad. El primer
pobre que vio, fue el jardinero de su casa.
FELIPE
Tengo bastante más idea que
tú, pequeño burguesa hija de un explotador que vive de la plusvalía.
MARIO
¿Qué es plusvalía?
PILAR
La poca ganancia que tu
abuelito saca con su tienda de artículos para odontólogos.
FELIPE
¿Poca? Ya se ha comprado tres casas en
Magdalena. Mi suegro es un asqueroso
rentista.
PILAR
Mejor eso que tu padre, que
hasta ahora vive de la fortuna de tu mamá.
FELIPE
Qué me extraña, si es tan
católico que pertenece a la hermandad de no sé qué huevada.
PILAR
Pues gracias a la ayuda de
su hermandad, Mario no perderá el año escolar.
Mi papá le consiguió matrícula en el San José de Savelán.
FELIPE
¿Un colegio de curas? ¿MI hijo en un colegio de curas?
PILAR
Sí, ¡y pobre de ti que digas
algo, no tienes derecho a criticar!
MARIO
(Al público) Años antes, papá había insistido en
matricularme en un colegio experimental que pusieron unos amigos suyos. Estuve hasta tercero de primaria, cuando lo
clausuraron al descubrir que en la noche hacían fiestas hippies y sembraban
marihuana en las macetas.
FELIPE
¡Me niego a que mi hijo esté
en un colegio católico! ¡Los curas van a
llenarle la cabeza de caca!
PILAR
Demasiado tarde. Ya lo matriculé.
MARIO
Así fue como entré al San
José de Savelán en Abril de 1979, dos meses después de mi cuasi ahogo en
Paramonga. En todo el salón de cuarto de
primaria, solo había otro alumno nuevo igual que yo.
PILAR y FELIPE se van. Luz sobre WALTER. Lleva uniforme único y una lonchera escolar.
WALTER
Hola.
MARIO
Se llamaba Walter. No tuvimos más remedio que ser amigos. (Niño) Tu lonchera apesta.
WALTER
Es el huevo duro que me pone
mi abuelita. Se abomba con el calor.
MARIO
¿No tienes mamá?
WALTER
Trabaja en Estados Unidos.
MARIO
Tu mamá debe ser
reaccionaria.
WALTER
¿Qué es eso?
MARIO
Una cosa mala. Mi papá lo explica mejor.
WALTER
Yo no tengo papá. Tampoco hermanos.
MARIO
Mira el libro que me
regalaron. (Se lo muestra)
WALTER
“Para leer al Pato
Donald”. Qué bacán.
MARIO
No es de chistes. Es un libro donde te explican que el Tío
Rico, el Pato Donald y todos los personajes de Walt Disney son alienantes y
están al servicio del imperialismo yanqui.
WALTER
¿Qué es imperialismo?
MARIO
Los gringos, pues. Los gringos malos que derrocaron a Salvador Allende
en Chile el año 73, y mandaron a que le corten las manos y la lengua a Víctor
Jara. ¿Tú has escuchado a Víctor
Jara?
WALTER
No.
MARIO
Estaba preso en el estadio
después del golpe. Le cortaron las manos
y la lengua y le dijeron “¡a ver, toca la guitarra y canta si puedes, canta!”. Mi tío Roberto lo contó en un almuerzo
delante de toda la familia. Dicen que yo
no puedo acordarme porque era muy chico, pero sí me acuerdo. También comimos tallarines rojos con asado. Siempre me acuerdo de las cosas.
WALTER
A mí, mi abuelita Herlinda me
contó de Santa Agueda. Le quitaron toda
la ropa, la amarraron a una piedra y le cortaron los senos. Por eso ella es mártir.
MARIO
¿Le cortaron las tetas?
WALTER
¡Shht, no se dicen malas
palabras! Y a San Lorenzo lo asaron vivo
en una parrilla, y a Santa Bárbara la engancharon con garfios a una rueda, y a
Santa Eulalia le cortaron todito su cuerpo con hachas calientes, pero de su
boca salió el Espíritu santo en forma de paloma. Ah: y también le clavaron garfios. Eso es peor que el cantante que dices.
MARIO
¿Tú coleccionas el álbum “Lo
sé todo”?
WALTER se queda como ausente
durante un momento.
MARIO
Walter. ¿Tú coleccionas “Lo sé todo”?
WALTER
(Reacciona) ¡Sí! A
ver tus repetidas.
Luz sobre el PADRE SIMÓN
PADRE
SIMÓN
Atienza. Landaeta.
MARIO
y WALTER
Presente, Padre.
PADRE
SIMÓN
En su calidad de alumnos
nuevos, son los únicos que todavía no han hecho la primera comunión.
MARIO
Mi papá dice que no la haga.
PADRE
SIMÓN
Lástima que tu padre sea un
ateo condenado a los infiernos. En este
colegio es obligatorio recibir a Jesús en tu corazón.
WALTER
Yo sí quiero. El año pasado no pude porque me dio la
hepatitis.
PADRE
SIMÓN
Las charlas serán de 2 a 3
de la tarde después de clases. Mañana deben
traer la primera cuota de 1,500 soles por el uso de la capilla, el libro de
catecismo, las flores, el alquiler de la sotana, las estampitas, el cirio
bendecido, un afiche de Juan Pablo II y el desayuno. Comulgarán el 30 de Agosto, día de Santa Rosa
de Lima. De no traer su cuota, corren
peligro de expulsión.
El PADRE SIMÓN se va. Luces sobre PILAR y RENATO en la sala de su
casa. MARIO niño ante ellos.
RENATO
(Burlón) ¡Va a comulgar, el enano va a comulgar!
MARIO
¡No te rías!
PILAR
Mejor ni le cuentes a tu padre. Mil quinientos soles la primera cuota. ¿Cuántas son?
RENATO
Vas a comerte a Cristo. ¡Serás caníbal!
MARIO
Má, dile a Renato que no
fastidie
RENATO
¡Viejo, el enano se ha
vuelto católico y encima le cobran!
RENATO sale riendo. PILAR lee la lista.
PILAR
¿Es indispensable que
bendigan los cirios?
MARIO
Má… ¿es muy malo querer creer
en Dios?
PILAR
No, mi amor, cómo va a ser
malo. Al contrario, es útil para tener
un consuelo cuando se sufre. No le hagas
caso a Renato y menos a tu padre.
MARIO
Mi papá y tú se casaron por
la iglesia. Tú guardas la foto.
PILAR
Si no me casaba de blanco,
mis papás se hubieran vuelto locos.
Felizmente tu padre soportó la misa calladito. Y cuando tragó la hostia, ¡Dios! Debió abrirse la tierra.
MARIO
Renato dice que ya estabas
encinta de él. Que sacó la cuenta y
nació seis meses después de la boda.
PILAR
(Pausa incómoda) Anda a ver televisión.
MARIO
Má. ¿Cómo era el Padrenuestro? Me he olvidado y mañana tengo catequesis.
PILAR
Más tarde rezamos juntos
para que te acuerdes.
PILAR le da un beso. MARIO se va.
PILAR queda sola. Se escucha la
canción nuevaolera “La novia”.
PILAR
Si un día descubro algo
importante como una vacuna o un remedio, y me convierto en una médica digna de
un poco de atención entre millones, entonces me dedicarán uno de esos programas
que tanto me gustaban: “Esta es su vida”, y por él pasarán todas las personas
que fueron importantes para mí. Pero no
estarás tú. Sería imposible que
aparezcas, empezando porque ni siquiera sé a dónde llamarte. En la primavera de 1960, todos en la
universidad queríamos ir a Cuba para ver de cerca la nueva revolución. Todos, menos tú. Felipe te odiaba. Nunca le habías hecho nada, ni siquiera se
saludaban al cruzarse en los patios. Pero tenías un Volkswagen nuevo y era
suficiente para su envidia. “Es un pituco
idiota” me decía cuando pasabas. “Míralo
como camina ignorando a todos, como un pavo real”. Y yo obediente, te miraba. Miraba tu ropa fina. Tu pelo bien peinado. Tus manos blancas y largas con las uñas
cuidadísimas. Tus caderas estrechas y
perfectas. Hasta que descubrí que tú
también me mirabas. El resto fue
bastante más sencillo de lo que imaginé.
Es fácil ser infiel. No se abre
la tierra, ni te cae un rayo en la cabeza, y cuando al fin pasa te preguntas
por qué no fue mucho antes. Hacíamos el
amor en el asiento trasero del Volkswagen, muertos de risa y con la espalda
torcida. Nunca me pediste que termine
con él. “Voy a casarme con una chica
judía cuando acabe mi carrera” dijiste la última vez, y yo me puse a
llorar. “Felipe te quiere y será un buen
marido. Qué más puede pedir una mujer”. Te di una cachetada. Bajé del auto. Sentí náuseas. No sabía de cuál de los dos estaba
encinta. Pero Felipe sonrió y dijo que
era un buen pretexto para casarnos de una vez por todas y traer niños
socialistas a este mundo. Fue una boda
sencilla, por cumplir. Mi vestido de
novia era alquilado, y Felipe se la pasó quejándose de que la corbata le
ajustaba la manzana de Adán. Cuando el
cura preguntó si aceptaba casarme con él, pensé en ti. “Blanca y radiante va la novia”. Seis meses después nació Renato, y busqué tus
rasgos en su carita, pero no los encontré.
Tampoco los de Felipe. Solo el
tiempo me confirmó la verdad.
FELIPE
(Desde interiores) ¡Cholita!
PILAR
(A interiores) ¿Qué quieres?
(Al público) Vives en
Israel con tu esposa, fue lo último que supe.
De conocer tu dirección, te mandaría una carta con la foto de mi familia
para que veas cómo te obedecí. Una foto
de los cuatro, abrazados y sonriendo mirando en dirección a un punto que no
existe. “Esta es su vida”, diría el
anfitrión del programa donde nunca estarás tú.
Qué más puede pedir una mujer.
FELIPE entra. Lleva una camisa en sus manos.
FELIPE
¿Me zurces mi camisa?
PILAR
Felipe, bota eso por favor.
FELIPE
¿Botarla por qué?
PILAR
¿No lo ves? Está vieja, pasada de moda, rota.
FELIPE
¿Y qué? Se puede usar dentro de la casa. No importa si algo está viejo o roto. Siempre sirve para estar en casa.
FELIPE le hace un cariño a
PILAR, quien solo atina a mirarlo casi con angustia. Ambos desaparecen. En la capilla: luces sobre MARIO y WALTER
cantando al pie de CRISTO, inmóvil y crucificado en la cruz.
MARIO
y WALTER
“Una espiga dorada
como el sol/ el racimo que corta el viñador/ se convierten ahora en pan y vino
de amor/ en el cuerpo y la sangre del Señor./ Compartimos la misma comunion/
somos trigo del mismo sembrador/ un molino la vida nos tritura con dolor/ Dios
nos hace eucaristia en el amor”.
MARIO
¿Por qué “la vida nos
tritura con dolor”?
WALTER
Mario, qué
chinche. Así es la canción.
MARIO
¿Por qué el Padre
Simón nos deja solos toda la hora y nunca está cuando quiero hacerle preguntas?
WALTER
Se irá a rezar.
MARIO
No, se va a la cafetería
a comer sánguches. Cuando regresa huele
a cebolla.
WALTER
¡Shht! No digas eso.
Es pecado.
MARIO
Nadie nos escucha.
WALTER
(Señalando a Cristo) Nos escucha él.
MARIO
Es solo una imagen de
madera. (Al público) Aunque a veces parecía querer hablar.
CRISTO emite un bufido de
fastidio. Solo MARIO lo escucha, pero no
se alarma. Luz
sobre el PADRE SIMÓN que entra.
PADRE
SIMÓN
Ya pueden irse a su
casa. Recuerden traer mañana la
siguiente cuota.
WALTER
Todavía no ha pasado
el mes.
PADRE
SIMÓN
Es cuota
extraordinaria.
MARIO
Padre Simón… ¿cómo
hace Cristo para meterse dentro de una hostia?
PADRE
SIMÓN
No “se mete”. Es su espíritu.
MARIO
¿Y cómo hace su
espíritu para entrar en algo tan chiquito?
PADRE
SIMÓN
Jesucristo está en la
hostia consagrada y sanseacabó. Es dogma
de fe, ya se los expliqué mil veces. No
olviden su cuota, y aprovechen nuestra oferta de la Biblia ilustrada con diez
por ciento de descuento y de obsequio una estampita de la Virgen Dolorosa.
El PADRE SIMÓN se va. MARIO se acerca a CRISTO.
MARIO
(Al público) Seguro que con Cristo y la hostia debía pasar
algo como “Viaje fantástico”, una película donde unos científicos eran
reducidos al tamaño de microbios, y los metían dentro de una persona para
destruir un cóagulo o algo así. Pero
ellos entraban con una inyección, no con rezos.
¿Es que nadie podía explicármelo?
WALTER
Preguntas mucho y el
Padre se molesta. Vamos a mi casa, mi
abuelita me riñe si llego tarde.
CRISTO desaparece. En el camino a casa de WALTER, MARIO le
muestra unas revistas pornográficas que lleva en su cartapacio.
MARIO
Mira lo que traje.
WALTER
¿Chistes? (Mirando una revista) ¡Mario!
MARIO
Las saqué del escritorio de mi papá.
Las saqué del escritorio de mi papá.
WALTER
¿Tu papá tiene
revistas de mujeres desnudas?
MARIO
Se llaman “Zeta”. Dice que las fotos no son muy buenas comparadas
con las de “Playboy”, pero le gusta porque todas las calatas son peruanas.
WALTER
¿Y tu mamá sabe?
MARIO
Creo que sí. No le importa.
Luz sobre la severa HERLINDA.
HERLINDA
¿Estas son horas de
llegar?
WALTER
Solo me demoré diez
minutos, abuelita. (HERLINDA le jala la oreja) ¡Auu!
HERLINDA
Por si acaso hayas
hecho alguna travesura y por si acaso la hagas mañana. ¿Quién es él?
WALTER
Mi amigo Mario. Mario, mi abuelita Herlinda.
HERLINDA
¿Qué haces en casa
ajena? Deberías estar haciendo tus
tareas.
WALTER
Lo invité para ver
tus libros de las vidas de los santos.
HERLINDA
Que traiga un queque
la próxima vez. Nunca se llega de visita
a una casa con las manos vacías.
MARIO
Sí, señora.
HERLINDA se va.
WALTER
Ya me hiciste mentir
MARIO
(Le muestra la revista) ¡Mira!
WALTER
¡Mario, esto es pecado! (Asombrado) ¿Las mujeres también tienen pelos en su cosa?
MARIO
Claro.
WALTER
¿Y si por ver estas
fotos te da el chancro?
MARIO
¿El qué?
WALTER
El chancro, una cosa
horrible con pus que le da a los que hacen cochinadas. Mi abuelita dice que es la peor cosa de este
mundo.
MARIO
Mira esta otra.
WALTER otra vez queda como ausente un
instante.
MARIO
¿Walter?
WALTER
(Reacciona mirando) ¿No le duele?
MARIO
Se llama
“sadomasoquismo”. Renato dice que una
vez se acostó con una chica que le gustaba con dolor.
WALTER
También usan garfios. ¡Como los mártires!
MARIO
Dijo que era una burguesa
pervertida y no la vio más. Igual mi
papá le dio doble propina para que se compre condones.
WALTER
Tu familia es bien
rara.
MARIO
Siempre me lo dicen.
Luz sobre FELIPE, PILAR y RENATO
hablándole al público.
FELIPE
Los niños deben ser
criados en total libertad.
PILAR
Los niños igual se
enteran de todo en la calle.
RENATO
Los niños tendrán que
ser reeducados cuando triunfe la revolución.
FELIPE
No es que Renato me
preocupe. Pero a veces…
PILAR
Siento que ya no es
el mismo.
RENATO
He reflexionado mucho
acerca de lo que escuché toda mi vida.
FELIPE
Creo que está
perdiendo el sentido del humor.
PILAR
Habla con demasiada
seriedad de cualquier tontería. Y no se
quita por nada esas ojotas de llanta que le hacen apestar los pies.
RENATO
Lo que escuché. Las cosas que viví
FELIPE y PILAR dialogan.
FELIPE
Es normal que se
vista así. Es joven.
PILAR
¿Y si está en drogas?
FELIPE
No creo. Conozco el olor a marihuana.
PILAR
Me consta.
FELIPE
Hablaré con él.
RENATO
Demasiado tarde para hablar. El tiempo no retrocede ante la marcha de la
historia.
MARIO toma la posición del inicio,
junto a la piscina.
MARIO
(Adulto) Cuéntame a mí, Renato.
RENATO
Ya qué importa.
MARIO
Importa. Hoy me importa más que nunca, delante de esta
piscina en la que no consigo sumergirme.
Cuéntamelo todo y ayúdame a entender.
RENATO
Tú eras inocente.
MARIO
Tal vez no. Cuéntame.
RENATO
Yo tenía ocho años y
tú apenas sabías caminar. Una noche
salimos los cuatro a comer, contigo en tu cochecito. Vivíamos en la Residencial San Felipe, ¿te
acuerdas? Papá se jactaba de conocer los
mejores restaurantes de Lima, como todos los Atienza.
FELIPE
(Al público) Después de tirar, lo más rico es comer.
RENATO
Fuimos a uno de sus
favoritos, un chifa cerca del mercado por la plaza San José. Papá pidió el banquete para cuatro. Mamá dijo que era una grosería, pero cuando
era chifa si la comida sobraba podía pedir que se la envuelvan.
PILAR
(Al público) Nunca desperdicio lo que ya pagué.
RENATO
Ya había llegado la
sopa wantán, la gallina tipakay, el chaufa, el kam-lu, el chancho al ajo. Yo miraba fascinado la mesa repleta de
comida, y papá era feliz al verme devorando tantas delicias. De pronto se acercó a la mesa un niño
exactamente de mi edad. No estaba sucio
ni parecía lumpen. Solo era pobre. Llevaba en los ojos la mirada del
hambre. Una herida en las pupilas
imposible de curar en mil años. Se
dirigió a papá y dijo: “Maestro, ¿quiere que le haga una recitación?” Usó esa
palabra: recitación. Quería declamar un poema
de colegio, o cantar una canción lastimera por una propina. Mamá se incomodó. Miró a papá como pidiéndole “dile que se vaya, Renato se ha
puesto nervioso”. Papá le dijo “no
gracias chiquito” y le ofreció una gaseosa.
El niño no insistió. Tomó la
gaseosa, la guardó en una bolsita de plástico mugrienta y se apartó de la mesa antes
de que la dueña lo bote por molestar a la clientela. Me quedé inmóvil. Nadie habló el resto de la cena. Al salir, noté que papá buscó con la mirada
al niño a ver si aún rondaba por ahí.
Pero ya no estaba. Jamás
volveríamos a verlo. Y yo jamás olvidé
sus ojos carcomidos por el hambre.
FELIPE
No me acuerdo de eso.
PILAR
Yo sí, algo. Me dio pena.
MARIO
Perdónalos, Renato.
RENATO
No.
MARIO
Al menos perdónate tú.
RENATO
País de mierda donde
un niño de ocho años pide limosna ante el banquete de unos alienados pequeño burgueses. País de mierda donde unos pocos duermen
tranquilos sabiendo que millones esperan las sobras que caen de sus mesas. Si nos sometieran a juicio, y acusaran a mi
familia por su indiferencia, tendrían todo el derecho a fusilarnos. Los privilegiados de esta sociedad miserable merecemos
el paredón por haber volteado la cara cuando teníamos la obligación de ver. ¿Quieren una recitación? “La sangre derramada jamás será olvidada. El poder nace del fusil”. (Se va)
MARIO
(Se tapa los oídos) ¡No!
Ahora el entusiasta FELIPE
lleva un bombo típico de manifestaciones.
FELIPE
¡Renato! ¡Vamos al mitin con tus tíos!
PILAR
Renato salió.
FELIPE
(Disimula su preocupación) Ojalá nos dé el encuentro. Después del mitin hay fiesta en “La Máquina
del Sabor”.
PILAR
¿Por qué a todos los
izquierdistas le fascina la salsa?
FELIPE
Es genial para bailar. Mejor que Santana.
PILAR
(Al público) Los sanmarquinos no lo dejaron tocar en su
estadio por ser música alienante, según ellos.
Luego inventaron que los militares lo habían censurado, pero ellos ni se
enteraron de quién era ese pelucón.
FELIPE
(Al público) A mí Velasco no me parecía tan malo.
PILAR
Obvio. Más de la mitad de tus amigos se subieron al
carro.
Luz sobre WALTER y la
indignada HERLINDA.
HERLINDA
¡Era el anticristo!
MARIO
Señora, no grite.
WALTER
Te dije que no le hables de
política a mi abuelita.
HERLINDA
¡El anticristo, el demonio,
el maligno, el leviatán! Hizo entrar a
un indio apestoso al mismísimo palacio de gobierno como su gran invitado. Un indio tucto que ni siquiera hablaba
castellano. ¡Dónde se ha visto que un
presidente haga esas cosas! Bien hecho
que ya se murió y está en el infierno.
WALTER
Va a subirte la presión.
HERLINDA
Ese día se acabó el mundo. Se acabó la decencia, se acabó el respeto, ¡se
acabó el Perú! Por algo nuestro Señor lo
puso bien claro en el cartelito arriba de su cruz: ¡INRI, INRI!
MARIO
¿Rey de los judíos?
HERLINDA
¡No! ¡INRI significa: “perdono a todos, menos a
los indios”!
MARIO
(Al público) ¿Es que nadie podía hablarme de Jesucristo
con normalidad?
HERLINDA
Teníamos una hacienda inmensa de caña de azúcar en el norte.
WALTER
(Al público) No es cierto.
Era una chacra chiquita.
HERLINDA
Velasco nos la
expropió para que esos infelices la dejen abandonada y hagan sus borracheras.
WALTER
A la caña le entró un gusano.
Toda la cosecha se malogró, no hubo plata para sembrar más y tuvieron
que vender las tierras. Después mi mamá
se fue a los Estados Unidos.
HERLINDA
INRI: ¡perdono a todos,
menos a los indios! Eso dijo nuestro
Señor. Y encima contagian el chancro.
HERLINDA y WALTER
desaparecen.
MARIO
¿Es que en ninguna parte
encontraría respuestas?
Luz sobre CRISTO crucificado
en la cruz. MARIO se arrodilla a sus
pies.
MARIO
Señor Jesús: yo quiero creer
en ti, pero mi papá y mi hermano se burlan, y mi mamá solo se queja de que la
comunión es carísima. Además en mi casa nunca
ponen el nacimiento en Navidad, aunque tragamos tanto pavo y panetón que nos
pasamos tres días con cólico. Señor, no
te vayas a enojar, ¿ya? Pero si como
dice el Padre Simón, tú estás dentro de la hostia –mejor dicho, tu espíritu- y
uno tiene que comerte en la comunión… ¿significa que después te haremos… no te
molestes… te haremos caquita? ¿O es que
la hostia va de la boca de frente al alma, y no pasa por el aparato digestivo? Y si es así, ¿dónde queda el alma? ¿En el cerebro? ¿O de repente en el corazón?
CRISTO despega sus manos. Habla con desenfado.
CRISTO
Tengo frío.
MARIO
¿Qué?
CRISTO
¿Eres sordo? Tengo frío.
MARIO
No Señor, te has
confundido. Es “tengo sed”. Una de las siete palabras.
CRISTO
¡Qué siete palabras ni qué
niño muerto! Va a darme pulmonía con
este taparrabos. Ayúdame a bajar y
pásate una frazada.
MARIO ayuda a CRISTO a bajar
y le da una manta.
MARIO
¿Así está bien?
CRISTO
Encima se me han adormecido
los brazos. Esa posición es una vaina.
MARIO
Señor… te estaba diciendo
que yo quiero creer en ti.
CRISTO
¡Ya, bestial! Necesitamos más gente para tomar el templo.
MARIO
¿Cuál templo?
CRISTO
¡El templo del sanedrín! Entramos, los degollamos a todos, y para
cuando los soldados lleguen tenemos que haber tomado las calles contiguas para
que caigan en la emboscada. La casa de
Pilatos quedará desguarnecida e iremos por él.
Para la noche no debe quedar un solo romano vivo en toda la ciudad. Esta vez no podemos fallar.
MARIO
Señor, ¿de qué hablas?
CRISTO
¡De la insurrección, qué
otra cosa va a ser! La vez pasada Judas
nos delató en la víspera y yo terminé ahí clavado. En parte fue culpa nuestra por no descubrir
al soplón a tiempo. Por algo yo
desconfiaba de él cuando le encargamos comprar armas. Le dimos 35 denarios y dijo “solo me alcanzó
para cinco lanzas, ocho espadas y 15 cuchillos”. ¿Tienes cuchillos? Bien afilados, eso sí. Los romanos son de cuello duro, matarlos es
difícil.
MARIO
¿Van a matarlos?
CRISTO
No: les vamos a pedir que
por favor se vayan por las buenas montados en burro. ¡Niño tonto!
¿Cómo crees que mis camaradas y yo vamos a independizar Palestina? ¿Cantando villancicos?
MARIO
Pero tú eres Jesús, y eres
todo amor.
CRISTO
¡No, no, no! ¡Otro que se creyó las babosadas de Saulo de
Tarsos, por qué! Saulo de Tarsos, el que
ustedes llaman San Pablo. Ese farsante tiene
la culpa de todo.
MARIO
¿La culpa de qué?
CRISTO
Eramos un grupo armado listo
para iniciar la revuelta que por fin nos libere de la tiranía romana. Las cosas salieron hasta el perno, y años
después Saulo de Tarsos inventó una fábula para convencer a medio mundo de que
por creer en mí tendrás la vida eterna.
Debo reconocer que tuvo talento para convertir a un judío subversivo en
hijo de Dios.
MARIO
¡No! ¡No, no vale!
¡Tú no eres el Cristo de mi primera comunión! Tú hablas como el que dicen mi papá y mi
hermano.
CRISTO
Será que ellos leen,
pues. Nadie lee ni quiere saber
nada. Saber cansa y encima es
peligroso. Saulo fue astuto, dijo lo que
la gente quería oír. Para lograr la
salvación solo había que bautizarse y prometer ser honrado, ni siquiera hacerse
la circuncisión ni dejar de comer chancho.
Mucho después inventaron el pesebre, los reyes magos, los Papas, todo eso. Es fácil decir que es bueno ser bueno. Hasta el más bruto entiende el concepto.
MARIO
Es fe.
CRISTO
Yo igual tenía fe, pero
también tenía espadas. Creo que Lucas
escribió algo de eso. (Suspira) Ahora sí tengo sed, y un poco de hambre. ¿Qué me preguntabas de la hostia?
MARIO
Nada. Nada importante.
CRISTO
¿Te cuento un secreto? Saben mejor con manjarblanco.
MARIO
(Al público) Era inútil.
Luces sobre WALTER y el
PADRE SIMÓN. Están en el
confesionario. WALTER se arrodilla y se
persigna.
PADRE
SIMÓN
Avemaría purísima.
WALTER
Sin pecado concebida.
PADRE
SIMÓN
¿Has pecado?
WALTER
(Avergonzado) Sí, Padre.
PADRE
SIMÓN
¿Qué hiciste?
WALTER
A veces… me toco.
PADRE
SIMÓN
¿Qué te tocas?
WALTER
Me toco.
PADRE
SIMÓN
¿Te tocas tus partes?
WALTER
Sí.
PADRE
SIMÓN
Dilo. Si no lo dices, no es confesión.
WALTER
Me toco… mis partes.
PADRE
SIMÓN
¿Cuáles partes?
Poco a poco, WALTER se
siente cada vez más incómodo
WALTER
Esas. (Pausa) Esas.
PADRE
SIMÓN
Si no lo dices, no es
confesión.
WALTER
Mi cosita. Mi pipilín.
PADRE
SIMÓN
Pene, se dice pene. Repite: me toco mi pene.
WALTER
Me toco mi pene.
PADRE
SIMÓN
¿Te gusta?
WALTER
(Confundido) No.
PADRE
SIMÓN
No mientas, mentir es
pecado. Dilo.
WALTER
Me gusta.
PADRE
SIMÓN
¿Te lo jalas o te lo frotas?
WALTER
¿Qué?
PADRE
SIMÓN
¿Te jalas el prepucio?
WALTER
¿El qué?
PADRE
SIMÓN
La pielcita, el
pellejito. ¿Te jalas el prepucio y
después te acaricias la cabecita del pene cuando asoma?
WALTER
Un poco.
PADRE
SIMÓN
Dilo. ¿Qué te jalas y qué te acaricias?
WALTER
El prepucio y la cabecita
del pene cuando asoma.
PADRE
SIMÓN
¿Te excitas?
WALTER
No sé.
PADRE
SIMÓN
Mentir es pecado. ¿Te excitas?
WALTER
Sí.
PADRE
SIMÓN
Y mientras más te excitas,
¿más te sigues tocando?
WALTER
(No puede más) Padre, ¿ya me puedo ir?
PADRE
SIMÓN
Estamos en confesión. Dilo.
WALTER
Me sigo tocando.
PADRE
SIMÓN
¿Tu qué?
WALTER
Mi pene.
PADRE
SIMÓN
¿Cuándo te tocas te crece?
WALTER
No.
PADRE
SIMÓN
¿Seguro? Dilo.
WALTER ya está al borde de
las lágrimas. El PADRE SIMÓN empieza a
perder ligeramente el control, pero sin exageración.
WALTER
No me crece.
PADRE
SIMÓN
¿No te crece tu qué?
WALTER
Mi pene.
PADRE
SIMÓN
¿Cuánto rato te lo
tocas? ¿Horas? ¿Toda la noche?
WALTER
Un ratito.
PADRE
SIMÓN
¡No mientas!
WALTER
(A punto de llorar) No sé…
PADRE
SIMÓN
Bájate el pantalón.
WALTER queda estático, como
en una de sus ausencias.
PADRE
SIMÓN
No hay que tener vergüenza,
estamos en confesión. Solo si veo el
tamaño, sabré cuánto has pecado y de eso depende tu penitencia. Bajátelo.
WALTER
(Llora) Padre… por favor…
PADRE
SIMÓN
¿Estás llorando?
WALTER
Por favor… por favor…
El PADRE SIMÓN reacciona: ha
ido demasiado lejos. Respira hondo. Se compone, pero tiembla ligeramente.
PADRE
SIMÓN
Seca tus lágrimas. Lloras porque eres un pecador y estás
arrepentido. Dilo.
WALTER solloza muy bajito.
PADRE
SIMÓN
¡Dilo!
WALTER
(En hilo de voz) Estoy arrepentido.
PADRE
SIMÓN
Porque eres un pecador. Un sucio y repugnante pecador. Diez padrenuestros y quince avemarías. (Le hace la señal de la cruz) Avemaría purísima.
WALTER
Sin pecado concebida.
WALTER se va corriendo. El PADRE SIMON queda inmóvil mirando al
vacío. Luces sobre MARIO y PILAR.
PILAR
¿Seguro que eso te contó?
MARIO
Walter no miente ni sabe inventar
nada. No le quiere contar a su abuelita porque
el Padre Simón toma lonche con ella y son muy amigos.
PILAR
¡Qué asco!
MARIO
Hay que denunciarlo, má.
PILAR
¿Estás loco? ¡Ni se te ocurra! Cállate la boca y no hables de esto con nadie
nunca más. Habría un escándalo, la congregación
protegería al cura, ¡y a ti te botan del colegio!
MARIO
Pero Walter contaría todo…
PILAR
¡Tu amigo Walter es un
cobarde! Lo obligarían a negarlo, y al final
tú quedarías como un mentiroso. ¡Y dime
qué hacemos si te botan del colegio a mitad de año, a ver dime! El próximo tendrías que repetir, por gusto
perderías un año de tu vida y ese degenerado seguiría haciendo lo mismo en otro
plantel, si es que lo trasladan. No vale
la pena.
MARIO
Pero má…
PILAR
Eso sí, ¡júrame que si el
pervertido te dice alguna cochinada o te pone un dedo encima, le tiras la
carpeta encima, lo pateas en la cara con todas tus fuerzas y te vienes
corriendo para la casa! Ahí sí que lo
denunciamos y lo metemos preso hasta que se pudra. Mario, ¡júramelo! ¡Si te toca un pelo, lo revientas sin la
menor consideración!
MARIO
Te lo juro. (Adulto, al público) Esa fue mi gran lección de solidaridad.
PILAR
No conviene defender a
otros. Al final nadie te defiende a ti y
te dejan solo.
MARIO
Renato no piensa así.
PILAR
Por eso me angustia tanto tu
hermano, no sé cuándo le pasará la idiotez.
Pero tú eres distinto. Tú me saliste
mucho mejor preparado para vivir en este mundo.
(Se va)
RENATO aparece. MARIO se coloca en la posición junto a la
piscina.
RENATO
¿Ahora entiendes mejor?
Zambúllete.
MARIO
No.
RENATO
Mamá te lo decía con todas sus letras.
¿Qué más necesitas saber?
MARIO
Lo que tú me respondas.
RENATO
Pregúntale a papá.
MARIO
Tampoco. A él menos.
Suena “Yo me quedo con todas
esas cosas” de Pablo Milanés, o canción similar de trova cubana. Luz sobre el feliz FELIPE.
FELIPE
Un día por fin conseguí lo
que tanto soñaba: ¡viajar a Cuba invitado a un encuentro con representantes de partidos
socialistas en América Latina! Fue en
junio del 75, poco antes del golpe de Morales.
Cuando se abrió la puerta del Aeroflot, la emoción de estar en La Habana
casi me derriba. Eso, y los 41 grados de
calor. Nos designaron al compañero Eladio
para que se ocupe de nosotros. El nos
llevó al hotel Nacional en el Vedado, y en la noche fuimos invitados al Palacio
de la Revolución: un palacio enorme construido en mármol, lleno de helechos y plantas
en los patios interiores, y un salón gigante con una mesa larguísima repleta de
comida. Habían bandejas de cola de langosta,
faisán, chancho asado, pescados, carnes, ¡hasta venado del monte! Por supuesto todo el ron del universo en
forma de mojito o cubalibre, y habanos a discreción. Cuando Fidel apareció, yo estaba por mi tercer
plato y casi me atraganto. Era más alto y
corpulento de lo que pensamos, y emanaba una autoridad que no parecía de este
mundo. Se acercó a nuestro grupo, nos
dio la mano mientras hablaba sobre la importancia de la papa peruana y se fue
igual de rápido. Al día siguiente yo tenía
que cambiar algunos dólares. El cambio
oficial era 91 centavos de peso por cada uno, pero Eladio me dijo que si le compraba
un ventilador de 20 dólares en la tienda para extranjeros, él me daría 100
pesos. Era un cambio de 5 a 1, excelente. Los cubanos no podían entrar a esas tiendas y…
acepté. Total, la revolución no iba a
perjudicarse porque Eladio tuviera un ventilador en su casa, ¿no? Al otro día me pidió comprarle champú, maquillaje
para su mujer y un bluyín para su hijo –igual, al cambio de cinco pesos- y siempre
quedaba muy agradecido. Solo me ponía un
poquitín nervioso que todo sea en secreto y parezca… ilegal. Aunque todos en el grupo lo hacíamos. Queríamos pesos para comprar libros, artesanías,
los helados del Copelia, y… y el congreso se acabó en un par de mañanas, lo
importante eran las actividades de confraternidad. Nos llevaron al show del Tropicana, a un paseo
en yate por Cojimar, y lo mejor de todo, ¡a Varadero! Allí Eladio me presentó a la compañera Odalys,
una mulata con unas tetas y un culo del tamaño de Africa. Odalys: como “odalisca”, pero sin “ca”. Era una batidora en la cama, y con ella pasó más
o menos lo mismo. Me cambió pesos por ropa,
sostenes. Yo le regalé unos zapatos para
su hijita. No, ¡no era prostituta! Simplemente le caí bien. Nos gustamos.
Cosas normales entre adultos. (Con
ligera angustia) Lo único raro
fue que en la gran fiesta por nuestra despedida, escuché que Eladio y Odalys
murmuraban entre ellos, mirándonos a todos borrachos de mojitos. “Comemieldas”, decían. “Comemieldas hijos de puta”. Aunque quizá escuché mal. O lo dirían de broma. Todos éramos compañeros, no tenían razón para
insultarnos. Eso creo. Fueron las mejores vacacion--- el mejor
congreso de mi vida. ¡Viva la amistad
socialista! (Tararea canción del inicio de
escena) Odalys. ¿Todavía seguirás en Varadero?
Luz
sobre MARIO y CRISTO mirando un poster con la imagen de Jesús.
CRISTO
¿Y éste quién es?
MARIO
Se supone que eres tú.
CRISTO
Qué me sorprende, si todos
se han propuesto fregarme la reputación.
Parece una chica peluda: castaño casi rubio, naricita respingona, barba
recortadísima y un peinadete que ni la Magdalena cuando se lavaba el pelo. Guapa mujer, valiente, aguerrida. Debería estar acá.
MARIO
Señor… estoy preocupado.
CRISTO
Y esa túnica larga de seda,
sin manchas y ni una mota de polvo. Como
si con esa ropa uno pudiera correr y matar romanos. ¿Qué decías?
MARIO
Que estoy preocupado.
CRISTO
Yo también, y mucho. He estado analizando el contexto
internacional y los romanos ya no son el problema. Todo se ha complicado mucho con los gringos,
y encima el otro bando tampoco hace bien las cosas. Sino mira lo que le pasó a ese chico argentino
Guevara. Un poco loquito, necio,
arrebatado el muchacho. Debió calcular que
los mismos bolivianos iban a ponerlo en bandeja para que lo fusilen.
MARIO
Estoy preocupado por mi
hermano.
CRISTO
¿Embarazó a su novia? Sí pues, eso pasa en todos los tiempos. Pero ahora hay esa cosa buenísima, ¿cómo le
llaman? La píldora.
MARIO
Es peor que eso. El… está pensando en meterse a cosas raras.
CRISTO
Piña por él, nada podemos
hacer. Cada uno elige hacer con su vida lo
que le dé la reverenda gana y buenas noches los pastores.
MARIO
No digas eso.
CRISTO
Es lo que llaman libre
albedrío. Los obispos Agustín y Pelagio
discutieron mucho ese asunto. A Agustín
lo hicieron santo y padre de la iglesia, y en cambio Pelagio es un hereje. Ni tengo que decirte que Pelagio me cae mejor.
MARIO
Pero Señor…
CRISTO
Lee, lee acerca del tema
cuando crezcas, para que entiendas. Ya
te dije, nadie lee, por eso el mundo está como está. Todo por culpa de ese judío acomplejado de
Saulo de Tarsos. El imbécil se creía
griego, odiaba sus raíces. Cuando lo
vea, me las pagará todas juntas.
MARIO
¿Qué pasará con mi hermano?
CRISTO
Qué manía de la gente por
preguntar cuando ya saben la respuesta.
MARIO
Pero es que yo a él…
CRISTO
Lo quieres, ya sé. ¿Y qué con eso? El cariño nunca es suficiente para evitar lo
inevitable. ¿Cómo va lo de tu comunión?
MARIO
Es en dos días. Y hasta ahora no logro…
CRISTO
¿Qué? ¿No logras qué?
MARIO
Nada. Olvídalo.
CRISTO
Tengo que averiguar más en
qué andan los gringos. (Feliz) ¿Sabías que unos que se llaman sandinistas
les dieron una cuera en Nicaragua?
CRISTO se va. Luz sobre PILAR y el ya nervioso FELIPE.
PILAR
Averigüé en la
universidad. Ha abandonado todos sus
cursos.
FELIPE
Tendrá dudas
vocacionales. De repente quiere
cambiarse a la San Marcos.
PILAR
Todavía es menor de
edad. Podemos mandarlo lejos aunque él
no quiera. ¡Donde mi primo en Colombia!
FELIPE
No es un paquete. No se dejará.
PILAR
Se está perdiendo, Felipe. Ya ni siquiera me habla, apenas me mira a los
ojos. Hasta creo que me ha robado plata.
FELIPE
Es una crisis de
adolescencia.
PILAR
¡Tú tienes la culpa!
FELIPE
No es mi culpa que se deje
lavar la cabeza por otros.
PILAR
¡Lo reconoces!
FELIPE
Son otros. ¡Otros!
Yo no estoy loco para meterle basura en el cerebro. Yo fui el primero en alegrarme cuando
anunciaron las elecciones. El primero en
salir a la calle para celebrar que las cosas van a mejorar.
PILAR
¡Nunca nada va a
mejorar! Todo siempre será lo mismo y no
me importa. ¡Lo único que me importan
son mis hijos, y por tu culpa voy a perderlo a él!
PILAR desaparece. Luz sobre RENATO.
RENATO
Desde que nací escucho
hablar de lucha armada como el paso previo e indispensable para construir una
sociedad verdaderamente justa. Y ahora
resulta que hay que ir a votar y hacerle el juego a los reaccionarios.
FELIPE
No hables como un párrafo de
“China Reconstruye”. Es un insulto a tu
inteligencia.
RENATO
De nada sirve ser un
“intelectual” en esta coyuntura.
Mírate. Eres patético.
FELIPE
Deja de andar con gente
peligrosa.
RENATO
“Peligrosa”. ¿Para quiénes?
FELIPE
Te estás metiendo en
problemas, es un grupo demasiado radical.
Quieren alzarse en armas y se han unido a los de Huamanga. No te hagas el inocente.
RENATO
No soy inocente.
FELIPE
La policía los tiene
fichadísimos, en cualquier momento pasan a la clandestinidad. Pueden confundirte.
RENATO
No se confundirían. Pero tampoco me van a agarrar.
FELIPE
¡Renato, déjate de cojudeces!
RENATO
Patético. Revisionista.
Reaccionario.
FELIPE
¿Y tú qué eres, mocoso engreído
aspirante a guerrillero? En tu vida has
agarrado una pistola, no sabes disparar.
¡Sé que no serías capaz de matar a nadie, no tendrías valor! Ni siquiera soportas usar botas.
RENATO
Me iré de tu casa.
FELIPE
El próximo año habrá
elecciones, la gente está esperando… (RENATO ríe con sarcasmo) ¡Renato!
RENATO
Si fueras consecuente, nos
iríamos juntos. Pero eres un miserable traidor.
FELIPE
¡Tú no vas a ningún lado!
RENATO
Impídelo si puedes.
FELIPE
¡Soy tu padre!
RENATO
Ya no tengo padre. No lo necesito.
RENATO intenta irse. FELIPE lo sujeta. Forcejean.
Se golpean, se separan. Ambos
quedan temblando. FELIPE no puede más.
FELIPE
Tú no. Que otros mueran luchando, ¡tú no!
RENATO
“Otros”. ¿Quiénes?
FELIPE
¡Los que no tienen nada que
perder! Los que no tienen otra
salida. Los que ya nacieron hambrientos,
fracasados, muertos. Hay millones, gente
de sobra para eso. Pero tú no. Tú eres mi hijo. A ti no puede pasarte nada. A ti no
RENATO
Asqueroso burgués
FELIPE
Si alguna vez hubiera un
cambio, tú tienes que llegar entero para que de frente seas el jefe, el líder,
el que dirige a los demás. ¡Yo no te
eduqué para que seas carne de cañón!
RENATO
(Le escupe) Me das asco.
FELIPE
Morir en una batalla no es
romántico ni tiene poesía. No hay
atardeceres en technicolor, ni música épica, ni últimas palabras en tu
agonía. Es solo sangre, angustia y
mierda revuelta, y lo único que te preguntas antes de que todo se apague es
“¿por qué?”
RENATO
Yo sé por qué.
FELIPE
Si te metes con ellos, fracasarás. No es malo creer en espejismos. Te ayudan a ser mejor persona siempre que no
los confundas con la realidad. En este
país, “revolución” es solo una palabra aguda o un nombre de galleta.
RENATO
¡Maldito reaccionario hijo
de perra!
FELIPE
(Desesperado) Yo te dejé leer todos los libros de este
mundo. Te acostumbré a escuchar la mejor
música. Te llevé a ver las mejores
películas. Te enseñé a jugar fútbol, y
cómo enamorar a una chica para llevarla a la cama. Te di cien veces más de lo que me dieron a
mí. ¿Por qué ahora me haces esto? ¿Por qué me obligas a decir cosas que nunca
deben decirse?
RENATO
La historia me dará la razón.
FELIPE
No. La historia la escribirán los que te maten.
RENATO se va. Luz sobre MARIO.
MARIO
Escuché esa conversación
escondido detrás de una puerta. No quise
decir nada. Papá. ¿Por qué nunca hablamos de lo que pasó?
FELIPE
No quiero hablar.
MARIO
Pero yo sí, papá. Yo quería y tú siempre cambiabas de
tema. Me hablabas de cómo vuelan los
pájaros. Del sistema solar y los años
luz. De los récords en las
Olimpiadas. De cómo se construyen los
rascacielos. Y yo solo quería escuchar
la verdad.
FELIPE
¿Para qué? La verdad está sobrevalorada. No sirve, te hace infeliz. ¿Sabías que una mujer en Australia parió
nueve niños al mismo tiempo? ¿Qué ya se
puede pasear en jeep por la luna?
MARIO
No. Quiero saber por qué no puedo sumergirme.
FELIPE
Ah. Debe ser tu trauma zonzo de la piscina.
MARIO
No, papá. Es bastante más que eso. Y tú tendrías que entenderlo mejor que nadie.
FELIPE desaparece. Luz sobre WALTER que entra vestido con sotana
blanca seguido de HERLINDA.
WALTER
¡Mario! ¡Es hoy!
HERLINDA
¡Chico malcriado! ¡No corras con la sotana, la vas a ensuciar!
MARIO
(Al público) Hasta que llegó el 30 de Agosto.
WALTER ayuda a MARIO a
ponerse la sotana blanca encima de la ropa.
Luz sobre PILAR que entra.
PILAR
Mario. ¿Estás listo?
MARIO
Sí.
WALTER
Estoy nervioso. No me siento bien.
HERLINDA
(Le jala la oreja) ¡Nervioso por qué, si es un día tan feliz! Debe ser por el ayuno. (A PILAR) Lo único que toma desde ayer es leche de
magnesia para limpiar las tripas.
MARIO busca con la mirada.
PILAR
¿A quién buscas?
MARIO
¿Papá y Renato no van a
venir?
PILAR le hace un cariño con
un poco de pena. HERLINDA mira a PILAR
de pies a cabeza.
HERLINDA
¿Usted tiene marido? ¿Es divorciada o qué?
PILAR
Hay que ser muy ignorante
para no saber que los niños necesitan glucosa todas las mañanas. (A MARIO) Dale un beso a tu abuelito Elías. Le encanta que lo hayas elegido como padrino.
WALTER
¡La misa va a empezar!
Luz sobre CRISTO crucificado
y el PADRE SIMON. Música sacra.
PADRE
SIMÓN
Amados hermanos: para estos
niños inocentes, hoy es el momento más importante de sus vidas porque recibirán
a Jesús por primera vez. Abran su libro
de misa en la página 42 y cantemos juntos la canción. Los que no la tengan, significa que no han
renovado su libro de este año. Les queda
hasta el domingo para acercarse a la parroquia y adquirirlo con el cinco por
ciento de descuento. Vamos: todos juntos
MARIO, WALTER, HERLINDA y EL
PADRE SIMÓN cantan.
“Como granos que han
hecho el mismo pan./ Como notas que tejen un cantar./
Como gotas de agua
que se funden en el mar/ los cristianos un cuerpo formarán./ En la mesa de Dios
se sentarán./ Como hijos su pan comulgarán./
Una misma esperanza
caminando cantarán/ en la vida, como hermanos se amarán”.
PADRE
SIMÓN
¡Bis!
Se supone que WALTER, el
PADRE SIMÓN y HERLINDA siguen cantando.
MARIO se acerca a CRISTO.
CRISTO
¿Quién michi compone estas
canciones tan tontas?
MARIO
Señor. Llegó el día de mi primera comunión.
CRISTO
Sí, menos mal. Al fin saldremos de eso, meses que me tienen
harto con la cantaleta.
MARIO
Dentro de un ratito te
comeré y entrarás en mi cuerpo.
CRISTO
¿Podrías decirlo de modo que
suene un poco más varonil?
MARIO
Señor… de repente es la
última vez que hablamos.
CRISTO
Yo también creo. Bueno: fue un gusto.
MARIO
¿Puedo pedirte algo con todo
mi corazón?
CRISTO
Y dale con los pedidos. ¿Qué?
MARIO
Que me ayudes.
CRISTO
¡Mírame bien, niño bobo! ¿Te parece que clavado acá, estoy en
condiciones de ayudar a alguien?
MARIO
Mi papá y mi hermano
pelearon.
CRISTO
No te preocupes. No volverá a pasar.
MARIO
¿Eso qué significa?
CRISTO
No te hagas el inocente, basta
con que leas los panfletos que tu hermano esconde debajo de su cama. Pero ya te dije que si no lees---
MARIO
¡No me des lecciones, estoy
harto de tus lecciones! ¡Quiero que me
ayudes!
CRISTO
¡Vaya! Al fin una reacción. Grita, moléstate, siente rabia. Es parte del proceso. Si te quedas solo en la rabia bien hecho que
te friegues, como tu hermano. Pero si
logras vencerla, no tendrás más remedio que pensar y a ver cómo te arreglas. En la vida si no pateas, te acomodas. Lo que tampoco garantiza que seas feliz.
MARIO
¿Es todo lo que tienes que
decirme?
PADRE
SIMÓN
Acérquense los niños que van
a comulgar.
CRISTO
¡Shht! Ya cállate, que ahí vamos.
MARIO se pone delante de
WALTER.
PADRE
SIMÓN
Cuerpo de Cristo.
MARIO
Amén.
MARIO abre la boca y recibe
la hostia. Sigue WALTER.
PADRE
SIMON
Cuerpo de Cristo.
WALTER
Amén.
WALTER queda estático sin
abrir la boca, en otra de sus ausencias.
HERLINDA
¿Qué le pasa?
PADRE
SIMÓN
Abre la boca. Cuerpo de Cristo.
Inesperadamente, WALTER cae
al suelo y convulsiona.
MARIO
¡Walter!
HERLINDA
¡Dios mío! ¡Se le metió el demonio!
PILAR corre a ayudar y levanta
un poco la cabeza de WALTER para evitar que se golpee en las convulsiones.
PILAR
¡Un pañuelo, rápido!
HERLINDA
¡Mi nieto está endemoniado! ¡Está poseído!
PILAR
¡Calma! ¡Tranquilos!
HERLINDA
¡Padre, échele agua
bendita! ¡La cruz, la cruz!
El PADRE SIMÓN le echa agua
bendita, estorbando más que otra cosa.
PADRE
SIMÓN
¡Fuera, Satanás! ¡Aléjate de este crío inocente!
PILAR
¡No lo sofoquen! (A HERLINDA) ¿Qué medicamentos toma? ¿Cuándo fue la última vez que convulsionó?
HERLINDA
¡Virgen santísima, el
chancro! ¡Seguro le dio el chancro!
CRISTO
¡Si serás bruta! ¡Es epilepsia, animal!
PILAR
¿Toma Epamina? ¿En qué dosis?
HERLINDA
¡Haga que se despierte! ¡Tiene que comulgar!
MARIO
(Asqueado) ¡Está botando espuma!
PADRE
SIMÓN
¡Satanás, te ordeno que
salgas!
MARIO vomita a un lado. Quiere llorar.
MARIO
¡Vomité! La hostia consagrada. ¡La vomité!
CRISTO
Báh, no te preocupes. A cualquiera le pasa.
PILAR
(Repara en MARIO) ¡Hijo!
PADRE
SIMÓN
(A PILAR) ¡Solo se puede suministrar una hostia por
vez! ¡Si quiere otra, tiene que cancelar
al contado!
PILAR
(A MARIO) ¡Vámonos!
WALTER deja de
convulsionar. Está aturdido.
HERLINDA
¡Waltercito! Ya se despertó. ¡Padre, déle la comunión, déle!
PADRE
SIMÓN
¡No: se suspende la
ceremonia hasta bendecir el templo! ¡Y
de ninguna manera se les devolverán las cuotas!
HERLINDA
¡Velasco tiene la culpa! ¡Es el anticristo!
MARIO
(Al público) No sé si Walter llegó a comulgar alguna vez. En las vacaciones de verano, su madre volvió
de Estados Unidos y se lo llevó para siempre.
Prometimos escribirnos, pero no lo hicimos. Al año siguiente me cambiaron a un colegio
laico. El Padre Simón llegó a dirigir el
seminario del San José de Savelán. Siempre
lo imagino rodeado de novicios. (A
CRISTO) Seguí tu consejo y me
dediqué a leer. Pero nunca más pude
rezar.
CRISTO
Pierde cuidado, volverás a
hacerlo cuando seas viejo. Hasta el más
ateo reza cuando siente cerca a la pelona.
Una última consulta: ¿dónde averiguo cómo se hacen las bombas molotov?
WALTER
(Cantando bajito, ido) “Compartimos
la misma comunion/ somos trigo del mismo sembrador/ un molino la vida nos
tritura con dolor/ Dios nos hace eucaristia en el amor”.
WALTER queda mirando al
público con expresión de desamparo.
Música. Oscuro sobre todos los
personajes, excepto MARIO quien se quita la sotana y toma su posición adulta
frente a la piscina
MARIO
¿Qué pasaría si volviera a
caerme en la piscina? A mis 40 años,
¿alguien se tomaría el trabajo de rescatarme?
¿O dejarían que me hunda, como quizá lo merezco? Hoy es sábado, y el lunes debo responder si
acepto la dirección de un programa periodístico de mucho éxito que es la peor
basura en cuanto a pseudo-periodismo que puedan encontrar en la
televisión. Sí: ya sé que basura y
televisión casi son sinónimos, pero se supone que debería estar feliz de que me
hayan ofrecido un puesto que -según muchos- es lo más alto a lo que puede
llegar un periodista: el premio a una carrera nada espectacular que empezó hace
veinte años. Los gerentes quedaron
sorprendidos de que les pidiera pensarlo.
Para ellos debí aceptar de inmediato y besándoles las manos. Lo atribuyeron a una palabra que su pobre cerebro
es incapaz de entender: escrúpulos.
“Olvida tus escrúpulos y decide tener éxito”, me dijo uno de ellos. Por eso estoy aquí. Es mi última oportunidad.
MARIO mira a RENATO saliendo
de su casa con un morral.
MARIO
(Adulto) ¡Renato!
(Niño) Renato.
RENATO
Vuelve a tu cama.
MARIO
¿A dónde te vas?
RENATO
Dejé una carta. No hagas bulla.
MARIO
¿Cuándo regresas?
RENATO
Un día de estos.
MARIO
Si te quedas, prometo
dejarte que me enseñes a nadar.
RENATO
Igual puedes aprender con
otros.
MARIO
No. Tiene que ser contigo.
RENATO
No llores.
MARIO
No estoy llorando.
RENATO se acerca a él y le
seca con ternura una lagrimita.
RENATO
¿Por qué siempre tengo que
sacarte agua? Enano.
RENATO lo abraza. Se va.
MARIO le habla al público.
MARIO
Nunca más vi a mi
hermano. Papá dijo que era inútil
buscarlo. Que mientras más lo hicieran,
se escondería cada vez mejor. Mamá dejó
de insistir cuando apareció una carta anónima bajo la puerta diciendo que me
matarían a la salida del colegio si ella seguía averiguando. Se quedó callada, esperando que algún día
pase lo que tenía que pasar. Tres años
después, un domingo de 1982, llamaron de larga distancia pidiéndoles ir a la
morgue de Ayacucho para reconocer un cadáver.
Luz sobre PILAR y FELIPE
contemplando a RENATO muerto echado sobre una camilla y cubierto con una sábana.
FELIPE
Le creció su barba. Siempre se quejaba de que era rala. Yo le decía: ten paciencia, se te pondrá
tupida después de los veinte años. Y
mira. Acaba de cumplirlos. Ya se le cerró.
PILAR
No es tu hijo.
FELIPE
Sí lo es. Es Renato.
Es él.
PILAR
Su carita está intacta. Parece dormido.
FELIPE
Lo está.
RENATO se incorpora y le
habla al público.
RENATO
No confiaban en mí. Mis camaradas creían que me temblaría la mano
cuando tuviera que ajusticiar a alguien.
Estaba pasando por mi último periodo de prueba. Teníamos que asaltar una comisaría para llevarnos
armamento.
FELIPE
Lo despertaba echándole agua
fría cuando no quería ir al colegio. Se
levantaba furioso. Quería pegarme y a mí
me daba risa. Si le echo agua ahora, ¿se
despertará?
RENATO
Fue a pocos minutos de
iniciarse el toque de queda. Los
policías descansaban mirando televisión a todo volumen, un programa cómico en
blanco y negro. Cuando tuve a uno de
ellos frente a frente, no fui capaz de apretar el gatillo. Vacilé.
La mano me temblaba. A él no.
FELIPE
Dicen que fue instantáneo. No le dolió nada.
RENATO
Papá tenía razón. No hubo últimas palabras, ni música de
violines, ni rayos de luz. Una bala en
el pecho es un puño seco que te quita el aire de pronto. Ni siquiera alcanzas a ver la película de tu
vida, como los ahogados. Lo último que
escuché fueron risas grabadas mezcladas con disparos y carajos. Y todo se apagó.
RENATO se tiende y queda
inmóvil.
PILAR
La policía nos da la opción
de mentir. A ellos tampoco les conviene
un atentado en una comisaría.
FELIPE
No.
PILAR
En el informe puede quedar
que cayó intentando asaltar una tienda.
Que tenía problemas de drogas.
FELIPE
No le hagamos eso. Yo diré la verdad.
PILAR
Como quieras.
FELIPE acaricia suavemente los
pies de RENATO.
FELIPE
Ya entiendo cuál fue la
causa de esto.
PILAR
¿Cuál?
FELIPE
Las botas. El no podía usar botas. Le lastimaban. Y mira, tiene ampollas. Por eso quiso terminar con todo de una
vez. Para librarse de las botas.
PILAR
Es cierto.
FELIPE
Sé que no es mío. Pero no podía ser de nadie más.
FELIPE toma la cabeza de
RENATO y la aprieta contra su pecho.
Oscuro sobre ellos. Luz sobre
MARIO adulto.
MARIO
Cuando cumplí los 17 y entré
a la universidad, mis padres se divorciaron amistosamente. Hoy papá vive en Máncora. Abrió una posada ecológica y tiene una hija
–mi nueva hermana menor- con una mujer mucho más joven de una familia de
pescadores. Los visito todos los años.
Luz sobre FELIPE.
FELIPE
También asesoro a los pobladores
para impedir que los hoteleros privaticen las playas. Si dejas a estos mierdas con su libre
mercado, son capaces de privatizar hasta las conchas. Hoy comeré langosta. (Mirando el horizonte) Me gusta el mar. Me recuerda a Varadero.
MARIO
Mamá volvió a casarse con
otro pediatra divorciado igual que ella.
Ambos se especializaron en niños autistas.
Luz sobre PILAR.
PILAR
Los autistas son seres
perfectos. Se preocupan solo por sí
mismos.
Oscuro
sobre FELIPE y PILAR, que desaparecen.
MARIO
En cuanto a mi vida, no ha
sido muy emocionante. Se resume a evadir. Evadir problemas. Parejas.
Esposas. Hijos. Opiniones.
Juicios. Decisiones. Siempre evitando las crisis en nombre de esa
vieja sensación que me impide sumergirme.
La de ser incapaz de creer.
Luz sobre RENATO de pie y
con ropa de baño estilo años 70’ como al inicio de la obra.
RENATO
Ya dijiste todo lo que
tenías que decir. Zambúllete.
MARIO
Me ahogaré.
RENATO
Hazlo.
MARIO
Ya no puedes salvarme. No fuiste capaz de salvarte tú mismo.
RENATO
Tú sí podrás.
MARIO
Cuando escuchan tu historia
ni siquiera das rabia. Das pena. “A uno de los Atienza le lavaron el cerebro y
murió por imbécil dentro de una banda de asesinos”. Eso fueron tus camaradas. Un montón de asesinos.
RENATO
Si te hace sentir superior…
MARIO
No. Pero yo elegí vivir.
RENATO
Lo más difícil.
MARIO
Quiero vivir, Renato. En unos pocos años habré envejecido. Pero antes quiero levantarme en las mañanas sin
esquivar el espejo. Quiero besar y
acariciar un rostro sin sentir que lo contamino con mi inconsistencia. Olvidar mi estupor. Mi impulso hacia el vacío. Abandonar los trucos para mantenerme lejos y siempre
ignorar la rabia.
RENATO
Cree en algo, Mario. Cuando crees en algo, los demás te
condenan. Pero si no crees en nada,
tampoco te perdonan. Cree.
MARIO
No puedo.
RENATO
Aunque al principio dudes si
es o no correcto. ¡Cree!
MARIO
¡No puedo!
RENATO
¿A qué le tienes tanto
miedo?
MARIO
A no saber en qué momento se
cruza la línea que separa ser práctico de traicionarte. No saber cuándo eres intolerante con los
demás, y cuándo eres consecuente contigo mismo.
Qué significa ser flexible, y qué significa ponerse en cuatro patas. Cuándo eres inteligente al adaptarte y cuándo
eres un vendido. Cuál es la diferencia
entre actuar por convicción y actuar por necedad. Cómo estar seguro de que nuestras ideas son
las correctas. Cómo saber si vale la
pena morir o matar por ellas. Cuando
decides creer, te juegas el pellejo todos los días de tu vida. Ayúdame.
RENATO
Empieza por algo.
MARIO
Dime tú.
RENATO
Por lo más simple. ¡Por tu nombre! Mario.
Nuestro nombre.
MARIO
Soy un Atienza.
RENATO
Bien.
MARIO
Soy un Atienza. Y un Atienza jamás se pone de rodillas.
RENATO
Sigue.
MARIO
No se arrodilla. Ni suplica.
Ni sonríe cuando quiere golpear.
Ni reniega de lo que fue o lo que hizo.
RENATO
Sigue…
MARIO
Aunque lo crucifiquen.
RENATO
Sigue…
MARIO
Aunque al principio siempre
tenga miedo.
RENATO
Sigue…
MARIO
Aunque pierda lo que más ama.
RENATO
Aunque esté equivocado.
MARIO
Aunque esté equivocado.
RENATO
¿Qué les responderás este
lunes?
MARIO
“Comemieldas”.
RENATO
¿Y qué harás después?
MARIO
No sé. Rezar.
RENATO alarga su mano en
dirección a MARIO, pero nunca se tocan.
RENATO
Vamos. Mete la cabeza en la piscina.
MARIO
¿Podré?
RENATO
Puedes.
MARIO
¿Cómo se hace, Renato? ¿Cómo se hace, hermano?
RENATO
Es sencillo. Antes de sumergirte, respira profundamente. Respira.
Respira. Respira.
Música. MARIO mira la supuesta piscina. Cierra los ojos y –lentamente- inhala hasta
que su pecho se llena de aire. Se
sumerge. Oscuro rápido.
FIN DE “RESPIRA”
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