Diecisiete camellos
Fábula dramática en un acto
Por: Eduardo Adrianzén
Personajes:
ANDRÉS. 25
años. Ex universitario
FRANCISCO. 23
años. Ex oficial del ejército
MIGUEL. 21
años. Desempleado
DORA. Madre
de los tres. Alrededor de 43 años
La PATRIA
El SOLDADO DE ARICA: el mismo actor que hace Francisco
El SOLDADO DE MIRAFLORES: el mismo actor que hace Miguel
Escenario: en Lima, una casa muy modesta, en
un barrio tradicional de clase media venido a menos.
Utilería (grande): una pizarra, una cocinilla, una mesa con mantel de
plástico, un tocacassette
La acción se desarrolla en el momento actual, en el lapso de unas pocas
horas.
Duración aproximada: 60 minutos
Escrita especialmente para Gustavo López, el Teatro
Racional, y –una vez más- Sonia Seminario
Todo esto es mi país
Poema de Sebastián Salazar Bondy
(versión editada)
Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un
incansable manantial
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras
mi país es un corazón clavado a martillazos
mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla,
una guerra civil
un banquete de hambres, un templo de ceremonias
crueles
un plato vacío tendido hacia la nada
un angustiado grito, un sepulcro en medio de la
primavera
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel
la miseria del otro, la saciedad de unos cuántos
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro, nos
lo quitan
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo
como un puñal
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la
frente
como a un hijo, como a un padre
como a alguien cansado que acaba de nacer
porque mi país ES
simple, pura e inifinitamente, ES
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando ha
alcanzado lo imposible.
ACTO ÚNICO
Mientras entra el
público y suena la música (si es posible, el Himno Nacional en instrumental)
ANDRÉS va pegando con scotch en una pizarra o panel grande varias coloridas
láminas de Navarrete referentes a la guerra del Pacífico. La pizarra o panel está quiñada, dañada o de
pronto le falta un trozo. La forma como
ANDRÉS pega y acomoda las láminas es burda y desprolija. Viste un pantalón de tela, camisa de manga
larga remangada sin ninguna gracia en especial y mocasines con medias
blancas. Alguna de sus prendas parece
remendada. Es un hombre joven y plantado,
pero algo lo hace parecer mayor: su forma de vestir, su peinado, su modestia,
su sencillez casi irritante. Cuando el
público termina de acomodarse, ANDRÉS mira a todos con afabilidad esperando que
guarden silencio. Empieza a hablar
ANDRÉS
Bienvenidos a ésta
clase de historia del Perú. Mi clase: la
clase que nunca dictaré. No soy
profesor, no soy catedrático, ni conferencista.
Tampoco soy el asistente del profesor, ni auxiliar de nadie. Pero he estudiado historia en la universidad
durante cuatro años. Sí: la historia se
enseña en la universidad y es una carrera, la mayoría de gente no lo sabe. Tiene un syllabus y muchos cursos que tienen
pinta de aburridos pero a mí me gustan.
No: no estudié en la Católica. No
me hubiera alcanzado la plata y me da vergüenza pedir becas. Estudié en San Marcos. Nacional.
Universidad nacional, antigua y peruana para estudiar historia, casi
gratis. Si uno estudia historia, lo
normal es que sea investigador, pero mientras se investiga uno tiene que vivir
de algo, así que normalmente enseña. El
problema es que técnicamente no puedo ser profesor porque no tengo título. Me faltaron veinte créditos para ser
bachiller y hoy manejo un Tico alquilado.
No: no estoy ahorrando para terminar la carrera y sacar mi título. Nadie puede ahorrar haciendo taxi, con la
competencia y lo barato que tiene que cobrar es imposible. Solo hago taxi durante catorce horas al día
para sobrevivir, y eso con suerte. Pero
estudié historia, casi fui bachiller y quiero dictar alguna clase, aunque sea
frente a ustedes. En la universidad
decían que sería buen profesor, buen investigador. Que tenía talento. Como taxista no tengo talento. A veces me pierdo, no conozco muchas rutas y
termino cobrando menos de lo justo. ¿Qué
es “lo justo”? Pero me gusta la
historia, y eso se lo debo a mi padre, porque antes de irse siempre nos hablaba
de la guerra del Pacífico. La guerra con
Chile: sí. De cómo nos humillaron, nos
quitaron Arica, Tarapacá, el Huáscar, y como algún día tendremos que vengarnos
del despojo. Así le llamaba:
despojo. Me sonaba rara la palabra. “Despojo”.
Soy el mayor de tres hermanos. Yo
tenía nueve años, Francisco siete y Miguel cinco. Y los tres nos quedábamos horas de horas
escuchando a papá todas las salvajadas que nos hicieron los chilenos y de cómo
ultrajaron a la Patria
Luz sobre la PATRIA,
siempre de perfil a ANDRÉS y al público, vestida con su túnica envolvente y una
serie de accesorios
PATRIA
¿Por qué cada vez que
cuentan esas cosas, la ultrajada termino siendo yo?
ANDRÉS
Eres la Patria.
Te han vejado. Te han violado
PATRIA
¿Quiénes?
ANDRÉS
Cómo quiénes.
Los chilenos. Los enemigos
PATRIA
¿Qué llevo en la cabeza?
ANDRÉS
Un gorro frigio
PATRIA
Parece un gorrito de
pandillero barra brava. Y ese escudo,
¿que hace ahí?
ANDRÉS
Para defenderte si te atacan
PATRIA
Es de triplay, un patadón y adiós. ¿Y esto que llevo en la mano?
ANDRÉS
Se supone que es una tea. Está apagada
PATRIA
¿Para qué sirve?
ANDRÉS
Para que nos alumbres
el camino. (Duda) O quizá para prendernos fuego
PATRIA
No necesitan que los ayude a incendiarse. Ustedes solitos pueden
ANDRÉS
En verdad no eres muy buena madre
PATRIA
Ni ustedes son buenos
hijos. Va a darme tortícolis. Me cansa estar de perfil
ANDRÉS
Es para nunca vernos de frente
PATRIA
¿De quién es mi cara?
ANDRÉS
No tienes cara. No nos miras.
Ni siquiera sabemos por qué eres una mujer. En Francia, a la imagen de la Patria la
llaman “la Marianne” y tiene los rasgos de una mujer hermosa. Un tiempo fue Brigitte Bardot. Ahora es Letitia Casta. Siempre es bella y tiene un rostro que todos
pueden reconocer y sentirse orgullosos
PATRIA
Entonces pónganme la cara de una peruana famosa. Ya sé: de una vedette. Una bailarina
ANDRÉS
Deberíamos
PATRIA
Aunque esas no tienen cara. Solo un trasero enorme
ANDRÉS
Eres la mala copia de
alguna medalla del 1800. La cara de
cualquier ilustración ajena. Una cara
que no existe
PATRIA
Una copia pirata.
¡Qué peruana soy!
ANDRÉS
Vete
PATRIA
Qué te importa que siga acá. Si ni los miro
ANDRÉS
Vete y que te sigan violando. Tal vez lo mereces
PATRIA
Mejor me voy a
Chile. A Concepción. Es lindo Concepción. Lástima del terremoto, pero la están
reconstruyendo
ANDRÉS
A papá le hubiera alegrado el terremoto
PATRIA
Tu padre no era buena persona
ANDRÉS
No digas eso
PATRIA
Tus hermanos le creían. Tú un poco menos
ANDRÉS
Vete
PATRIA
Me
voy a Concepción
La
PATRIA desaparece de escena. Luz sobre
DORA
DORA
Me voy a Concepción. Mi bus parte en la madrugada. Ya hice las maletas
Luz sobre FRANCISCO, lleno de rabia
contenida. Es alto, aún conserva la rigidez
corporal de su tiempo en el ejército.
Viste un pijama de franela. Lleva
días sin afeitar. De su cuello abierto
asoma un mechón de pelo y en general parece desaseado y velludo. En su mano izquierda sostiene una taza de
café desportillada y sin asa. Su mano
derecha está vendada: ha perdido tres dedos, solo le quedan el meñique y el
anular. Esta herida es como el centro de
todo su cuerpo y no la esconde: al contrario, lo evidencia
FRANCISCO
Te vas para ser mujer de un chileno
DORA
Hace tiempo soy su mujer
FRANCISCO
¡No dejaremos que te vayas!
DORA
(Al público) El año pasado estuve en Chile,
como empleada de una ingeniera a la que le salió un trabajo en Concepción. Insistió en llevarme. Me ocupo de su casa hace mucho y no confía en
otra persona. Fui por seis meses, no
tenía intención de radicar allá.
Entonces lo conocí a él. Se llama
Sergio
FRANCISCO
Te vas de su rabona
ANDRÉS
“Rabona” no era un
insulto. Eran las convivientes o esposas
de los soldados. Viajaban con ellos, los
cuidaban. Eran fuertes, nobles. Tú no vas a la guerra
DORA
Ya luché bastantes
guerras siendo su madre, y tres hijos varones jamás te dan tregua. (Al público) Regresé a Lima a mediados de febrero, pocos
días antes del terremoto. Sergio tenía
una tienda pequeña, una bodeguita de abarrotes.
No la tumbó el terremoto sino el saqueo.
Ya la reabrió
Luz sobre MIGUEL, el
hermano menor. Es menudo, ágil, ligero,
todo él parece a punto de volar o explotar.
Viste un jean, un swetcher con capucha para esconder la cara rápidamente,
zapatillas enormes. Parece un niño
disfrazado de grande que busca dar la impresión de violento, y por lo mismo se
le ve más frágil aún. Incluso su
lenguaje que busca ser rudo se nota impostado, pueril
MIGUEL
Y necesita una chola barata que lo ayude a parar el
negocio
DORA
Necesita a su
mujer. (A Miguel) No tienes edad para entender lo que eso
significa
MIGUEL
Pero sí tengo edad
para que me boten a patadas de un trabajo antes de seis meses para no darme
estabilidad laboral. Tengo edad para ser
considerado “población económicamente activa” en desempleo. Tengo edad para ser una estadística
FRANCISCO
En Lima nadie ayudó
después de los saqueos. Miraflores,
Barranco, Chorrillos. Lo que no
destrozaron o quemaron, se lo llevaron como trofeos de guerra. La biblioteca nacional. Los museos.
El Huáscar
DORA
Lástima que el
dichoso Huáscar no se hundió con el tsunami.
Volvió solito al puerto de Talcahuano.
Qué más da
MIGUEL y FRANCISCO la miran con odio. ANDRÉS solo cierra los ojos, como fatigado
MIGUEL
Traidora. Puta
FRANCISCO
¡Andrés, tranca la puerta! ¡Que no se vaya!
ANDRÉS
Hazlo tú
FRANCISCO muestra su mano ocupada
y la otra inútil
FRANCISCO
¡No puedo solo!
¡Miguel!
MIGUEL
¡Que se largue si quiere, la muy…!
ANDRÉS
Basta
MIGUEL se va a
interiores. Tiene hambre, quiere
prepararse algo, quizá un huevo. Prende
una cocinita y trata de manipular una sartén sin mango, que sujeta de su borde
ayudado por un secador de tela
DORA
Las cosas que se
pierden, se pierden. Si te devuelven
algo solo te dan las cáscaras. Por eso
me voy a empezar. No quiero que me devuelvan
nada. Menos los años que me quedé sola
MIGUEL se queja de
dolor: se ha quemado ligeramente una mano por manipular la sartén. La suelta, ésta cae al suelo
MIGUEL
¿Cuándo carajo le
compran un mango a la sartén? ¡Años
quemándome si quiero freír alguna cosa!
DORA
Cómpralo tú
MIGUEL
También hay
pericotes. Hay que echar raticida
DORA
Es muy peligroso
FRANCISCO
¡Pretextos! Tú eres responsable de la cocina. Para eso eres---
DORA
¿Mujer?
FRANCISCO
¡Mamá! Las madres se ocupan de las cosas simples en
la casa. Andrés es un inútil. Yo antes podía arreglar los techos, las
ventanas, los caños, la electricidad, los aparatos. (Por su mano) ¿No ves que ya no puedo?
DORA
(Tararea) “Había una vez/ un barco
chiquitito/ había una vez/ un barco chiquitito…” Después de que su padre les contaba las
barbaridades de la guerra, yo les cantaba esa canción antes de dormir para que
no sufran pesadillas. Pero igual
Francisco tenía. De noche lo escuchaba
llorar
FRANCISCO
Los hombres no
lloramos nunca. (Al público) Los hombres no lloran ni cuando les amputan
los dedos. Se me habían gangrenado. “Tejido necrosado” dijeron los doctores. Mis tres dedos estaban colgando de un hilito
de carne después del machetazo y ya se me habían podrido. Dicen que me pusieron anestesia, pero yo no
sentí ninguna inyección y apreté los dientes.
No dolió. Apenas como cuando te
cortas con una hoja de papel. Lo raro es
que después dolían los tres dedos que no estaban. Dolía el aire. ¿Por qué siempre duele más lo que no está?
DORA
Apunten mi correo
electrónico
FRANCISCO
(Por su mano) ¡No puedo escribir!
DORA
Tengo un correo. Un teléfono, una casa, hasta una computadora
con camarita para vernos las caras. Lo
único que me faltará estando allá, es el derecho a esperar algo de los tres
MIGUEL
Tú ya elegiste
esperar todo de tu chileno y seguro te miente.
Dice que te quiere y necesita sirvienta.
Te conoció de sirvienta, cree que solo sabes hacer eso. “India culiada”, gratis
DORA
(Al público) “Cholita linda”. Empezó a decirme “cholita linda” una tarde de
domingo, cuando fuimos a la laguna de San Pedro y comimos empanadas. Le gusta llevarme a pasear. Él es de Dichato, una playa cerca de
Concepción. “Tengo alma de loco, me
gusta el mar” me dijo la primera vez que salimos, y yo me asusté, hasta que
entendí que “loco” es un marisco que allá se come mucho. Me regaló hortensias de todos los
colores. Me llevó a ver los nidos de los
cormoranes. Me cantó canciones en la
glorieta de la plaza. Le pregunté si
sabía algunas de Víctor Jara, Violeta Parra, esos famosos. Dijo que sí, pero le daba mucha pena
cantarlas. Su padre fue obrero. En el golpe de Pinochet, cuando Sergio tenía
doce años, se lo llevaron los militares y no lo vio nunca más. Ellos también tienen sus muertos
FRANCISCO
Chilenos y encima
comunistas, mucho defecto junto. Bien
hecho que los mataran
DORA
Igualito piensan los
que te mandaron como carne de cañón
FRANCISCO
¡Yo cumplí con mi deber!
DORA
Despejar una
carretera bloqueada: tu “deber”.
¿Cuántos soldados mandaron?
¿Cincuenta? ¿Cien?
FRANCISCO
Setenta rasos y ocho
oficiales. Los nativos eran más de dos
mil
ANDRÉS
Todos somos nativos
de éste país. No los llames así
FRANCISCO
¿Encima de que
mataron a mis compañeros y me dejaron inválido, debo cuidarme de cómo llamar a
esos salvajes de mierda?
ANDRÉS
Tres meses esperando
dialogar. ¿Y qué les mandan? A ustedes apuntándoles a la cabeza
DORA
(A Andrés) ¡Tampoco digas “ustedes”! Es tu hermano
FRANCISCO
¡No me
defiendas! Para Andrés y sus amigos de
la universidad, nosotros somos las bestias, los animales, los brutos. Él es muy inteligente, ya sabemos. Es de los taxistas que conversan de política
con los pasajeros. “En qué momento se
jodió el Perú, qué barbaridad, oiga usted”, toda esa idiotez
ANDRÉS
El Perú se jodió cuando
hacer taxi por cachuelo se convirtió en profesión. A mis amigos de universidad ya no los veo
FRANCISCO
“Intelectual”. Eso quieres ser tú: un intelectual de los que
ven la parte bonita. Los libros, la
Internet, tomar café, ir de turistas.
Para eso perdí mis dedos. Para
eso varios de mis compañeros brutos perdieron la cabeza o las tripas. Para que tus amigos caminen tranquilos por
sus calles con piletas, y los salvajes de mierda que tenían machetes y rifles mucho
mejores que los nuestros, sigan estando bien lejos del Jockey Plaza y el
festival gastronómico donde tragan los pitucos
Luz sobre la PATRIA
PATRIA
Eso de la mejor
comida del mundo sí me simpatiza
ANDRÉS
Cállate
PATRIA
Nada más el aderezo
criollo es un poquito pesado. A algunos
le da indigestión, pero es rico igual
Oscuro sobre la
PATRIA. FRANCISCO sale de escena
MIGUEL
Estudió para milico porque
le dio la gana. ¿A los soldados no les
encantan las guerras? Ahí está,
pues. Solo le costó tres dedos. Tuvo
suerte
DORA
Lo mismo me dijeron
cuando fui a verlo al hospital: “su hijo tuvo suerte, agradezca que no vino en
un cajón”. (A Miguel) Cuando naciste dijeron igual. Te jalaron por los pies, hubo que hacerme
cesárea. “Nació parado: tendrá suerte”
MIGUEL
¿Qué hubiera sido más
suerte? ¿Haberme asfixiado con la cabeza
atascada? ¿O arrancarte las entrañas al
salir, para que te desangres?
DORA parece a punto
de quebrarse, pero se rehace
DORA
Francisco no es un
inválido. Puede trabajar, empezar todo
de nuevo. Igual que yo
ANDRÉS
Claro. Somos una familia con suerte
DORA se va. Luz sobre MIGUEL
MIGUEL
(Al público) Hasta el mes pasado, trabajé en
Ripley como reponedor de mercancía. Diez
horas doblando polos, chompas, pantalones.
Cuando todos estaban doblados y perfectos, venía la gente, los
desordenaba de nuevo y los dejaba arrugados por ahí. Ni siquiera los llevaban al probador: querían
ver las tallas. Imbécil, ¿no sabes que para
ver las tallas solo tienes que fijarte en el cuello y no desarmar todo lo que
doblé? Si me dieran una visa a Estados
Unidos, me largaría igual que mi vieja.
No me interesan los países donde no te la piden: si ya vas a quitarte,
que sea a donde puedes hacer billete de verdad.
¿O conoces a algún peruano que haga un chupo de plata en Argentina,
Bolivia o los países de acá cerca? Donde
los gringos es distinto. Comenzando que
es tan grande, que es muy fácil perderte.
(Pausa) ¡Soy un monstruo
en computación! Estudié en la academia
esa, la del réclame en que sale un baboso que se convierte en hombre lobo. Tengo mi cartón, pero igual no me dan chamba. “Todos tienen cartón”, me dicen. Todos saben usar todos los programas,
cualquiera aprende al toque. Si tu
máquina te falla, consigues quien te la arregle por cinco soles. Pero igual soy un monstruo. Ya no en computación. Soy monstruo porque asusto. Si me ves venir, te cambiarás de vereda. Si te cruzas conmigo, te paltearás creyendo
que voy a cuadrarte, y si eres hembrita que te meteré la mano. ¿Y sabes qué?
¡Tienes razón! Uno es hombre
pues, no se aguanta. Eso decía mi viejo:
un hombre no se aguanta. No sé si él
decía o lo escuché en otro lado. Me
vacilan los monstruos. Mi viejo tenía
una colección de cómics que les llamaba “chistes”. Salían Drácula, Frankestein, la Momia,
cualquier huevada. “Chistes”. También salían unos patines con sierra
eléctrica, con hachas, con máscara. Con
fusil. Con machete. Con pasamontañas. ¿A esos los vi en los chistes? Se me mezclan las cosas. ¿Mi viejo tenía un pasamontañas? ¿Era un monstruo? Hablaba de la guerra. ¿Era soldado?
¿Era contra Chile? ¿O era
acá? Decía que no había que pasar cerca
de vidrios muy grandes. Que podían
explotar, reventarte en la cara. ¿Eso
fue en la guerra con Chile? Hablaba de
bombas. De monstruos. De guerras.
“Chistes”. (Pausa) Me da risa cuando un huevón me mira y dice
que soy “el futuro del país”. Será,
¿no? “El Perú es un país pujante”. ¡Que siga pujando, a ver si caga alguna
vez! De repente ya lo hizo. De repente soy yo
Oscuro sobre
MIGUEL. ANDRÉS vuelve a poner su pizarra
en primer plano y le habla al público
ANDRÉS
Disculpen la
interrupción: continuemos. Mejor dicho,
empecemos con la clase que preparé para ustedes acerca de la infausta guerra
del Pacífico. Recordemos juntos una de
las epopeyas más conocidas y gloriosas: la batalla de Arica, donde el valor de
nuestros héroes se fundió en el crisol de---
Luz sobre el
melancólico SOLDADO DE ARICA. Viste
harapos que alguna vez fueron algo parecido a un uniforme de 1879 y está
descalzo
SOLDADO DE ARICA
Por las puras fue la
batalla
ANDRÉS
La memorable batalla de Arica. Donde la virilidad, el pundonor---
SOLDADO DE ARICA
Muchos decíamos: si
nos retiramos en dirección al este, llegaremos a la sierra. O Arequipa, y ahí ya vemos, pues. O nos rendimos y qué. Total, el sur ya estaba perdido
ANDRÉS
La egregia, ilustre batalla de Arica. Honroso ejemplo de---
SOLDADO DE ARICA
Eran más de cinco mil
chilenos, con caballería y bien armados.
Nosotros poco más de mil y a pie.
Pero el Coronel dijo que no íbamos a rendirnos ni de vainas. Que íbamos a pelear. No sé si dijo eso del último cartucho. Yo no
escuché. Los coroneles eran señores
blancones, nos trataban como a perros.
Los cartuchos éramos nosotros
ANDRÉS
Colosal. Intrépida.
Recia. Honorable. Digna.
(Se desinfla) Para más
sinónimos, ver el Word de Windows
SOLDADO DE ARICA
Dijo que íbamos a
morirnos. Así clarito: que todos íbamos
a morirnos. Lo dijo como algo bueno. Que era hermoso, grandioso morir por la
Patria. Mientras él hablaba yo pensaba
en Rosenda, que llevaba un hijo mío en su barriga… y que no quería ser héroe
como el Coronel. Él ya estaba
viejito. Quería morirse como héroe para
que su nombre salga en los libros, pero mi nombre no iba a salir nunca. “¿Y si me escapo?”, pensé. Uno de mi batallón hizo el intento. Lo pescaron y le clavaron la bayoneta en el
cuello para no gastar municiones. Yo
tenía que morirme para que el Coronel viejito pueda ser héroe y ahora tenga un
montón de calles con su nombre. Y me
mataron, pues. Como a la mayoría. Me mataron, y a mi cadáver le quitaron las
botas. Me tiraron a una zanja y nadie me
encontró nunca. A nadie le importó la
vida de un soldado que tenía su mujer llamada Rosenda con una wawa en la
barriga. A nadie le importó que yo
quería una vida chiquita en vez de la gloria.
El pedestal de las estatuas de los héroes, está hecho con los huesos de
los soldados que no tenemos nombre
ANDRÉS
Eras un soldado.
Tenías que luchar
SOLDADO DE ARICA
Y luché. ¿No ves que estoy muerto? Otros se hicieron los sordos. Otros pagaron para que no los recluten. Otros se escaparon. Dicen que el presidente que había, se fugó con
la plata que le dieron para comprar cañones
ANDRÉS
Hay cierta polémica
al respecto. En su ausencia Piérola dio
un golpe de estado y lo derrocó. Iban a
detenerlo si volvía
SOLDADO DE ARICA
Ah ya. Peruano fregando a otro peruano justo en el
peor momento: eso sí te creo
ANDRÉS
Lo siento
SOLDADO DE ARICA
¿No quieres saber cómo me llamo?
ANDRÉS
Por qué no. De repente un día falta un nombre para
ponerle a alguna calle
SOLDADO DE ARICA
No. Si es por eso, no. ¿Para qué, si ni sabrán quién soy? Que le pongan calle Doña Elvira, Alfa, Los
Tulipanes. Tú solo estudias la vida de
los oficiales, los jefes. No mereces que
te diga mi nombre
ANDRÉS
Eres el soldado desconocido. No existes
Luz sobre la PATRIA, que se dirige al SOLDADO DE ARICA
PATRIA
Y él es el intelectual
desconocido. Comenta en todos los blogs
de historia usando un seudónimo para que nadie sepa quién es. “Blog”, qué palabra tan extraña. Suena a eructo: “blog”
El SOLDADO DE ARICA desaparece. ANDRÉS se irrita
ANDRÉS
No me interesa figurar
PATRIA
Mentira. Te da miedo escribir lo que piensas firmando
con tu nombre. Te da miedo hablar en voz
alta, por eso conversas con las figuritas o los muertos. Te da miedo vestirte mejor, cambiar ese
peinado de lamida de vaca y volverte un hombre atractivo. Los soldaditos antes del combate tenían miedo
de morirse por ser nadie, pero tú tienes miedo de vivir siendo alguien. Crees que ser humilde es una gran virtud
ANDRÉS
Mi madre se irá
PATRIA
Modestito.
Humildito. Incapaz de entender el
amor
ANDRÉS
Se irá. Como mi
padre
PATRIA
Otro incapaz de entender el amor
ANDRÉS
El nos contaba de
Arica, de Angamos, de la batalla de Miraflores, de la ocupación de Lima. ¡De la campaña de la Breña, de Cáceres que no
se rindió nunca!
PATRIA
“Antes los chilenos
que Piérola”: eso decían. Se pasaron la
mayor parte del tiempo peleándose entre sí.
Caceristas, pierolistas y los que cambiaban de bando a cada rato. (Suspira) La guerra no se perdió porque los chilenos
fueran muy buenos. Se perdió porque acá
fueron muy malos
La PATRIA desaparece.
Luz sobre DORA
DORA
Cuando su padre se
cansaba de asustarlos con tragedias, yo a veces les contaba fábulas
ANDRÉS
(Le cuesta recordar) ¿Sí?
DORA
Me gustaba contarles la
del viejo, el niño y el burro. Un viejo,
un niño y un burro iban por el camino.
La gente se burló: “¿por qué van a pie, si pueden montar el burro?”
ANDRÉS
Lo montaron
DORA
La gente insultó: “pobre burro, tanto lo hacen cargar”
ANDRÉS
Bajó el niño.
Quedó el viejo
DORA
La gente dijo: “viejo
abusivo, cómo haces caminar al pobre niño”
ANDRÉS
Bajó el viejo.
Subió al niño
DORA
La gente tiró
piedras: “niño malvado, cómo haces caminar al pobre viejo”
ANDRÉS
Ninguno de los dos montó el burro
DORA
La gente dijo: “pobre burro, está cansado, cuánto lo
hacen caminar”
ANDRÉS
Entonces el viejo y el niño cargaron al burro
DORA
Y la gente se río:
“miren a esos dos idiotas cargando un burro”.
(Pausa) ¿Todavía
preguntas por qué me voy?
ANDRÉS la evita, finge no escuchar
ANDRÉS
Era una fábula tonta.
¡Las historias de papá eran mejores!
Luz sobre FRANCISCO
FRANCISCO
Me acuerdo una.
La de los diecisiete camellos
ANDRÉS
¡Claro! ¡Los
camellos! Los diecisiete camellos
Luz sobre MIGUEL
MIGUEL
¡Yo también!
Algo
DORA
(A Miguel) Eras demasiado chico
MIGUEL
Me acuerdo. ¡No
me discutas!
FRANCISCO
Era una herencia que
un padre le dejaba a sus tres hijos. Una
especie de acertijo matemático, no una fábula.
Al final lograban repartir los camellos.
¿Cómo hacía?
ANDRÉS
Lo olvidé
DORA
Yo también quiero olvidarlo y no me
dejan. (Al público) Recuerdo sus manos. Eran pequeñas. No alcanzaban para cubrirme los pechos ni darme
calor. Yo las llevaba a mi boca y las
besaba. Pero estaban frías. No soporto el frío. Mis huesos se licuaban de frío cuando él
quería abrazarme. Era abrazar una lápida
MIGUEL
¡Acuérdense! ¡Había una solución!
ANDRÉS
Debe
estar en algún libro
FRANCISCO
Búscalo
tú. (Por su mano) Yo no puedo
MIGUEL
Papá
sabía un huevo de cosas
DORA
Qué fácil es para los
hombres perdonar a otros hombres
FRANCISCO
¡Tienes que
perdonarlo! ¡Si no perdonas a tu viejo,
te vuelves maricón!
Todos
desaparecen. FRANCISCO queda solo
FRANCISCO
Te vuelves
rosquete. Brócoli. Chimbombo.
Pegado a las faldas de mamita.
Una vez escuché a un tío. “Los
tres van a volverse maricones sin su padre”.
Y entré a la Escuela Militar.
Estudiar para oficial: eso es para machos. ¿Tú te creíste las peliculitas esas que has
visto de los cadetes, los perros? ¡Puras
cojudeces! Eso es suave, mongazo, para
asustar cabros y hembritas. El ejército
es otra cosa. El ejército es recio. Es tu casa.
Tu familia. Tu mundo. (Pausa: se pone rígido) El primer día, el Capitán nos gritó a todos:
¡acá solo aguantarán los que sean hombres!
El Capitán era buen instructor.
Nos sacaba la mierda. Nos
enseñaba cómo defendernos. Cómo
atacar. Cómo pelear. A manejar armas de corto, mediano, largo
alcance: hasta manejar tanque nos enseñó.
A sobrevivir sin comida, sin agua, a saber cómo salir de un hueco lleno
de ratas. Sin asco, Sin miedo.
Sin retroceder. Sin mirar. Sin pensar.
Buen instructor era el Capitán.
Me tenía confianza. Me distinguía
como ejemplo en los ejercicios. Me
encomendaba las maniobras más riesgosas, que yo siempre llevaba a cabo con sumo
éxito. Me invitó cerveza un domingo que
nos encontramos de civiles. Me contó de
su señora. Sus menores hijos. Su vida privada. Me encargaba llevar cosas a la vivienda de…
disculparán la indiscreción: una dama que no era su señora, sino su compromiso
sentimental. Mi persona se sentía muy orgulloso
de ayudarlo. Cuando me gradué como
Alférez y a algunos nos destacaron a la amazonía para… (Pausa) Para la misión
que nos encomendaron, justo él gozaba de licencia y nos designaron a otro. Luego sucedió… lo que sucedió con mi
extremidad superior derecha. Me dieron
de baja. Salí del hospital. Nunca más volvería al cuartel, ni a ver a mis
compañeros de armas. Entonces un domingo
me atreví a llamar por teléfono al domicilio del Capitán, con la única
intención de saludarlo y desearle felices fiestas patrias en compañía de su
familia. (Le cuesta seguir) Una vez femenina –presumiblemente su señora-
contestó: “¿de parte de quién?” Le di mi
nombre y grado. Escuché la voz del
Capitán a corta distancia. (Pausa)
Afirmo con conocimiento de causa que dicha cónyuge carece de habilidad motriz
para cubrir auriculares, porque mi persona alcanzó a oír: “ya sé quién es. Di que no estoy”. Y colgué, procediendo a romper el papel donde
constaba el número. (Se rehace) Pero ya me salvé, porque el ejército me enseñó
a ser hombre. Me enseñó que los hombres
no lloran aunque pierdan los dedos.
Aunque pierdan su casa. Aunque
pierdan la guerra
FRANCISCO desaparece de escena. Luz sobre ANDRÉS y la PATRIA escuchan el
inicio del famoso tema cantado por el Zambo Cavero “Y se llama Perú”:
“Cosechando mis mares/ sembrando mis tierras/ quiero más a mi patria”. Se va por fade
PATRIA
¿Cuántas
canciones hay donde se meten conmigo?
ANDRÉS
Siempre componen una cada vez que hay
un gran evento deportivo. Pero no las
pongas en público más de treinta segundos o te cobrarán derechos. También se paga por cantarle a la patria
PATRIA
¿Por desfilar también? Será por eso que los militares siempre
insisten en desfilar todos los… ¿qué día fue esa cosa que San Martín hizo
firmar un papel?
ANDRÉS
Veintiocho de julio de 1821. El día de la independencia
PATRIA
Eso: a los militares debe encantarles
la libertad y la independencia. Hacen
berrinche si no desfilan sacando todos sus juguetes
ANDRÉS
Se supone que ellos son… cómo te explico:
tus representantes. O son ellos, o los
futbolistas cuando juega la selección
PATRIA
¿Tan mal estoy de representantes?
ANDRÉS
A veces funciona con otros
deportes. Ahora están de moda la tabla
hawaiana, el box femenino, esas cosas
PATRIA
Deportes solitarios. ¿Hay algo que puedan hacer en grupo que les
salga bien?
ANDRÉS
Un tiempo fue el voley. En promedio, con las mujeres resulta mejor
PATRIA
No me extraña. Por eso tu madre se va
ANDRÉS
¿Pero justo allá?
PATRIA
Su hombre vive ahí
Luz sobre DORA hablándole al publico
DORA
Solo él me dio calor. Me escuchó. Hasta que conocí a Sergio, nadie había
entendido que yo hablo con la piel.
Nadie había querido escuchar cuánto necesito que mi cuerpo se caliente
mezclándose con otro. Somos la última chance
el uno del otro. Luego de tantos años, descubro
que soy capaz de alzar vuelo. Y resulta
que mis alas no eran pequeñas, como las manos de su padre. Apenas las agito y forman huracanes
ANDRÉS
¡Nunca se
disculparon! ¡Nunca nos pidieron
perdón!
PATRIA
¿Vivir resentidos es
una forma de vengarse?
ANDRÉS
¡Abusan de nosotros
porque somos buena gente! Ahí está el
problema, ¡que acá somos demasiado buena gente!
Por ejemplo, durante el conflicto con el Ecuador. De haber querido, pudimos llegar hasta a
Guayaquil o Quito, ¡pero no lo hicimos!
PATRIA
Imposible: los
ecuatorianos jamás lo hubieran permitido.
Todos habrían defendido sus ciudades como fieras. Cuando los chilenos entraron a Lima,
encontraron una capital desprotegida, con sus jefes peleándose entre ellos o
escapándose
La PATRIA y DORA desaparecen
de escena. ANDRÉS habla con una mezcla
de angustia e indignación
ANDRÉS
Los civiles
intentaron defenderse…
Luz sobre el SOLDADO
DE MIRAFLORES. También viste harapos que
alguna vez fueron ropa de joven elegante del siglo 19 y está descalzo
SOLDADO DE MIRAFLORES
¡Vienen los
chilenos! Gritaron. ¡Vienen a incendiar, a saquear, a violar a
las mujeres, igual a como hicieron en Chorrillos! No había ejército que nos proteja, y en los
balnearios nos dejaron solos. Yo tenía
dos hermanas: era el único hombre y el menor.
Pocos meses antes había cumplido dieciocho años, era un adulto. A mi padre y a mi tío les dieron
escopetas. Ya no había para mí. Entonces mi padre me dio la suya y él se
quedó con el cuchillo para matar cerdos.
“Con una escopeta tendrás más oportunidad”, me dijo, y me abrazó
llorando. Papá era médico. Nunca había agarrado una escopeta, pero
venían los chilenos para violar a las mujeres.
A mi madre. A mis hermanas. Y salimos a pelear. De nuestra calle también salió don Carmelo,
que era italiano y tenía más de 60 años, y Ramiro, y Nicolás, y Abelardo, y todos
los hombres vecinos de las fincas. Muchos
eran extranjeros. Ninguno era
soldado. Tratamos de parar a los
chilenos en un descampado que en ese momento llamaron “reducto”. Creo que yo fui uno de los primeros que cayó,
porque no puedo contarles más de la batalla.
Aunque dicen que no fue batalla, sino masacre. Carnicería.
Como con los cerdos. No sé qué
fue de mi padre y mi tío, ni si habrán violado a mi madre y a mis hermanas
después que nos mataron. También me
quitaron las botas, y el chaleco, y la cadenita de oro que mi abuela Clorinda
me regaló el día de mi primera comunión.
Terminé en una fosa común, y ahora estamos bajo un montón de edificios y
un parque grande y muy bonito. Es
distinto Miraflores. Hoy los sábados
hacen una feria donde venden muchas cosas ricas. “Ecológicas” les llaman. Y me da un poco de risa, porque nadie sabe
que debajo de un puesto de frambuesas y esas “lechugas orgánicas”, está lo que
queda de mí. Casi nada. Polvo.
De repente un pedacito de hueso.
Se supone que yo también soy un soldado desconocido, pero ni siquiera
fui soldado. Solo esa vez lo fui. Cuando tenía dieciocho años, vivia en el
balneario de Miraflores y soñaba con ser médico cirujano como mi padre
ANDRÉS
¿Ves por qué debo
recordar lo que te hicieron? Las
sociedades que olvidan están condenadas a repetir. ¡Los resultados son los que quedan en la
memoria colectiva! Las circunstancias
solo importan a los historiadores, los especialistas
SOLDADO DE MIRAFLORES
No es que exactamente
me recuerdes. Solo me absorbiste para
seguir llorando
ANDRÉS
La gente común apenas
registra el hecho concreto: perdió, ganó. Se fue. Murió
SOLDADO DE MIRAFLORES
Los peruanos absorbemos
todo como las esponjas: dicen que es nuestra gran virtud. Pero las esponjas también absorben lágrimas
ANDRÉS
Pasó porque los
dejaron solos. A los que son buenos, siempre
los dejan solos
El SOLDADO DE
MIRAFLORES desaparece de escena. Luz
sobre DORA, ya con las maletas y lista para irse
ANDRÉS
Si fracasas. Si te va mal con él…
DORA
Igual no regresaría. Tengo fuerzas y trabajo nunca me faltó. No me voy detrás de una cama con un hombre
encima. Me voy porque aquí tres hombres
son demasiado para mí
ANDRÉS
Las cosas nunca salen
exactamente como uno quiere
DORA
¿Saben qué cosas yo
quiero? ¿Alguna vez me preguntaron?
ANDRÉS
¿Irte es un castigo
por no preguntar?
DORA
No es castigar. Solo entender
ANDRÉS
Ya entendí que cuando
somos buena gente nos dejan solos
DORA
Cuando somos buena
gente, cuando somos humildes, cuando somos sencillos, cuando somos modestos,
cuando casi ganamos, cuando casi podemos.
Cuando casi somos. “Cómo ibamos a
ganar el Oscar, era imposible”, “si jugamos contra Brasil, vamos a
perder”.
ANDRÉS
(Vencido) Casi siempre perdemos. Es casi lo normal. Estamos casi acostumbrados
DORA
¡Acostumbrados a creer que perder es más fácil!
Luz sobre FRANCISCO
FRANCISCO
Deja de hablar sandeces
DORA
Conozco otra fábula: la
de la canasta de cangrejos. Cuando un
cangrejo quiere salir de la canasta donde está prisionero, los otros lo enredan
con sus tenazas y se lo impiden
FRANCISCO
¡No trates de justificar que te portas como una---¡
DORA
Mujer
FRANCISCO
Antes que mujer eres--- (Le
muestra su mano) ¡No te vayas!
DORA
Sergio me dice que soy bonita. No me importa no serlo si me acurruco en sus
ojos. Los dos somos hermosos siendo
imperfectos. Qué importa que nuestros
cuerpos estén blandos o marchitos, mientras puedan latir al mismo tiempo
FRANCISCO se tapa los oídos
FRANCISCO
¡Cállate!
ANDRÉS
¡Si te quedas, prometemos que todo va a cambiar!
DORA
¡Mentira! Seguiríamos guardando
basura, criando polvo y barriendo debajo de los muebles. Poniendo las cosas pegadas a la pared o a los
costados, porque nada en esta casa tiene un sitio. Seguiríamos guardando etiquetas para sorteos
que no mandamos nunca, o esperando que salga la chapita con el premio. Seguirán haciendo taxi. Emborrachándose con pandilleros en la
esquina. Negándose a aprender a usar la
mano izquierda. Sin comprar otra sartén
Aparece MIGUEL muy alterado, a punto de perder el
control
MIGUEL
¿Todavía no se larga la vendida?
FRANCISCO
Ya no la insultes
MIGUEL
¿Si te vas con ella? Podrías
ser ambulante o mendigo en las calles de Santiago. Si igual vas a ser un muerto de hambre, mejor
donde hay más plata
FRANCISCO
¡No quiero su lástima!
MIGUEL
¿Qué te importa? ¡Si en el
fondo todo es plata, plata, plata! Todo,
menos la porquería de sueldo mínimo que me pagaban antes de botarme. Si quieres hacer plata, ven a hacer negocios al
Perú. ¡Acá todo está en venta, en
oferta, en remate: compra lo que quieras y te abrirán las piernas! Yo escuché hablando a unos gerentes: “este
polo chino costó tres dólares: lo venderemos a sesenta soles precio normal,
cincuenta con rebaja, y cuarenta en la super liquidación. Solo falta reducir personal para bajar más
los costos y a fin de año nos darán un bono por conseguir sobreganancias” No sabían que estaba oyendo y se cagaban de
risa. (Más furioso) No eran chilenos. Eran de acá.
A lo más tendrían veintiocho, treinta años
DORA
¿Y a mí me llamas vendida?
MIGUEL
¡Lárgate, para que allá siquiera disfrutes de las sobras!
DORA
Si tan claro lo tienes, quédate y pelea la guerra que te tocó. A ver si la ganas insultando, escupiendo y
chillando cada vez que tu barra tira piedras sin saber ni por qué
MIGUEL
¡Lárgate!
DORA
A ver si comienzas por no equivocarte de enemigos. Pero eso cuesta. Cuesta trabajo entender, pensar. Da flojera, cansa. Más fácil es patear, gritar. Partirse en dos, en seis, en quince
MIGUEL
(A ANDRÉS) ¡Llévatela!
ANDRÉS
Caceristas. Pierolistas…
MIGUEL trata de recurrir a FRANCISCO, pero éste ignora a MIGUEL, quien
ya está totalmente descontrolado
MIGUEL
¡Lárgate con tu
chileno! ¡Ándate para ser su sirvienta y
lavarle el calzoncillo!
DORA
Tú no los odias. Eso quisieras:
odiar también es lo más fácil. Tú los
admiras
MIGUEL
¡Traidora! ¡Puta!
¡Te vas para chupársela! ¡Puta!
DORA le da una bofetada. MIGUEL no se inmuta
MIGUEL
Que te la meta por atrás. Bien fuerte.
Bien profundo
MIGUEL se adelanta a
otra bofetada de DORA y le pega primero.
Ella se desconcierta
MIGUEL
Te monta jalándote de los pelos. El chileno te monta
DORA no puede más y
se lanza sobre MIGUEL. El la
golpea. Los dos caen. Se trenzan a golpes. ANDRÉS y FRANCISCO quedan paralizados de
terror. Escena de violencia física
ANDRÉS
¡Suéltala!
ANDRÉS sujeta a MIGUEL, que grita furioso
MIGUEL
¡Te dice “india culiada” mientras te penetra!
MIGUEL golpea y patea en el aire sujetado por ANDRÉS. DORA resuella, tiembla, pero no llora
FRANCISCO
No puedo más
ANDRÉS
(Intenta detenerlo) ¡Francisco!
FRANCISCO
(Catatónico) No
FRANCISCO sale de escena prácticamente huyendo. MIGUEL aún gime
MIGUEL
¡Puta!
ANDRÉS trata de hacer callar a MIGUEL, quien ya solo
gime
MIGUEL
Puta. Le abres
las piernas. Puta. Puta
DORA respira agitada,
pero habla pausadamente, con calma, como poseída por toda la lucidez de la que
es capaz
DORA
Sí. Sí. Es
exactamente así como hacemos el amor. El
entra y se convierte en mi cuerpo. En mi
corazón. En el latido
que impulsa la sangre. La sangre riega
mis nervios, los nervios se tensan y la emoción me explota. Se convierte en mis músculos, mis vértebras,
mi piel, sus piernas en las mías. Lo amo con la lengua, con saliva, con la boca
aprisionando su sexo erguido, chorreante.
Lo amo con mis manos enterradas en sus nalgas, con mis piernas firmes, con
los muslos abiertos como puertas y sus dedos sacudiendo mi interior hasta
hacerme agua, o ese fluido sin nombre que él toma y me salva. Nos amamos sin vergüenza. Sin pudor.
Sin miedo a lo que venga. Sin nada
más que nuestros cuerpos. Es así como
hacemos el amor. ¿Eso querías
escuchar? Sí. Es así
Durante el monólogo
de DORA, MIGUEL se ha ido paralizando sujetado por ANDRÉS, quien también
suplica agotado
ANDRÉS
Por favor, quédate
para que escuches mi clase de historia.
La clase que nunca dictaré
DORA
Díctala igual
ANDRÉS busca la
pizarra como si fuese un salvavidas. La pone en primer plano, intenta pegar otra
lámina, pero la arruga
ANDRÉS
A nadie le importa
Luz sobre la PATRIA
PATRIA
Lógico: es una clase muy mala, llena de lugares
comunes
ANDRÉS
¡Papá la contaba muy emocionante!
PATRIA
Y tú intentas repetirla aunque no la creas
DORA
Dicta la clase que tú quieras dictar
ANDRÉS
Me tirarán piedras.
¡Nos quemarán la casa!
DORA
Los que se burlan del viejo, el niño y el burro
PATRIA
¡Cobarde!
Escribe tu propio blog firmando con tu nombre
ANDRÉS
Lo defraudaría a él
DORA
Jamás te leerá
ANDRÉS
¿Por qué nunca hablaste con nosotros?
DORA
Dolía mucho. Creí
que era mejor no decir nada
ANDRÉS
No fue lo mejor
DORA
(A punto de quebrarse) Eras el más grande. Tú sabías
MIGUEL
(Calmado) Los tres sabemos. Nunca lo hemos
hablado, pero sí. Sabemos
La PATRIA saca de su túnica un diario chicha de hace
16 años
PATRIA
Salió en los periódicos chicha. Felizmente notas pequeñas
DORA
Los escondí todos.
Tampoco los dejé ver los noticieros
PATRIA
(Lee) “Un hombre con graves
alteraciones mentales fue detenido cuando intentaba estrangular a su
esposa. Durante el interrogatorio, el
sujeto confesó que luego de matarla, planeaba envenenar con raticida a sus tres
hijos de 9, 7 y 5 años a su regreso del colegio. En medio de sus delirios, afirmó que lo haría
para “evitar que fuesen descuartizados por chilenos y terrucos”
Oscuro sobre la PATRIA. DORA saca un cassette de audio de uno de sus
bolsillos
DORA
Cuando murió hace…
ANDRÉS
Van a ser diez años
DORA
En el hospital me
entregaron sus cosas. Esto lo dejó para
ustedes. Lo grabó poco antes de… (Deja el cassette en una mesa) Ya es tiempo de que lo escuchen
Se oye la voz de
FRANCISCO fuera de escena
FRANCISCO
Mamá
Aparece FRANCISCO. Está con el torso desnudo, solo con el
pantalón. Por afeitarse torpemente los
pelos del pecho, en todo su tronco hay ligeros cortecitos de los que mana sangre,
sin que ninguno llegue a ser una herida de consideración. La imagen es muy impactante. Habla como un niño, en regresión absoluta
FRANCISCO
No me dejes
DORA
¿Qué te hiciste?
FRANCISCO
Me he cortado.
No me dejes
Por un instante,
parece que DORA correrá a abrazarlo y cubrirlo, pero se detiene. Queda paralizada frente a él. FRANCISCO habla llorando a mares
FRANCISCO
Cúrame
Ahora sí DORA hace esfuerzos sobrehumanos para no
flaquear
DORA
No
FRANCISCO
No tengo dedos.
Cúrame
DORA
No
FRANCISCO
Mira mamá. Heridas. Estoy sangrando
ANDRÉS
Ven
FRANCISCO
Tú no.
Mamá. Sangre. Mamá.
Sangre
DORA
Son cortes superficiales. Te vas a sanar
FRANCISCO
No te vayas
DORA
Te vas a sanar si quieres
FRANCISCO
No te vayas
A FRANCISCO le
flaquean las piernas, se enrosca en posición fetal. ANDRÉS lo ayuda
ANDRÉS
Vamos a que te laves la sangre
FRANCISCO
No tengo dedos.
Mamá
DORA le habla con ternura, pero no puede ceder
DORA
No. No
FRANCISCO
Cúrame
DORA
Tus hermanos pueden curarte. Tú también puedes
FRANCISCO
Mamá
DORA
No, mi amor. No
ANDRÉS se lleva a
FRANCISCO a interiores. DORA tiembla, se
recompone. MIGUEL le esquiva la mirada. DORA le toma la barbilla y lo mira
fijamente. Él evita mirarla
DORA
Un día tendrás que mirarme
a la cara y nos pediremos perdón. Ahora
no. Pero ese día va a llegar. Yo sé
ANDRÉS vuelve. Dora carga sus maletas
ANDRÉS
Te llevo en el taxi al terminal
DORA
(Niega con la cabeza) Quédense. Los tres
DORA toma sus maletas
y se va sin mirar atrás. ANDRÉS queda
mirando el cassette. MIGUEL se
acerca. Pausa. FRANCISCO vuelve vestido con una bata y el
rostro mojado. Los tres están calmados,
pero aturdidos. Ya han desahogado todo,
no queda más. Solo una extraña sensación
parecida a la paz después de la batalla
MIGUEL
(A FRANCISCO) El viejo lo grabó para nosotros
en el manicomio. Parece que antes de
colgarse del techo de su cuarto
ANDRÉS
No se colgó del techo
FRANCISCO
Se lanzó de un cuarto
piso. Como Alfonso Ugarte del morro de
Arica por no entregar la bandera
MIGUEL
Mentira. A
Ugarte lo empujaron con caballo y todo
ANDRÉS
Eso no se puede saber
FRANCISCO
Hay cosas que nunca se van a saber
Luz sobre la PATRIA
PATRIA
Ya: y las peores son
las que nunca quieren saberse. ¿Van a
escuchar? ¿O tendré que seguir mirando eternamente hacia otro lado?
MIGUEL se adelanta a
sus hermanos y pone el cassette. Escuchamos
la VOZ DEL PADRE
VOZ DEL PADRE
A mis chicos Andrés,
Francisco y Miguelito, les dejo un cuento.
Es un cuento muy bonito y muy ingenioso, con su acertijo, su truco y su
moraleja. Transcurre en el desierto del Sahara,
y trata sobre un beduino que antes de morir, le deja una herencia de diecisiete
camellos a sus tres hijos, y las instrucciones para repartírselos. El mayor debía recibir la mitad, el mediano
un tercio, y el menor la novena parte.
Pero por más que trataban, las divisiones no les salían: era imposible
repartir diecisiete camellos entre los tres, y los hermanos se pelearon, Entonces llamaron a un sabio para pedirle
consejo. Éste llegó montado en su propio
camello, se bajo de él y lo puso junto a los demás, de manera que ahora habían
dieciocho camellos. El sabio tomó la
mitad: nueve camellos, y se los dio al hermano mayor. Después tomó un tercio: seis, y se los dio al
hermano del medio. Luego tomó la novena
parte: dos, y se los dio al hermano menor.
Nueve, más seis, más dos, sumaban diecisiete. Volvió a montar su camello que había sobrado,
se alejó, y los hermanos nunca, nunca más volvieron a pelear. Fin del cuento: fin”
Se quedan escuchando
por si continúa… y nada. Solo el ruido
de una cinta de cassette cuando terminó
FRANCISCO
¿Es todo?
ANDRÉS
Parece
MIGUEL
Qué tal concha, ¿a mí
por qué solo me tocan dos camellos? (A
ANDRÉS) ¡A ti te tocan nueve!
ANDRÉS
No es mi culpa
MIGUEL
A Francisco por lo
menos le dan seis, ¡es más justo que nueve y dos! Se nota que nuestro viejo estaba loco, ¿cómo
creyó que iba a gustarnos esa mierda?
FRANCISCO
No te enojes. Es solo un cuento
MIGUEL
¡Me llega al pincho
su cuento! No nos sirve. ¿Cuál es la moraleja? ¿Qué si la repartición es injusta y te dan
menos, basta que un pendejo que se cree sabio diga “así está bien” para que
todos se queden tranquilos?
ANDRÉS
Es un truco
matemático para dividir números primos
MIGUEL
¡Me cago en los
números primos! ¡Si quieren múdense al
desierto y quédense con los beduinos, los espejismos, toda esa huevada! Yo en mi país a eso no juego
FRANCISCO
Yo tampoco. Ya no quiero
ANDRÉS
Yo menos
MIGUEL se calma. Los tres se quedan mudos
MIGUEL
Además no somos primos. Somos hermanos. (Estalla de nuevo) ¡Quiero más camellos!
ANDRÉS
No existen los
camellos
FRANCISCO
Tampoco los papás
La PATRIA voltea a
mirarlos. Deja de estar de perfil
ANDRÉS
¿Qué vamos a hacer?
FRANCISCO
Tú eres el mayor
MIGUEL
¡“Mayor”! Gran título, ¡hasta mi cartón vale más! Eso ya no importa, sabes lo mismo que
nosotros. (Pausa) Hartas cosas.
Adivinen qué, para empezar
FRANCISCO
Comprarle mango a la sartén. O no.
Mejor otra
ANDRÉS
Botar la basura.
Ordenar. Barrer. Trapear.
Limpiar la casa
FRANCISCO
(Por su mano) Yo no puedo
ANDRÉS
Puedes
FRANCISCO
No puedo
MIGUEL
¡Vas a poder!
ANDRÉS toma una
escoba y la coloca entre los dos dedos de la mano derecha de FRANCISCO, pero
colocando su mano de tal forma que FRANCISCO la sienta como suya
ANDRÉS
Vas a poder
FRANCISCO
(Casi sin fuerzas) No
FRANCISCO y ANDRÉS
empiezan a barrer o quehacer similar como si fueran una sola persona con dos
manos. MIGUEL empuja la pizarra al fondo
o hace alguna otra cosa que implique más energía física. Luz sobre DORA con sus maletas, soltándose el
cabello y relajada
DORA
La fábula del viejo,
el niño y el burro tiene un final que no me gustaba contarles. El viejo y el niño cargan al burro para que
la gente ya no los moleste. Por supuesto
que los molestan y se siguen burlando. Entonces
al pasar encima de un puente, pierden el equilibrio por el peso del burro, y
éste cae al río y se ahoga. Pero no me
gustaba contarles eso, para que no crean que las fábulas deben tener finales
infelices. Cada uno elige en qué momento
prefiere o debe terminar una historia.
Ya aprenderán
FRANCISCO empieza a
sentir la mano de ANDRÉS como si fuera también la suya
ANDRÉS
Puedes
FRANCISCO
Sí
DORA
Aprenderán que lo que
no quiere morir,
siempre se mueve y crece. O que aún
cargando el contenido de la esponja, igual se puede volar. (Sonríe) Mis alas son grandes y forman huracanes. Y son mías
DORA queda mirando al frente. Los tres hermanos siguen
juntos en sus quehaceres y la PATRIA queda mirándolos a ellos. Lentamente bajan luces.
FIN DE “DIECISIETE
CAMELLOS”
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